El pasado curso escolar 2.174 docentes de las escuelas públicas (desde Infantil hasta Secundaria y Formación Profesional) pidieron ayuda al Defensor del Profesor para solucionar situaciones de conflicto en el aula provocadas tanto por los alumnos y alumnas como por sus padres y madres. El acoso de los padres es uno de los principales problemas para los docentes y representan el 29% de los casos estudiados. Mientras, las agresiones físicas por parte de los progenitores suponen solo el 3% de los casos, pero el porcentaje ha aumentado en un punto en comparación con el curso escolar 2017-2018. Las amenazas de los alumnos también han aumentado (del 8% al 10%) de manera que los docentes se hartan de escuchar frases como "no vales para nada", "te voy a echar de la profesión" y "eres un inútil".

Son datos que preocupan, y mucho, al Defensor del Profesor, institución creada en 2005 por el sindicato independiente ANPE. Madrid es, de largo, la comunidad donde más casos conflictivos se dan (acapara más de la mitad de los expedientes), lo cual no significa que sea el territorio con más problemas sino donde el sindicato está más implementado.

ANSIEDAD Y BAJA LABORAL

El informe anual del Defensor subraya las consecuencias en salud mental de los docentes. Casi el 70% de los que solicitaron ayuda presentaban ansiedad; un 9% estaba sumido en una depresión mientras que el 10% se encontraban de baja laboral. "Un estado emocional alternado reduce el rendimiento profesional y disminuye la calidad de la educación", resume el informe, que destaca que el "sufrimiento" de 16 maestros les llevó el año pasado a abandonar definitivamente la docencia.

¿De dónde viene la falta de respeto de los alumnos a los profesores? En opinión de Laura Sequera, coordinadora estatal del Defensor del profesor, en las familias. "Los padres y las madres apenas ponen límites a sus hijos e hijas. Así se consigue el síndrome del emperador, que se traslada a la escuela. Los profesores tratan de imponer normas en el aula, pero los alumnos no tienen interiorizado el respeto", explica. Los problemas para dar clase (indisciplina de tono menor) suponen más del 20% de los casos tramitados. "No es un asunto de poca importancia. Los profesores tardan entre 10 y 13 minutos en poder poner orden y empezar la clase, algo que termina perjudicando a los estudiantes que sí quieren aprender", subraya la responsable del Defensor.