La RAE define el término fajador como “que tiene gran capacidad de aguante”. Durante los años 50/70 el boxeo tuvo una gran aceptación entre el público de nuestro país. Como quiera que se trata de un deporte con múltiples categorías en función de los pesos de los contendientes, muchos púgiles a lo largo de su trayectoria fueron campeones en algún momento, incluso en distintas categorías, bien a nivel provincial, regional, nacional o internacional. Con frecuencia se daba la circunstancia de que habían sido campeones durante pocos meses, pero pasado un tiempo volvían a recuperar la vitola de campeones. En los carteles de presentación, además del alias con el que eran conocidos, se les añadía la leyenda de “campeón o ex-campeón de”. Sin embargo, había otro grupo de boxeadores que nunca lograron ser campeones. Eso sí, eran pétreos, duros como una roca, casi nadie podía derribarles, empleando un argot boxístico, nunca besaban la lona. Eran capaces de enfrentarse a los más grandes campeones y en el peor de los casos perdían a los puntos, habitualmente hacían combate nulo, pero casi nunca perdían por k.o. El público vibraba con ellos, ya que siendo inferiores en teoría, lograban estar a la altura de los más fuertes. Su cartel de presentación era el de “duro fajador”. Todo este preámbulo viene a cuento de la pandemia que estamos padeciendo. No son buenos los tiempos que se avecinan, y si bien a lo largo de nuestras vidas hemos sabido salir a flote de circunstancias difíciles, bien por desgracias personales u otras de carácter global, como la todavía reciente crisis económica, no es menos cierto que nos encontramos ante una situación especial, ya que al trasfondo monetario hay que añadirle el componente de la salud, sin la cual el resto de nuestras vivencias pasan a un segundo plano. Estas líneas no son un canto a la desesperanza sino todo lo contrario. Como especie siempre hemos sabido salir airosos, eso sí, tendremos que poner en juego la resiliencia, ese término tan en boga últimamente, y al igual que en la canción habrá que luchar para ser como el junco que se dobla, pero siempre sigue en pié. Es decir, como aquellos boxeadores, estamos obligados a ser “duros fajadores”. Ojalá que lo consigamos.