Investigador social de la universidad de París-Nanterre, Laurent Bonelli tuvo acceso a 133 expedientes de menores franceses procesados por terrorismo yihadista y señalados por radicalización entre 2012 y 2017. En la conferencia '¿Qué sabemos de la radicalización yihadista?', organizada por el Institut Europeu de la Mediterrània, compartirá hallazgos de su estudio que dinamitan ideas preconcebidas. Su intervención tendrá lugar el miércoles día 28 a las 18.30 horas y podrá seguirse en directo por el canal de YouTube del IEMed.

¿Cuál era su hipótesis de partida?

Pensábamos encontrar un perfil de joven marginal con un historial de fracaso escolar, pero los menores más convencidos con la causa yihadista fueron buenos alumnos en la escuela, Eran pequeños intelectuales muy integrados. Una de las chicas escribió su primera novela con 13 años. 

En su estudio habla de "burbuja parental".

Son jóvenes nacidos en Francia de familias migrantes que viven en ciudades pequeñas. Sus padres les han protegido de las malas influencias del barrio y se han esforzado para integrarse y que sus hijos tuvieran éxito en la escuela.

Entonces, ¿el detonante no sería la falta de integración sino una excesiva presión para integrarse?

La integración no explica lo que pasa, hay que estudiar muy de cerca las trayectorias de estos jóvenes para entenderlo. Lo que hemos encontrado es que cargan sobre sus espaldas el peso de todo un proyecto familiar de ascensión social que en un momento dado se rompe.

"Estos jóvenes cargan sobre sus espaldas el peso de todo un proyecto familiar de ascensión social"

¿Cuándo?

Cuando pasan del colegio al instituto, a los 14 años. Estos centros son más exigentes y ellos pasan de ser muy buenos alumnos a ser mediocres. En Francia, como buenos progresistas, nos gustan mucho los buenos alumnos de origen pobre y también lidiamos con los malos, pero sentimos un profundo desprecio por los mediocres.

Pasan de la protección de la burbuja a ser despreciados.

Sí, tanto por parte de la institución como de compañeros que practican el racismo social. A uno de los chicos, que era el único árabe de su clase, le llamaban "el kamikaze". Ahí fracasa su misión de ascenso social, dejan de sentir que ese es su lugar y buscan una alternativa intelectual crítica.

¿Pero por qué el Islam radical?

Porque en gran medida se trata de una rebelión contra los padres, que practican un Islam tradicional, además de contra el sistema escolar.

"En gran medida se trata de una rebelión contra los padres, que practican un Islam tradicional"

Pero eso no explica el paso a la violencia física.

No. Para eso tienen que juntarse dos elementos: primero tienen que conocer a militantes más experimentados, mal conocidos como reclutadores, que adaptan el debate teórico que existe en el mundo del yihadismo a las experiencias propias de estos jóvenes.

Les ofrecen respuestas a sus preguntas.

Sí, pero el poder de estos intermediarios es limitado, lo que es muy importante es el grupo. Al principio entran en foros donde hay mucha gente pero poco a poco van quedando solo los más convencidos. Es lo que ocurrió con la célula terrorista del 11-M en España. Los contactos exteriores desaparecen y el grupo fortalece sus vínculos de lealtad y de amor.

Construyen una nueva familia.

Sí. Una de las chicas lo verbaliza así: "He encontrado otros yo". Dentro del grupo se fomenta la radicalidad, no se puede pasar por cobarde y ahí se inicia la escalada que lleva a la acción.

¿Qué objetivos comparten los menores que ha estudiado?

Tres cosas: viajar a Siria para construir un estado islámico donde se resolverán todos sus problemas; convertirse en intelectuales de la causa o "muyahidines del teclado" como dice uno y, finalmente, los atentados, aunque sus planes para cometerlos son irreales porque no tienen trayectorias de delincuencia.

"Nunca se podrá impedir del todo que algunas personas puedan cometer actos violentos"

En Ripoll, de donde procedía el grupo de jóvenes (en este caso mayores de edad) que atentó en la Rambla de Barcelona y en Cambrils, existe un programa escolar específico para tratar temas de identidad y emocionales.

Es difícil pensar políticas públicas solo en función de una minoría ínfima que puede pasar a la violencia en un momento dado. Siempre habrá individuos que resuelvan sus problemas con la sociedad mediante la violencia y nunca se podrá impedir del todo que algunas personas cometan actos violentos.

¿No le parece una medida útil?

Estos programas tienen sentido para fomentar la cohesión social y la convivencia, pero las políticas públicas tienen que estar enfocadas a la mayoría y las excepciones deben gestionarse de otro modo. No se puede usar la excepcionalidad para razonar sobre la normalidad. 

¿Centrarse en el yihadismo ha dejado el terreno libre para la violencia ultraderechista?

En los últimos 50 años en Francia ha habido oleadas de violencia política cada diez años: por la cuestión de Algeria, Palestina, Líbano, la extrema izquierda y el yihadismo. Pero es cierto que hacía mucho tiempo que no había tantos grupos vinculados a la extrema derecha dispuestos a pasar a la violencia.

"Puede que mañana haya otra oleada de ataques o puede que no. No se puede prever"

Siempre habla de violencia política y no de terrorismo.

Hablo el idioma de las ciencias sociales. La palabra terrorismo está cargada de normatividad y el terrorista de unos puede ser el refugiado político de otros. Mandela, Arafat, Begin.. todos estuvieron implicados en actos de gran violencia y fueron designados como terroristas en algún momento. Violencia política es un término más neutro que nos permite trabajar como científicos sociales sin entrar en el juego político. 

La radicalización yihadista ha desaparecido casi por completo del debate público.  

Porque estaba muy vinculada a la situación en Siria, con miles de jóvenes europeos dispuestos a ir a combatir. Pero al disminuir el tema de Siria, este debate también ha bajado de intensidad.

¿Es un ciclo cerrado?

No. Puede que mañana haya otra oleada de ataques o puede que no. Nadie lo puede prever.