Un total de 190 mujeres menores de 21 años llevan un dispositivo telemático de protección a las víctimas de violencia machista y se encuentran vigiladas las 24 horas del día por riesgo alto para sus vidas, según detalla el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género.

En su último informe, hecho público este miércoles, el Observatorio ha analizado las muertes de mujeres menores de 21 años a manos de sus parejas o ex parejas desde 2003, año en el que se empezaron a contabilizar las víctimas mortales.

Un total de 45 menores de 21 años han sido asesinadas por sus parejas o exparejas desde ese año (el 4 % del total de fallecidas) y la edad media de las víctimas es de 18 años.

La presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, Ángeles Carmona, ha señalado que en estos días, 190 mujeres menores de 21 años llevan un dispositivo telemático, "lo que significa que deben estar vigiladas las 24 horas del día al existir un riesgo alto para sus vidas”.

Del informe se desprende que la edad media de las 45 víctimas mortales fue de 18,1 años, pero el 29 % de ellas tenía entre 13 y 17 años y la más joven de ellas es una niña de 13 años, que fue asesinada por su novio, un hombre de 39 años, que después se suicidó. Por contra, la edad media de los agresores se situó en los 25,9 años (8 años más que la media de las víctimas).

De toda la serie histórica -destaca el Observatorio- el peor año fue 2004, en el que fueron 9 las jóvenes asesinadas. La distribución de las víctimas por edades es la siguiente: once de las jóvenes asesinadas tenían 20 años; 13 contaban con 19 años ; 8 tenían 18 años; cuatro, 17; 3 habían cumplido 16 años; y otras 4 tenía 15 años. Las dos víctimas restantes eran niñas de 13 y de 14 años.

Los agresores, cuyas edades oscilan en su mayoría entre los 18 y los 30 años, eran mayores que las víctimas en todos los casos. En un tercio de los crímenes tenían hasta 5 años más que las víctimas, un 25 % eran entre 5 y 10 años mayores y un 21,4 % de los crímenes fueron cometidos por hombres 10 años mayores. Sólo uno de los agresores era menor de 18 años y otros diez, mayores de 30.

El 60% de las víctimas son de nacionalidad española

En el 60 por ciento de los casos, las víctimas eran de nacionalidad española, un porcentaje que desciende hasta el 46,7 por ciento para los agresores. El 40 por ciento de las víctimas y el 53,3 por ciento de los agresores eran de otras nacionalidades. Sólo una de cada cuatro víctimas había presentado denuncia contra su agresor y el 22 % de las asesinadas eran madres, con lo que doce menores de edad quedaron huérfanos.

Diez de esos doce niños y niñas eran hijos de los agresores, mientras que los dos restantes eran fruto de relaciones anteriores o posteriores de las víctimas. En ninguno de los casos había existido vínculo matrimonial entre la víctima y el agresor, pero sí una relación afectiva, en el 33,3 % de los casos, el asesino era el ex novio de la víctima y en el 15,6 %, era su expareja.

En la mitad de los crímenes la relación seguía vigente, siete de las 45 víctimas (15,6 %) convivía con su agresor cuando se produjo el crimen y en el 6,7 % de los casos, había una orden de alejamiento en vigor. Tras el crimen, en el 20,5 % de los casos el agresor se quitó la vid, una ratio muy próxima a la general de todos los casos de muertes por violencia de género, que es del 21,7 por ciento.

En la mayor parte de los casos (65,9 %), el hombre fue detenido y en el 11,4 %, se entregó. Un 2,3 % de ellos intentó suicidarse sin lograrlo. Carmona ha pedido la colaboración de los profesionales de la educación para prevenir crímenes machistas entre los más jóvenes y ha advertido de que ellas sufren de forma más dramática el aislamiento, pues temen tanto al agresor como la reacción de sus progenitores y sienten vergüenza a reconocerse como víctimas.