La infección por el virus del ébola que sufre la auxiliar sanitaria contagiada en el Hospital Carlos III de Madrid mientras atendía al religioso Manuel García Viejo ha puesto de manifiesto una grave falta de criterios asistenciales a la hora de afrontar el caso. «Descontrol» y «errores» son términos con los que ayer se describieron los pasos de un proceso (todavía por detallar debido a la opacidad tanto del Ministerio de Sanidad como de la Consejería de Sanidad de Madrid) por el que ya han sido identificadas y puestas bajo vigilancia al menos 52 personas que estuvieron en contacto con la enferma de ébola, Teresa Romero Ramos.

«¿Por qué no fue hospitalizada en el primer momento en que comunicó al Carlos III [el 30 de septiembre] que sufría astenia y fiebre, aunque no llegara a los 38,3 grados?», se preguntaba ayer Tomás Pumarola, responsable del servicio de microbiología del Hospital del Vall d'Hebron, de Barcelona. «¿Qué pudo pasar para que no ingresara en aquel primer momento? ¿Qué explicó la sanitaria a quien la atendió? Si informó de que había formado parte del equipo que atendió a los dos religiosos fallecidos por ébola, ¿por qué no la ingresaron inmediatamente?», enumeró Antoni Trilla, responsable de epidemiología en el Hospital Clínic. «No encontramos sentido a lo que ha ocurrido, y esperamos que alguien nos lo explique», añadió. Tampoco encuentran comprensible que la sanitaria cogiera vacaciones con la exclusiva indicación de que controlara su temperatura dos veces al día. «¿No le indicaron algún tipo de cuarentena?», prosiguió Pumarola.

El coordinador del centro de alertas y emergencias sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, admitió en una entrevista radiofónica que «hubiera sido mejor ingresarla el primer día que pidió ayuda médica», una petición que transmitió al servicio de prevención de riesgos laborales del Carlos III, el hospital donde trabaja, el 30 de septiembre, cuatro días después de que falleciera allí de ébola el religioso Miguel García Viejo, al que atendió antes y después de morir.

Este cúmulo de preguntas sin respuesta desató ayer las críticas de profesionales de la salud, que denunciaron falta de control en los protocolos de actuación. Las dudas sobre la eficacia en la dirección del gabinete de crisis han sido alimentadas por la escasa información suministrada por las administraciones, que han ido admitiendo las actuaciones controvertidas solo a medida que estos episodios han trascendido a la opinión pública, lo que ha generado una imagen de oscurantismo.

SIN DESINFECTAR

Uno de los episodios más graves, reflejo flagrante de la falta de coordinación, es el de la ambulancia que trasladó el pasado domingo a la enfermera contagiada por ébola desde su domicilio hasta el Hospital de Alcorcón. El vehículo continuó trasladando pacientes sin que fuese desinfectado ni sometido a ningún proceso de control vírico o bacteriológico, según explicaron a este diarios fuentes gubernamentales. Una vez conocido el diagnóstico de la enfermera y activado el protocolo de emergencia, las autoridades sanitarias han revisado la lista de pacientes que fueron transportados en el mismo vehículo después de trasladar a la contagiada y los ha incluido en el grupo de observación. Tanto la Administración autonómica como el Gobierno conocen la información relativa al uso posterior de la ambulancia y disponen de la lista de contactos a los que se les va a realizar un seguimiento médico.

Ese documento incluye por lo menos a 52 personas, la mayoría de las cuales son vecinos de Alcorcón, como la enfermera contagiada. Son los pacientes trasladados en la misma ambulancia, los médicos del Samur y del Hospital de Alcorcón que la atendieron en primera instancia, familiares, amigos y también los facultativos y enfermeros que intervinieron en el cuidado del misionero García Viejo en el Hospital Carlos III.

Los sindicatos también criticaron a la Administración por haber insinuado, antes de concluir la investigación sobre la infección, que la contagiada pudo cometer un error en el protocolo. Recordaron que es una profesional con 14 años de experiencia. En una rueda de prensa, CCOO, UGT y los agentes sectoriales explicaron que resulta evidente que el protocolo falló y lamentaron que los profesionales no hayan recibido la formación necesaria para trabajar en casos de ébola.

SUERO HIPERINMUNE

La sanitaria contagiada, entretanto, ha empezado a recibir tratamiento. Le ha sido suministrado suero hiperinmune de un donante superviviente del ébola. Aunque Sanidad no quiso revelar su identidad, todo indica que es de la hermana Paciencia Melgar, que enfermó de ébola en el mismo hospital de Liberia donde trabajaba el primer misionero español repatriado y fallecido, Miguel Pajares, y superó la dolencia. Además del suero, la paciente ha recibido diversas dosis del fármaco experimental favipiravir. La salud de Teresa ha evolucionado positivamente dentro de la gravedad, aunque continúa con fiebre alta. Su marido está ingresado en observación.