Le llaman loco

por ser como es.

Por querer ser diferente

y por desafiar al mundo

a pesar de que sabe

que solo encontrará piedras en el camino.

Le llaman loco

porque un día dijo que quería quedarse,

que quería dejar de huir,

tal y como hacían los demás.

Que luchar por lo que quiere

es el único camino que ha de recorrer.

Le llaman loco

porque dice que la vida es demasiado bonita,

que la lluvia es necesaria

para después apreciar el sol.

Que los brotes siempre salen

a pesar del duro invierno.

Le llaman loco

porque canta en la ducha,

porque se levanta pronto para pasear

y estar un rato a solas consigo mismo,

hablando en voz alta

y diciéndose cosas preciosas.

Le llaman loco

porque decidió ser feliz,

aunque la vida se lo ponga difícil.

Porque no se conforma,

pero tampoco exige imposibles.

Y cuando le preguntan,

él dice que esa es la única

—la única de verdad—

manera de vivir.