El autismo es un trastorno del neurodesarrollo; no es, por lo tanto, una enfermedad. «Nada ni nadie lo puede curar», subraya la neuropediatra María José Mas. Pero a pesar de las evidencias científicas, hay charlatanes de la salud que aseguran conocer la clave para entender el origen del autismo y ofrecer una-falsa- esperanza para la curación.
Según las estadísticas oficiales, el autismo afecta a uno de cada cien niños. Y los curanderos han encontrado en este trastorno un filón para ganar adeptos. Recetan un desinfectante conocido popularmente como MMS (Miracle Mineral Solution, clorito de sodio, un derivado de la lejía), aconsejan unas extrañas y caótiocas dietas e, incluso, recomiendan echar gotas de orina en el oído de los pequeños. «Utilizan la desesperación de padres y madres para convencerlos de que si siguen su método al pie de la letra sus hijos sanarán», explica Emilio Molina, vicepresidente de la Asociación para Proteger al Enfermo de las Pseudociencias (APETP). Lejos de contribuir a su mejora, las seudoterapias suponen un riesgo. En el panorama internacional, el líder del movimiento para «recuperar el autismo» es el presunto químico puertorriqueño Gregorio J. Placeres, que presume de haber tratado a más de mil menores en unos tres años y haber «sanado» a más de un centenar. Afirma que se curan ellos solos una vez que su cuerpo queda «libre de parásitos y metales pesados».
Todo empieza con un falso método de diagnóstico conocido como ATEC (siglas de Autism Treatment Evaluation Checklist) con el que los progenitores pueden autodiagnosticar el grado de autismo de sus hijos. Mientras que para un médico harían falta meses, o años, para afirmar que el paciente sufre el trastorno, el ATEC ofrece un resultado en menos de 10 minutos. Solo hace falta responder con «no, algo o mucho» a preguntas del tipo: ¿usa tres palabras seguidas?, ¿saluda?, ¿mira a los ojos?, ¿sonríe poco?. Con los resultados en la mano, empieza el peculiar protocolo. La clave de Placeres es el clorito de sodio, o MMS que debe ser administrado a los niños según su grado de autismo, edad y peso. Está prohibido como medicamento en España desde el año 2010, pero es bastante fácil de adquirir. Hay herbolarios que lo venden por unos 40 euros.
El protocolo también se compone de una combinación de miel pura y canela orgánica, junto con bebidas azucaradas, probióticos, vitamina C y semillas de albaricoque. Placeres ordena echar cinco gotas de orina del niño en cada oído a primera hora de la mañana. «La orina -según el curandero- tiene anticuerpos y urea, que no va dejar crecer los estreptococos, lo que causa el mal comportamiento en los niños, y los ayuda a perder las obsesiones que tienen con sus cosas».
Este y el resto de charlatanes del autismo insisten en la importancia de la alimentación. Hablan de dietas libres de gluten, caseína, azúcar y soja, amén de los probióticos y «las verduras fermentadasa». El protocolo Placeres es «un sinsentido», sentencia Mas. Sin embargo, solo en Facebook son más de 10.000 los padres y madres que comparten paso por paso todo lo que les ocurre a sus pequeños tras cada una de las fases del tratamiento.