En los escasos 18 días que lleva al frente del Ministerio de Justicia, Rafael Catalá se ha separado de su antecesor, Alberto Ruiz-Gallardón. Ayer dio a entender que no va promover otra de sus propuestas estrella: la cadena perpetua "revisable". Catalá aseguró, en su primera comparecencia en el Congreso, que de la macrorreforma del Código Penal, que lleva un año durmiendo el sueño de los justos esperando ser tramitada en la Cámara baja, solo se va a "centrar" en impulsar aquellas medidas de "marcado carácter social". Entre ellas, mencionó la creación del delito de matrimonio forzado o el endurecimiento de aquellos referidos a la incitación al odio, pero en su exposición inicial obvió la prisión permanente revisable destinada a mantener durante prácticamente toda la vida en prisión a los criminales más sangrientos. También anunció que se mantendrá la demarcación actual de los partidos judiciales y que agilizará los macroprocesos por corrupción.