La primera entrevista concedida por Teresa Romero a un medio de comunicación ha dado un sesgo inesperado al debate sobre la deficiente atención que recibió tras ponerse enferma. La auxiliar de enfermería asegura que sí había advertido a la médica de familia que la atendió en el centro de salud de que había cuidado a enfermos de ébola, pero que esta la mandó a casa con una simple receta de paracetamol. Una versión que contradice la de la doctora, la reconocida por ella misma en los primeros momentos y la que figura en el parte médico. Tanto el Colegio de Médicos de Madrid como el sindicato de facultativos Amyts, uno de los que lidera la marea blanca, salieron ayer en apoyo de su colega y exigieron a Romero una rectificación.

La facultativa no activó el protocolo del ébola "al no haber recibido en ningún momento por parte de la paciente información alguna sobre el hecho de haber atendido a personas diagnosticadas" con el virus, afirmó el colegio en una nota en la que hacía "un llamamiento a la cordura y a la sensatez, para que se evite en el futuro la realización de declaraciones que impliquen imputaciones infundadas, graves e injustas contra profesionales que, como en este caso, han desarrollado su actividad conforme a las exigencias de una incontestable buena praxis".

"Nuestra compañera, médica de familia, tuvo un comportamiento intachable", señaló el sindicato, que prefirió atribuir las palabras de la enfermera a su "situación clínica" (sigue en aislamiento pese a que ya está curada), instándola a "rectificar" más adelante.

Una carta, suscrita por el personal del centro de salud, atribuye el cambio de Romero a los consejos del letrado contratado para presentar las reclamaciones judiciales. Teresa Mesa, la amiga que ejerció de portavoz de la auxiliar y su marido hasta que el abogado la apartó, acusó ayer a este de haber cobrado en otros casos a espaldas de sus defendidos de los medios de comunicación a los que estos daban entrevistas.

Si a alguien puede favorecer este episodio es al consejero de Sanidad, Javier Rodríguez, cuya afirmación de que Romero mentía y otras críticas habían suscitado el rechazo unánime de partidos y profesionales de la sanidad. El balón de oxígeno puede alcanzar también a la ministra de Sanidad, Ana Mato, cuya petición de cese se rechazó ayer con los únicos votos en contra del Partido Popular.