A pesar de ser un diario oficialista y muy en la línea de la propaganda franquista, el Diario Amanecer sigue siendo una fuente de estudio de la historia contemporánea aragonesa y zaragozana para los historiadores al igual que otras muchas publicaciones existentes a lo largo del tiempo. La invención de la imprenta por parte de Gutenberg hacia 1452 (sin contar los ingenios previos aunque mucho más complejos existentes desde hacía siglos en Asia), supuso una enorme revolución. Hasta entonces, los libros y textos se realizaban a mano y se tardaba incluso más de un año en realizar una copia, lo que encarecía enormemente el producto y hacía que los libros se produjeran en escasísimas cantidades y solo estuvieran al alcance de unos pocos.

La imprenta cambió radicalmente esta situación, comenzando la impresión en cantidades mucho más importantes y sobre todo de forma más rápida, lo que abarataba el coste y el precio de adquisición. Este invento llegó a la Península Ibérica por primera vez en 1472 con la imprenta que se estableció en Segovia, desde donde se fue extendiendo a los diferentes reinos peninsulares, siendo Zaragoza una de las primeras ciudades a las que llegó, destacando aquí la figura de Pablo Hurus.

Avanzando ya en el tiempo se van haciendo cada vez más comunes una especie de prensa en forma de crónicas de sucesos o los llamados avisos en los siglos XVI y XVII destacando la figura de José Pellicer con sus Avisos históricos que comprenden las noticias y sucesos más particulares en nuestra monarquía, publicados entre 1639 y 1644 y que recogían de forma más o menos periódica algunos de los sucesos más importantes tanto de los reinos hispánicos como de Europa.

Pero será ya en el siglo XVIII cuando comienzan afianzarse las llamadas gacetas, publicadas de forma periódica y que son el verdadero precedente de los periódicos actuales. En 1733 surge la Gaceta de Zaragoza con una periodicidad semanal y en la que se contaban diversas noticias de importancia ocurridas en España y Europa. Pero no será hasta 1758 cuando se comenzó a publicar el primer periódico diario de la historia de España, el Diario Noticioso, Curioso, Erudito, Comercial y Político fundado por el alcañizano Francisco Mariano Nipho.

Para que aparezca en Aragón un periódico publicado diariamente hay que esperar hasta el año 1797, cuando surge el Diario de Zaragoza, que funcionó hasta 1907 salvo el periodo de algo más de 4 años entre 1809 y 1813 en que la capital aragonesa estuvo bajo administración francesa tras la capitulación de los famosos asedios a los que fue sometida. En ese corto periodo de tiempo los franceses editaron la llamada Gaceta Nacional de Zaragoza con el fin de realizar propaganda en favor de Napoleón Bonaparte y del reinado en España de su hermano José Bonaparte, incluso a pesar de que la capital aragonesa en la práctica estuvo gobernada de forma directa desde París.

Tras la muerte de Fernando VII en 1833 y el triunfo del liberalismo y la construcción del Estado moderno que hoy conocemos en España, comienza a aparecer mucha más prensa y sobre todo de carácter algo más plural en sus planteamientos gracias al establecimiento de la libertad de prensa (con diferentes altibajos) asegurada por las diferentes constituciones del siglo XIX. En 1838 surge El Eco de Aragón, de carácter progresista y competidor directo del anteriormente mencionado Diario de Zaragoza, más inclinado al conservadurismo. Con la Revolución Gloriosa de 1868 que provocó el destronamiento de Isabel II y el comienzo del llamado Sexenio Democrático (1868-1874) comenzaron a aflorar en Zaragoza diversos diarios de corte republicano como La República (1872), El Estado Aragonés (1873) o El Republicano, por poner varios ejemplos de los muchos que aparecieron estos años. Este esquema se repite tanto en Teruel como en Huesca con su prensa local. También surgió en 1870 el Diario de Avisos, que a finales de siglo alcanza una tirada de 13.000 ejemplares diarios.

Con el régimen de la Restauración y la vuelta de la casa de Borbón a España encarnada en Alfonso XII se establece en España el sistema político del turnismo con dos grandes partidos que se iban turnando en el gobierno del país y en torno a los cuales surge también una prensa afín, como La Alianza Aragonesa, que estaba en sintonía con el Partido Liberal de Mateo Sagasta.

Ya en 1895 nace en Zaragoza el Heraldo de Aragón pero con una idea de ir más allá de la capital aragonesa y fichando a grandes periodistas del panorama como Mariano de Cavia, mientras que en 1901 lo hace El Noticiero, un periódico católico con figuras como Inocencio Jiménez, Severino Aznar o Salvador Minguijón.

Durante el reinado de Alfonso XIII surgen numerosos diarios y revistas culturales, muchas de estas publicaciones con marcado carácter aragonesista, algo que se mantiene durante los años de la segunda república. Pero el golpe de Estado de parte del ejército en julio de 1936 y el inicio de la Guerra Civil Española cambió radicalmente la situación de la prensa zaragozana, aragonesa y española, con un férreo control por parte tanto de los sublevados como de los republicanos que acabaría dando paso tras el conflicto y la victoria franquista de un control total de las publicaciones y de sus líneas editoriales a través de la censura.