Un país de paz, el país de la Pura Vida, verde, o la tierra de Keylor Navas. Por esto es conocido Costa Rica a nivel mundial (y no necesariamente por este orden).

Pero... ¿Sabe usted por qué lo del país de paz? Si no lo sabe, no se preocupe, aquí estamos para contárselo.

Corría 1948 y Costa Rica acababa de pasar una guerra civil (de apenas cinco semanas, debida a la abolición de los resultados de las elecciones de ese año; en las que se estiman que fallecieron unas 2.000 personas) que dio paso a la II República, todavía en vigor. El 1 de diciembre de ese mismo año, José Figueres Ferrer, presidente de la Junta Fundadora de la II República, declaraba la abolición del ejército (dicen las malas lenguas que para no tener una asonada, como la que él mismo propició a primeros de año). “No quiero un país de soldados, si no de educadores”, dijo Figueres.

Fuera cual fuera la intención, lo cierto es que el dinero que no fue a parar a manos de un ejército ya inexistente, fue derecho a cubrir las parcelas de Sanidad y Educación, construyendo (tal vez) el estado más social de América Latina. Por años se le ha llamado la "Suiza centroamericana", por estar varios pasos por delante, en aspectos sociales y económicos, del resto de una región altamente conflictiva.

Pero no por ello se libra de la violencia. El año pasado hubo récord de asesinatos, 603, en un país de apenas cinco millones de personas, lo que supone 12 homicidios por 100.000 habitantes (la Organización Mundial de la Salud considera que por encima de 10, ya se cataloga como epidemia), cifras que vienen en alza por la fuerte presencia del narcotráfico, al estar en la ruta de la cocaína tanto hacia EEUU como hacia Europa, los grandes consumidores del polvo blanco.

Pasear por su capital es ver una ciudad enrejada. La sensación de inseguridad invade al visitante, pero no se amedrente, el país (y Chepe, San José, su capital) tiene muchas cosas buenas.

Pese a ese empeoramiento, Costa Rica sigue muy por delante de su vecindario (que se lo pregunten a los nicaragüenses, que tras años de democracia orteguista, acaban de sufrir más de 300 asesinatos por parte de fuerzas policiales y paramilitares, ya se lo contaremos en una próxima columna).

Ojo, que no haya ejército no quiere decir que no haya policía. El gasto en seguridad en 2016 ascendió a unos US$950 millones, aproximadamente el 1,7 % del producto interno bruto del país. Esa cifra se ha utilizado para decir que es superior a la suma conjunta del gasto del resto de ejércitos centroamericanos, y tratar de cuestionar así la voluntad pacifista de Costa Rica; pero la afirmación tiene trampa: buena parte de ese dinero va a parar al sistema judicial, uno de los más garantistas del continente americano.

En estos días, se ha presentado en la Asamblea Legislativa un proyecto de ley para que el declarar feriado oficial (festivo) el 1 de diciembre, en sustitución del 12 de octubre (aquí denominado día de las Culturas), una fecha que siempre suscita polémica a este lado del Atlántico.

¿Y cómo se defiende Costa Rica ante una agresión externa? El país está supuestamente protegido bajo el paraguas del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), en el que en caso de ataque a un país del continente americano, los firmantes se comprometen a defenderlo; si bien nunca se ha activado. La que sí ha tenido que utilizar es la vía legal, recurriendo a la Corte Internacional de Justicia para dirimir diferencias fronterizas (principalmente con Nicaragua).

En fin, que Costa Rica es uno de los países más pacíficos y estables de América Latina (junto a Chile y Uruguay), y uno de los mayor desarrollo económico y social del área.

¿Quedamos entonces en que es el país del Pura Vida, de la paz (no lo mire con ojos europeos), el país verde? Y sí, también el de Keylor Navas, último héroe nacional. Pregunten a los ticos (apodo de los costarricenses) sobre Florentino Pérez y el fichaje de Courtois. Seguro que al presidente blanco le pitan las orejas.