La sociedad zaragozana se ha volcado en el regreso del Rastrillo Aragón de la Fundación Federico Ozanam, que ha inaugurado este viernes su XXXIV edición, recibiendo en su primera jornada 3.435 visitas y recaudando un total de 46.584 euros.

Según los organizadores, este sábado el Rastrillo sigue atrayendo a una "amplia" afluencia de público en la Sala Multiusos del Auditorio de Zaragoza, dónde continuará hasta el próximo 1 de noviembre, con 18 estands repletos de productos donados por miles de empresas y particulares.

Además, para que las restricciones por la COVID-19 no limiten los objetivos solidarios, la Fundación Federico Ozanam mantiene a disposición de los ciudadanos vías de colaboración complementarias, como las donaciones a través de Bizum, enviando la cantidad deseada al número 01007.

El año pasado, por primera vez desde 1987, debido a la pandemia, el Rastrillo no se pudo celebrar, pero gracias a las aportaciones de la campaña 'El Rastrillo se queda en casa' se recaudaron 78.000 euros, que se destinaron a becas para personas afectadas por la crisis sanitaria y EPIS para el personal de red de centros de la Fundación.

En 2019, su anterior edición presencial se acumularon 608.000 euros, y en su vuelta en 2021 a la Multiusos, el objetivo es conseguir una aportación importante para proyectos destinados a paliar las consecuencias económicas del coronavirus en las personas más vulnerables.

Por ello, la Fundación Federico Ozanam quiere que cada jornada sirva también para visibilizar los programas sociales a los que contribuyen las compras solidarias realizadas en el Rastrillo. Este domingo se pondrá el foco en los programas destinados a la atención de familias vulnerables.

Apoyo a familias vulnerables

La coordinadora del Equipo Psicosocial de la Fundación Federico Ozanam, Mercedes Aranda, ha explicado que la crisis ligada a la COVID "ha hecho más necesario si cabe el acompañamiento presencial con las familias con más dificultades por parte de trabajadoras sociales, psicólogas y educadores de la Fundación".

El motivo es que se han encontrado situaciones desconocidas "muy difíciles" de hacer frente: falta de empleo y por tanto ausencia de recursos económicos, que han supuesto mayores dificultades para hacer frente al pago de la vivienda, de la alimentación, de las necesidades escolares de los hijos. A todo ello se une, el acceso a los recursos por vía telemática a la cual no están habituados ni cuentan con los medios necesarios.

Además, a lo largo de este año se ha visto incrementada la necesidad de ese apoyo no solo en lo económico y material, sino "muy especialmente" en lo emocional. "Los meses de confinamiento y los miedos de la pandemia --ha contado Mercedes Aranda-- nos ha llevado a trabajar especialmente la resiliencia en las familias y sus hijos",

"Se han llevado a cabo grupos de habilidades parentales donde se han reforzado las expresiones de afecto y estilos educativos adecuados, al mismo tiempo que se han gestionado los conflictos y las normas desde una educación positiva", ha comentado.

Se ha podido continuar con el apoyo escolar y las actividades de tiempo libre, siempre adaptadas al momento. Y a través del equipo de maestros y educadores de tiempo libre con el que cuenta la Fundación, se han encontrado nuevas formas de llevar a cabo las tareas escolares, y coordinarse con los colegios para apoyar a los niños para superar el curso con éxito en la mayoría de los casos, pese a las dificultades de sus familias y entorno. El pasado verano ya fue posible retomar las Colonias Urbanas de Ozanam, en la que participaron 345 niños.

En total, la Fundación Federico Ozanam está acompañando y apoyando a más de 450 familias vulnerables, y el nuevo curso comienza atendiendo a 647 menores en refuerzo escolar en coordinación con sus colegios e institutos; y más de 200 participantes en Talleres de Apoyo Familiar, dirigidos a mejorar las capacidades de cuidado y educación de sus hijos e hijas.