El Juzgado de Primera Instancia número 1 de A Coruña tiene ya en su poder el informe pericial encargado por el Concello de Sada para apoyar su incidente de ejecución, en el que defiende la titularidad pública de todos los bienes muebles del pazo de Meirás, salvo aquellos que los nietos del dictador acrediten que fueron incorporados con posterioridad a la muerte de Francisco Franco y, por tanto, no afectos al uso de As Torres como residencia oficial del Jefe del Estado ni vendidos con el pazo en 1938.

El informe elaborado por el historiador sadense Manuel Pérez Lorenzo, coautor del libro 'Meirás, un pazo, un caudillo, un espolio', arroja luz sobre la historia del mobiliario, enseres y obras de arte que atesora el pazo de Meirás y que no fueron objeto de reivindicación por parte de la Abogacía del Estado, que limitó prácticamente su incidente de ejecución a reclamar aquellos elementos que considera bienes inmuebles por incorporación, es decir, que no pueden ser retirados sin ocasionar un quebranto del inmueble (hórreos, cruceiros, bancos o maceteros de piedra, escaleras, balaustradas, fuentes, los frisos y conjuntos pétreos del jardín, entre otros).

El perito distingue en su informe histórico entre los bienes anteriores a la compra del pazo de Meirás por la Junta Pro Pazo del Caudillo en 1938, propiedad por tanto de Emilia Pardo Bazán y sus descendientes, y los que fueron incorporados durante la dictadura y que incluirían desde regalos al dictador en su calidad de Jefe del Estado, a mobiliario procedente de otros edificios adscritos a Patrimonio Nacional o elementos que el propio dictador y su mujer, Carmen Polo, requirieron en el transcurso de sus desplazamientos por Galicia y que formaban parte del patrimonio cultural gallego.

En el caso de los bienes de la época de Pardo Bazán, recuerda el perito que, tal y como recoge la escritura, fueron vendidos con el pazo en 1938 (salvo la biblioteca y tres tapices). Sobre los incorporados durante la dictadura, defiende que quedaron adscritos a la residencia oficial de verano del dictador “y como tal fueron tratados por las administraciones” . Cumplen, concluye, las condiciones para considerarlos bienes inmuebles por destino, colocados con la “voluntad de mantenerlos unidos permanentemente” al inmueble.

El informe detalla y amplía la huella de Emilia Pardo Bazán en Meirás y permite conocer con un nivel de detalle inédito la vinculación de ciertos bienes muebles, cerca de medio centenar, con la condesa, algunos de ellos ignorados hasta ahora. En base a fotografías, reportajes de época y fragmentos de la obra de la escritora, Pérez Lorenzo arroja luz sobre la historia de muebles y elementos ornamentales que formaron parte en su origen de As Torres y que se mantuvieron en la dictadura, con un destino, en ocasiones, muy diferente al fijado inicialmente.

Algunos de estos bienes de la época de Pardo Bazán son de sobra conocidos, especialmente los que permanecen en la capilla, como el sepulcro que mandó labrar la escritora y en el que quería ser enterrada, el retablo barroco, el Cristo de pelo natural, las sillas que formaban parte originalmente de su despacho o los reclinatorios de madera. Figura también en el informe el busto la escritora que adorna uno de los salones o el retrato de una mujer de mediados del siglo XIX, probablemente la tía de la condesa Amalia da Rúa. Otros bienes anteriores a 1938 ya salieron a relucir en los últimos meses, en gran parte gracias al trabajo de investigación de Manuel Pérez Lorenzo, como la mesa de madera en la que Pardo Bazán escribió parte de su obra o unas vitrinas o una librería que albergaba originalmente la biblioteca de la escritora y que fue trasladada a la zona de servicio.

A esta lista, el perito historiador suma otros, como dos tallas de madera de figuras femeninas orantes que adornan el vestíbulo; dos arcones de madera tallada, unas sillas que originalmente estaban en el comedor y que se erigen como “el único vestigio identificado de aquella estancia en época de la escritora”; dos sillones de madera con dos sillas a juego, un sofá y dos butacas; cuatro camas de madera tallada con escudo y corona condal presentada habitualmente en objetos ligados al condado de Pardo Bazán o dos mesas de madera son otros de los objetos que figuran en el listado.

Un apartado que llama especialmente la atención es el que dedica el perito historiador a los elementos depositados sin orden ni concierto en la antigua Granja de Meirás, residencia original de los Pardo Bazán reconvertida en zona de servicio tras la construcción de As Torres. Como avanzó LA OPINIÓN, en este edificio histórico, que albergó cocheras y oficinas durante la dictadura, se almacenan bienes de la época de Pardo Bazán, de la dictadura y posteriores, algunos de ellos parcialmente quemados, probablemente por el incendio de 1978. Pérez Lorenzo revela en su informe que, entre los elementos depositados, figuran una cama de madera con el escudo ducal de tiempos de Pardo Bazán, piezas policromadas con simbología heráldica de esa etapa, armaduras de hierro que adornaban las escaleras antes de la dictadura o, incluso, parte de la librería que albergaba originalmente la biblioteca de la escritora, encalada y despojada del módulo superior para guardar herramientas. También tramos de un cierre ornamental de hierro probablemente del siglo XIX similar a los emplazados en los jardines de la Granja, entre otros. Detalla también Pérez Lorenzo la existencia de documentos, muchos de la época de la dictadura, y un diploma de acceso a la Real Academia Galega, muy deteriorado.

El historiador matiza que a los bienes enumerados de la época de Pardo Bazán pueden sumarse otros que parecen corresponderse pero que deben ser objeto de un estudio más pormenorizado.

El informe pericial enumera más de un centenar de bienes ubicados en el interior del pazo de Meirás o en la Granja posteriores a 1938 y que considera bienes por destino vinculados al uso del pazo como residencia oficial del dictador. Se trata de muebles, objetos y obras de arte que forman parte de dependencias tales como salones, comedores o despachos “estrechamente vinculados a los usos públicos del recinto”, donde se celebraban banquetes de Estado, recepciones oficiales, congresos de ministros, destaca la pericial, que incide en que parte de este mobiliario procedía de otros edificios adscritos a Patrimonio Nacional, como los desvelados por un informe de este organismo estatal.

El perito concluye que deben permanecer en Meirás todos los bienes y destaca el valor de los de Pardo Bazán, vendidos con el pazo, por su “potencial didáctico y museístico” y su interés para “abordar el estudio de su biografía”. Defiende que los incorporados por la dictadura son bienes inmuebles por destino, vinculados a su uso como residencia oficial y colocados con “vocación de permanencia”. Su traslado, advierte, supondría “una merma relevante en el valor artístico y estético y, sobre todo, en el valor histórico y cultural de un conjunto que fue declarado Bien de Interés Cultural”.

La vista que dirimirá el futuro de los bienes del pazo de Meirás se celebrará los días 13 y 14 de enero. El Gobierno ya ha avanzado que, además de defender su incidente, la Abogacía del Estado se adherirá también al presentado por el Concello de Sada.