El ingeniero sudafricano Sir Hugh Beaver, director general de la fábrica de cervezas Guinness, se encontraba cazando con sus amigos un día de 1951 cuando se enzarzaron en un debate sobre cuál era el pájaro de caza más rápido de Europa, el chorlito dorado o el urogallo. Aquella discusión en el condado de Wexford (Inglaterra) fue la semilla de lo que hoy es la serie de libros con derechos de autor más vendida de todos los tiempos: el ‘Libro Guinness de los Récords’.

Beaver ideó un plan para promocionar su cerveza y a su vez resolver disputas como aquella y encargó a los gemelos Norris y Ross McWhirter recopilar en un libro datos y hechos curiosos. Desde entonces, la popularidad de la franquicia ha convertido a los ‘Guinness World Records’ en la principal autoridad internacional en la verificación de distintos récords mundiales.

63 años más tarde, el libro recogería por primera vez el nombre de un toledano que pasaría a formar parte de la historia de los Guinness. Christian López (Cabañas de la Sagra, 1988) conquistó en 2017 su primer récord mundial y desde entonces su ambición sin límites le ha llevado a convertirse en el español que más veces aparece en el ejemplar. A sus 33 años, Christian ha conquistado 81 récords mundiales y su intención, sin duda, no es detenerse: “Esta temporada tengo los 100 récords entre ceja y ceja. Voy a por ello”.

Christian compagina su trabajo como entrenador personal con su preparación diaria para afrontar los próximos retos. Archivo

Armado con una actitud positiva inquebrantable, este doctor en Ciencias del Deporte y la Actividad Física compagina su trabajo como entrenador personal con las cinco o seis horas de entrenamiento que dedica diariamente para afrontar los retos. Además, encuentra tiempo para transmitir sus ganas de comerse el mundo mediante las charlas motivacionales y un libro que acaba de publicar, ‘Eres lo que superas’, donde además de recoger infinidad de anécdotas y vivencias personales, comparte esa filosofía que le ha llevado a superar cada bache en el camino.

El trabajo y la preparación durante años le han valido para liderar la lista de españoles que aparecen en el famoso libro de los hermanos McWhirter, por delante de estrellas como Rafa Nadal, Marc Márquez, Sergio Ramos o Ricky Rubio, entre muchos otros.

A pesar de que no fue hasta los 29 años cuando superó su primera marca mundial, el idilio de Christian López con los ‘World Records’ se remonta a su infancia, cuando ya ojeaba los retos que hacían los grandes del deporte. “De niño no paraba, siempre estaba jugando al fútbol, al tenis con mis amigos o andaba en bici con mi abuelo Ernesto”, rememora el atleta toledano, y añade que su vínculo con el deporte y con la competición le acompaña desde que tiene uso de razón: “lo llevo en los genes”.

Christian López, el hombre con más récords Guinness de España

Christian López, el hombre con más récords Guinness de España Agencia ATLAS / Archivo

Convivir con una enfermedad

Sin embargo, cuando tan solo tenía 12 años, la vida le asestó un duro golpe que encajó con una madurez impropia para su edad. En aquella época, Christian comenzó a sentir que volvía del colegio con un cansancio inusual y orinaba más de la cuenta. Los médicos le diagnosticaron diabetes tipo 1. Su páncreas había dejado de producir insulina, la hormona que ayuda que la glucosa penetre en las células para producir energía.

“Desde entonces siempre busco alternativas, tratar de encontrar alguna solución y evitar quedarme bloqueado"

“Sin saber muy bien a lo que me enfrentaba, miré al médico y le pregunté qué tenía que hacer para controlar la enfermedad”, rememora. El doctor le explicó todas las instrucciones necesarias para convivir con ello y le aconsejó realizar deporte de baja intensidad. Sin embargo, Christian se ha empeñado en demostrar que, a pesar de padecer esta dolencia, “se pueden hacer cosas increíbles”. Para los suyos, no obstante, fue un episodio difícil de digerir: “Mi familia se encontraba derrumbada. Yo, en cambio, convencido y mentalizado en luchar”. De hecho, aquel capítulo complicado fue toda una lección. “Desde entonces siempre busco alternativas para superar los problemas, tratar de encontrar alguna solución y evitar quedarme bloqueado. Siempre hay que mirar ese lado positivo”, afirma convencido.

La pérdida de su abuelo, otra piedra en el camino

Tras conocer que padecía diabetes tipo 1 comenzó los tratamientos y se federó en atletismo en el club San Ildefonso de Toledo, pero a los 14 años, la vida golpeaba de nuevo. El fallecimiento de su abuelo, con el que mantenía una relación muy especial, fue otro gran obstáculo que tuvo que superar. Christian siguió hacia delante, pero las numerosas lesiones complicaron su andadura en el mundo del atletismo y decidió “dar un cambio radical a su carrera”. “En ese momento en el que estaba lesionado, vi un reportaje por televisión de la subida al hotel Bali de Benidorm de 52 plantas y me planteé probarlo”, narra el deportista español. Tras cuatro meses entrenando, terminó entre los 20 primeros clasificados y supo entonces que el ‘towerruning’ era lo suyo.

A partir de ese momento, compitió durante siete años en el circuito mundial de subir escaleras hasta que decidió dar un toque de frescura a su carrera. “Como de niño ya me regalaban el ‘Libro Guinness’ para Reyes, empecé a buscar algún récord relacionado con subir escaleras y me embarqué en ello”.

El atleta de Cabañas de la Sagra consiguió subir uno de los torreones del Alcázar de Toledo tantas veces como el equivalente a “tres o cuatro veces” el Empire State Building para escribir la que sería su primera línea en el ‘Libro Guinness de los Récords'. “Verme reflejado en el libro me motivó mucho para la conquista de muchos otros retos y desde 2017 hasta ahora ha sido un no parar”, cuenta.

El 'recordman' toledano superó la marca mundial de mantener una bicicleta sobre la barbilla con un tiempo de 9 minutos y 41.29 segundos. Archivo

Durante estos cuatro años, Christian ha logrado superar retos de todo tipo y dificultad, pero alguno lo recuerda con un cariño especial. “Subir 2.088 escalones consecutivos haciendo malabares con tres objetos a la vez fue muy especial porque lo hice en un tramo de la escalera en Toledo, con toda la gente animándome. Es uno de los momentos que recordaré siempre por la concentración que debía mantener y por el apoyo que sentí y lo especial que es Toledo para mí”, explica.

Las derrotas como parte de la vida

Es obvio que una trayectoria que acumula 81 récords del mundo es una carrera repleta de éxitos al alcance de muy pocos. No obstante, Christian también ha tenido que encajar algunas derrotas, que, a pesar de ello, afronta con la misma entereza y positividad que los triunfos: “Me atrevo con todo y nunca digo que algo es imposible. Yo lo intento y si no se puede, al menos he dado la cara”. Uno de los retos con los que el castellano-manchego no ha podido aún ha sido con el de los 100 metros más rápidos con esposas. Se quedó a las puertas de bajar de los doce segundos. “Entiendo que a veces con el entrenamiento no es suficiente. Hay que ser consciente de ello e ir a por más retos”, reconoce un Christian que se muestra fiel a esa filosofía positiva tanto cuando gana como cuando pierde.

No cabe duda de que la convicción y el entusiasmo son los combustibles que propulsan a este ‘recordman’ a conseguir objetivos cada vez mayores que queden registrados en el que es el libro más robado de las bibliotecas de Estados Unidos. Christian afirma que, en cierta manera, ser doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte le ayuda a conocer los umbrales de su cuerpo y a sí mismo. “Pero, sobre todo, es la propia experiencia que se adquiere al realizar todos estos retos tan dispares la que te ayuda a mejorar y ser tu propio entrenador. Por eso tienes que aprender a base de ensayo y error”, señala.

Christian López batió el récord de los 200 metros en saco con un tiempo de 63,88 segundos. Archivo

Y es que, los retos a los que se enfrenta el toledano son de lo más variopinto. Desde superar la milla más rápida botando una pelota de baloncesto (5’48”), hasta permanecer el mayor tiempo haciendo toques con una pelota de pimpón con el canto de la pala (59’14”), pasando por batir el récord de mantener una bicicleta en la barbilla durante el máximo tiempo posible (9’41”) o los 100 metros más rápidos calzando aletas de buceo (13,17 segundos). La lista de récords de Christian es extensa y no para de ampliarse. De hecho, hace apenas unos días le validaron el récord de pases de fútbol en una hora (3.316 pases).

El hándicap de competir con la diabetes

Por si superar todas estas marcas mundiales fuera poco, el de Cabañas de la Sagra debe completarlas lidiando con el hándicap de la diabetes. “Resulta muy difícil, porque, aunque puedas programar la hora de los entrenamientos, la diabetes no es una ciencia exacta y en el momento que me toca ejercitarme es posible que tenga las cifras de glucosa más altas de lo normal y me obliga a aplazar ese entrenamiento”, relata Christian, quien admite que la enfermedad “a veces te pone contra las cuerdas”. Por ello, el día de la prueba actúa con mucha antelación, mide sus niveles de glucosa cuatro o cinco horas antes del inicio del reto y trata de regularlo con barritas energéticas, algún gel o con insulina.

“No me voy a poner ningún límite y voy a descubrir nuevas categorías a parte de las de equilibrio, correr o escaleras”

Ayudándose de esa actitud positiva ante las adversidades, el ‘recordman’ mira al futuro con la intención de continuar alcanzando nuevos horizontes: “Tengo cuerda para rato. Mientras esté aquí seguiré teniendo metas, aspiraciones y, aunque no sea al mismo ritmo, quiero continuar conquistando nuevos récords”. Así, el atleta toledano seguirá luchando para ampliar sus números en el libro de su vida, aunque Guinness no otorgue ningún premio económico por ello. “No me voy a poner ningún límite y voy a descubrir nuevas categorías a parte de las de equilibrio, correr o escaleras”, asegura. Y todo ello, “con mi abuelo Ernesto siempre presente”.