Corría el año 2005 cuando Bruce Springsteen publicaba su décimo tercer álbum de estudio, esta vez en solitario, titulado Devils and dust. Como guiño al título, el rockero de Nueva Jersey quería plasmar en un mismo disco todos sus demonios, las diferentes voces que formaban su propia voz. De esta manera, como cada tema del disco contaba una historia única y cerrada, Bruce asumía una voz por cada protagonista, obteniendo como resultado un disco desprovisto de hilo conductor, donde nada tenían que ver entre sí las distintas canciones que lo formaban, exceptuando el carácter acústico del álbum. Aunque, en este caso, Bruce Springsteen cambió su estilo de manera deliberada, asumiendo un papel distinto para cada canción, sirva este ejemplo como introducción a la diversidad dentro de la obra de un mismo artista, condición que está presente, constantemente, en la literatura, el cine y en definitiva, en toda expresión artística.

Para su última exposición, Juan Luis Borra emplea el término literario heterónimo por el que escritores como Fernando Pessoa, Miguel de Unamuno o Antonio Machado, entre muchos otros, diseñaron nutridas biografías para autores ficticios bajo cuyos nombres firmaban algunas de sus obras. Añadiendo el subtítulo de exposición apócrifa, Borra ofrece una completa muestra de la diversidad que impera en su producción artística. Presentada como una “muestra colectiva”, invita a Lucy Farmer, Bruno Moretti, Shiinia Takei, William White e Iraila, artistas cuyas insólitas biografías podremos conocer a lo largo de la exposición, añadiendo así un conveniente componente literario a la colección y un acertado toque de humor. A través de la búsqueda incesante, el artista abandona su zona de confort para crecer y experimentar los diversos heterónimos y álter egos que componen su mismo ser. La necesaria aventura de la búsqueda multipersonal a través de muy diversos estilos artísticos, medios y técnicas de expresión. “¿Quién no lleva un Dorian Grey en sus entrañas?”, pregunta el propio Borra en una breve introducción a la muestra.

A través de Sihiina Takei, Juan Luis Borra da rienda suelta a la influencia en su obra del arte oriental y su filosofía. Pinceladas suaves, minimalismo, comunión con el paisaje, con la naturaleza y cierta inquietud surrealista que, a través de los primeros seis lienzos de la exposición, sorprenderán al visitante acostumbrado a los trabajos más representativos del artista zaragozano. Más intensamente, sin embargo, es reconocible su mano en la sección firmada por Bruno Moretti donde impera la geometría, resultando notables las influencias del simbolismo, el esoterismo y la tradición hermética en su trabajo. Sin duda, una de mis series preferidas es la firmada por William White; cuatro obras bañadas por una turbadora pátina de surrealismo y cierta oscuridad que, sin embargo, arroja luz sobre uno de los estilos más potentes e impactantes del autor.

El retorno al minimalismo asiático se firma bajo el heterónimo de Iraila donde Borra ofrece dos sutiles lienzos de pequeño formato bajo la técnica de rotulador sobre papel, dibujos que nos remiten a los trabajos que el autor realizó sobre Georges Méliès para el libro sobre el cineasta francés, editado por Libros del Innombrable; esta colección fue expuesta el pasado 10 de noviembre en Logroño, con motivo de la presentación del citado libro. Borra reserva sus trabajos que parten de la fotografía para el final de la exhibición y bajo el heterónimo de Lucy Farmer, encontramos una interesante crítica social no desprovista de humor con el título de Europe; así mismo, en Liberty se nos muestra una Estatua de la Libertad vigilada que recuerda a su reciente serie dedicada a la mitología. Por supuesto, también queda lugar en la exposición para aquellas obras firmadas por el propio artista, aquellos trabajos en que su estilo es más reconocible, como los pertenecientes a su colección sociedad líquida. Lejos de diluir el estilo, canalizar y proyectar las diversas influencias de muy distintos estilos y técnicas, enriquecen la obra única y propia de un autor. Es el caso de Juan Luis Borra, que muestra sus inquietudes y su búsqueda incesante en Heterónima, una exposición que también es una invitación al juego para el visitante y que podremos visitar hasta el próximo 21 de noviembre en la Sala de Exposiciones Lanuza, Asociación de Vecinos Casco Viejo (C/ San Pablo, 23), en Zaragoza.

Juan Luis Borra es un artista zaragozano

que recientemente ha expuesto su obra

en la Sala de Arte Joven del Ayuntamiento de Zaragoza (colección Mytos),

en el Ateneo de Zaragoza, en la Biblioteca Municipal de Jaca (colección dedicada a Georges Méliès)

y en el torreón de Fusileros de Canfranc.

En 2018 ha sido finalista en el XXIX Premio de Arte Isabel de Portugal.

Actualmente podemos visitar Heterónima en la Sala de Exposiciones

Lanuza (c/ San Pablo, 23) de Zaragoza.

Para conocer más sobre su obra, visitar su página web: http://jlborra.wixsite.com/jlborra