La Guardia Civil desarticuló una organización que se dedicada al contrabando de mercancías procedentes de Europa del Este, con la detención de seis personas en Palma y Málaga, otras cuatro en República Checa y la emisión de tres órdenes europeas de búsqueda y captura. Los líderes de la banda estaban afincados en las Islas Baleares y llevaban operando al menos 10 años en varios países de la Unión Europea. Los detenidos, en el marco de la operación Chivo y en colaboración con Europol, República Checa, Bélgica y Reino Unido, son de nacionalidad georgiana y española.

Distribuían mercancías por distintos países de Europa, con Bélgica como punto neurálgico. Allí almacenaban la mercancía y la distribuían a sus compradores de España, Bélgica y Reino Unido. Utilizaban testaferros y personas interpuestas en todas las operaciones para evitar que las fuerzas de seguridad los detectaran. Extorsionaban a quienes no les pagaban y blanqueaban los beneficios que obtenían.