Ni una sola vez en tres horas el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, citó la palabra Gürtel. Y eso que el pleno, con esa ingenuidad que sólo se puede dar en el Congreso, estaba destinado a que dijera lo que no dijo durante su declaración como testigo en la Audiencia Nacional por la trama de corrupción que en 2009 dejó al descubierto cómo la red de Francisco Correa campaba a sus anchas por las administraciones controladas por el PP.

El presidente recurrió a Catalunya, por los atentados y por el ‘procés’, pero también a Venezuela y a Irán. Fue su forma de responder a las seis preguntas que le planteó el líder de Podemos, Pablo Iglesias, hasta por escrito, para que no se fuera por las ramas. No sirvió de nada. La respuesta de Rajoy a si conocía la financiación ilegal el PP fue que a él le preocupaba si esos países habían financiado a Podemos y llegó a reclamar una comisión de investigación.

Se notaba que Rajoy, como el resto de diputados, estaba en su primer día de trabajo después de las vacaciones, algunas terminadas ayer mismo, como Íñigo Errejón, que adelantó su vuelta de Argentina para asistir al pleno. Otros, como el líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, aún con la resaca que en las redes tuvo su boda.

LISTOS PARA EL EXAMEN

La mayoría de buen color y dispuesto a contar lo bien que le había ido el verano. Pero sin poder hacerlo, porque el primer día era como un examen, para el que sólo daban la impresión de estar preparados Carles Campuzano, por el PDECat, que regaló a Rajoy el libro ‘La nacionalidad catalana’, de Prat de la Riba, y el exministro José Manuel García-Margallo, que cargaba con cuatro de su ‘Por una convivencia democrática’.

Rajoy no necesitaba libros para saber qué decir, porque desde que estalló la Gürtel, ha realizado 52 intervenciones sobre corrupción. Con ellas, ya tenía aprendido que vale cualquier cosa menos citar la palabra tabú.

Hasta los GAL. Rajoy se permitió recordar a la portavoz socialista, Margarita Robles, su declaración como testigo en relación con el secuestro y asesinato de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala. La exsecretaria de Estado del Interior respondió que su testimonio, a diferencia del de Rajoy en la Gürtel, sirvió para encausar y juzgar a los autores del crimen y que sabía que muchos de ellos salían de la sede de Interior para ir luego a la del PP, apenas separadas por 400 metros.

Aunque la referencia personal la afectó y su rapidez verbal quedó traicionada por un “nosotros siempre estaremos con el terrorismo contra el gobierno”, justo cuando reprochaba a Rajoy la utilización partidista que el PP había hecho de esta lacra.

Mientras Rajoy aleccionaba a las demás formaciones sobre cuáles son los problemas que de verdad afectan a los ciudadanos y que sí justificarían un pleno extraordinario, el resto de portavoces trataba de centrarse en lo que más le preocupa.

Ciudadanos intentó desmarcarse del PP, anunciando reformas como la limitación de mandatos presidenciales, y del PSOE, al que acusaba de "podemizarse". ERC primero se refirió al 1-O de forma velada con la canción del Club Super3: "Es mejor ser valiente que fuerte", dijo Joan Tardá, atribuyéndose la valentía y dejando "la fuerza bruta" a Rajoy. Después, encendido se solidarizó "con los españoles", como “ellos habían hecho con los catalanes” por los atentados, por el grave problema “endémico” que sufren con la corrupción.