El plan Juncker, la multimillonaria inyección de dinero en la economía europea promovida por el actual presidente de la Comisión, se realizará en parte a costa de la ciencia, según denuncian las principales organizaciones de investigación y hasta 27 premios Nobel en una serie de cartas (públicas y confidenciales) enviadas en los últimos meses al propio Jean-Claude Juncker. Los científicos habían pedido que el plan, cuyas siglas son EFSI, no se financiara sustrayendo 2.700 millones de euros a Horizonte2020, el programa marco de financiación de la ciencia europea de los próximos cinco años, pero Juncker no les ha hecho caso.

El plan, aprobado el 17 febrero por los ministros de Economía de los estados miembros, ha llegado para su discusión al Parlamento Europeo. Ahora, los científicos piden al menos estar representados en las instituciones que seleccionarán dónde irán los fondos. Una discusión pública en la Eurocámara prevista para el 2 de marzo servirá para observar si los eurodiputados les hacen caso.

El recorte a la ciencia reduce Horizonte2020 en un 3,5% a lo largo de los cinco años, pero la mayoría del sablazo se aplicará en el 2016 y el 2017, donde alcanzará un 8%. Los efectos se van a sentir en todas las líneas de financiación de la ciencia europea, pero lo que más le duele a los firmantes es el recorte que sufrirá el Consejo Europeo de Investigación (ERC), institución dedicada a financiar investigadores de excelencia, la flor y nata de la ciencia. "Las protestas se centran en las consecuencias que tendrá el recorte de 220 millones de euros en el ERC que se aplicará en los próximos dos años. Esto se traducirá en que 150 investigadores de alto nivel no podrán recibir fondos y conllevará una pérdida de unos 900 puestos de trabajo altamente cualificados", apunta Jean-Pierre Bourguignon, presidente del ERC.

"El plan Juncker pretende impulsar el futuro de Europa, pero estrangular la ciencia, que es la base de la economía futura, no es una buena idea", afirma Christian Keysers, neurocientífico y miembro de la Young Academy of Europe. "El dinero para el EFSI viene del lugar equivocado: si le quitas el dinero a la innovación vas a minar los mismos objetivos del plan", afirma Stephan Kuster, responsable de asuntos políticos de Science Europe. "Es esencial que el dinero invertido en el EFSI no pierda su finalidad de financiar la ciencia: de lo contrario, solo servirá para crear empleos durante un tiempo, pero no crecimiento", dice Matthias Johansen, de All European Academies (ALLEA). Además, el reglamento del EFSI prevé que los fondos los asignen funcionarios de la Comisión, lo que organizaciones como ALLEA califican de opaco.

El plan Juncker prevé una inyección de 21.000 millones de euros en proyectos industriales europeos, con la esperanza de que cada euro invertido sirva para atraer 15 más de inversión privada, hasta un total de 315.000 millones. Parte del dinero inicial vendrá del Banco de Inversión Europeo, pero el resto saldrá de capítulos del presupuesto europeo inicialmente destinados a otros asuntos, entre ellos la ciencia.

Además del ERC, en el apartado científico también sufrirán recortes los capítulos dedicados a espacio (--5,75%), tecnologías futuras y emergentes (--4,37%) e infraestructuras de investigación (--4,22%). El programa Marie Curie se reducirá en un 1,62%.

"Este programa de intercambio de científicos entre países europeos es fundamental para la formación de la identidad del investigador europeo", lamenta Keysers. La Comisión ha contestado a las críticas diciendo que el dinero del EFSI no está perdido para la ciencia porque atraerá sumas importantes que acabarán reinvertidas en investigación. Portavoces de la comisión destacan también que Horizonte2020 está dotado con un 40% de fondos respecto al anterior programa marco, y que el presupuesto del ERC está más que doblado.

Sin embargo, sus argumentos no convencen a los científicos.

"En primer lugar, Horizonte2020 cubre más campos que el anterior programa marco, que por ejemplo no contenía la sección de innovación, así que el incremento real no es tan grande", apunta Stephan Kuster. "Y en todo caso, ¿en qué quedan tantas afirmaciones retóricas de que la ciencia y la innovación van a prevenir las crisis del futuro?", observa.

Además, los científicos no confían en que los fondos sustraídos vuelvan a la ciencia. "Una empresa puede permitirse encontrar 15 euros por cada euro público recibido, pero para un centro de investigación es imposible", apunta Matthias Johansen. Por si fuera poco, las listas preliminares de proyectos presentados por los estados miembros no dejan espacio a dudas.

"La mayoría de los proyectos no tienen conexión con la investigación, sino con cosas como hacer carreteras o puentes", afirma Stephan Kuster.