Pasa la línea del papa Francisco de acogida de las familias, sean estas del tipo que sean, pero los cardenales y obispos más conservadores se niegan a contrastar la doctrina católica con la contemporaneidad.

Los católicos divorciados vueltos a casar podrán acceder de nuevo a la eucaristía, siguiendo un recorrido de reflexión junto con los obispos diocesanos y los curas delegados, los homosexuales deberán esperar aún (el texto se limita a pedir respeto para ellos) y los matrimonios precedentes de los divorciados podrán ser anulados más fácilmente. Son los aspectos más llamativos, aunque no los únicos, del documento final de 37 páginas del sínodo que durante tres semanas ha reunido en Roma a los cardenales y obispos delegados de todas las iglesias del planeta, para debatir sobre las familias actuales.

Todos los 94 puntos del documento final han recibido al menos el apoyo de las dos terceras partes de los votantes, que era la mayoría requerida: 177 votos. El aspecto que ha corrido más riesgos ha sido el de la readmisión de los divorciados católicos, aprobada por 180 votos favorables contra 80. El pasado año, esta decisión no logró ser aprobada.

Defensa del hombre

"El sínodo nos ha ayudado a entender mejor que los verdaderosdefensores de la doctrina no son los que defienden la letra sino el espíritu, no defienden las ideas sino al hombre, no las fórmulas sino la gratuidad del amor de Dios", declaró ayer el Papa tras la aprobación.

No era seguro que el Papa se saliera con la suya sobre el cambio de mirada hacia el mundo actual, porque el sínodo ha sido acechado por una ofensiva sin par de los defensores de la ortodoxia católica.

En siglos pasados habrían corrido sangre y venenos por los pasillos vaticanos, pero en la actualidad han salido libros y se han filtrado cartas personales de los opositores al Papa, para que la opinión pública supiera. En vísperas del sínodo, un monseñor declaró públicamente que es homosexual y vive en pareja y casi al final de la cumbre un diario tituló que Francisco sufría un tumor cerebral, información desmentida por el Vaticano y el mismo Papa.

Las conclusiones sinodales han sido entregadas al Papa, que próximamente las traducirá en un documento oficial, en el que indicará, como línea oficial del catolicismo, las directrices a seguir sobre las familias actuales, sean estables o "heridas". Aunque por los pelos en algún párrafo, el sínodo ha dado la mayoría a la línea que constituye la característica del papado de Francisco.

Las 37 páginas del texto final no tratan solo sobre divorciados y familias irregulares, sino que constituyen algo más que un primer compendio católico sobre la familia en el contexto de las sociedades actuales. En ellas se trata, entre otros argumentos, sobre la influencia de la economía actual, de las guerras, migraciones o imposiciones de algunos organismos internacionales, sobre las familias actuales. Se habla de los ancianos, enfermos, minusválidos, viudos y viudas, de hijos y del paro.

Occidente y el mundo

Por otra parte, los 1.300 millones de católicos viven en los cinco continentes, en algunas de cuyas culturas aún se combinan bodas, en otras los homosexuales son echados de las comunidades como enfermos y en otras aún un solo hombre dispone de varias mujeres. En cambio, en los países occcidentales existe una sensibilidad hacia los homosexuales, que no se da en ninguna otra parte del mundo y que, por lo que parece entender, el sínodo no ha querido imponer a todos. En este sentido es llamativo el rechazo a un nuevo tipo de colonización formulado por el cardenal de Ghana, Peter Kodwo Appiah Turkson, al decir que "si en Occidente se piensa en una cierta manera, no debe ser igual en otras partes del mundo", a las que debe concederse "la posibilidad de crecer".

Se trata de circunstancias que impedían al sínodo pronunciar una actitud unívoca. Por eso remite a los obispos a tomar decisiones "sobre el territorio", circunstancia que ilumina mejor cuanto anunció el Papa en el sínodo sobre una futura "descentralización" de la Iglesia, con el Papa como "garantía de unidad".