Inopia es sinónimo de pobreza o indigencia; estar en la inopia es ignorar lo que sucede alrededor. ¿Qué te llevó a escoger ese nombre?

La verdad es que fue una elección un poco casual. Por aquel entonces estaba cursando Bellas Artes en Cuenca y en uno de los grupos de trabajo surgió la idea de ponernos un alias. Yo soy una persona que vive siempre en el mundo de la inopia, más en los sueños que en la realidad, y de ahí surgió Ynnopya.

¿Qué artistas detonaron tu inmersión en el arte del tatuaje?

Todo empezó con artistas que venían de la ilustración o de otras ramas que no tenían que ver con el tatuaje tradicional. En lo que se refiere a este mundo, Melina Wendlandt y Sasha Masiuk me han inspirado mucho por su perfección en las líneas. En mis piezas también hay mucha influencia de las culturas árabe, hindú y sobre todo bereber, por la colocación del tatuaje en puntos estratégicos del cuerpo.

¿Crees en eso de que los tatuajes deben tener un significado, más allá de lo estético?

Cuando uno decide hacerse un tatuaje, ya parte de unas motivaciones, sean las que sean. No es necesario que el tatuaje tenga un significado profundo, que deba representar algo o a alguien. La pieza, una vez realizada, ya te va a recordar a una época de tu vida. No creo que haya que buscar nada más. La fuerza reside en el propio tatuaje. 

"Es algo que estás haciendo para siempre a una persona y que debe ser perfecto desde el principio"

¿Recuerdas tu primer 'tatu'?

Sí, lo pasé fatal. El primero se lo hice a Dani, un cráneo en la rodilla, que es una zona muy complicada, con muchos cambios de piel. Le pinché hasta la médula, fue una locura. Es algo que recuerdo todos los días porque lo veo constantemente. Por otro lado, la experiencia me hizo ver que no me daba tanto miedo tatuar. Los primeros 'tatus' son dolor de tripa, muchos nervios, mucha responsabilidad. Es algo que estás haciendo para siempre a una persona y que debe ser perfecto desde el principio. 

Un pintor necesita de un soporte pictórico, ya sea un lienzo, una tabla de madera o una pared. En tu caso, el soporte es la piel. ¿Qué tiene el cuerpo de atractivo?

El movimiento. El cuerpo es cambiante, evoluciona, y con el tatuaje lo que haces es dar forma a una idea, tuya o de otra persona, a nivel estético, que se transforma con el paso del tiempo. La posibilidad de adaptar el dibujo a los volúmenes del cuerpo es algo muy interesante.

Cuando te embarcas en un diseño… ¿hay, digámoslo así, un proceso de lectura anatómica?

Sí, y por eso les pido a mis clientes que me envíen fotos de su cuerpo para poder analizar sus formas, ver dónde encajan mejor las piezas, el tamaño que deben tener, qué tipo de movimiento van a sugerir, cómo se pueden adaptar bien a la musculatura para que fluyan sobre la piel.

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Ynnopya cautiva con sus tatuajes de línea fina ANDREEA VORNICU

Tu obra destaca por el estilo ornamental, los motivos florales, los mandalas… ¿A qué se debe?

Antes de empezar a tatuar, hacía joyas. Hubo un momento en el que tuve que compaginar ambas cosas, y me decanté por los tatuajes. Pero siempre he tratado de buscar la manera de llevar la joyería, los complementos, al cuerpo, por eso, en mis diseños, lo que intento hacer es transformar los tatuajes en joyas.

Cuando tatúas a una persona, de algún modo, dejas una parte de ti en ella. Como si la aguja estableciera un vínculo...

Sí, se pueden crear vínculos, relaciones de amistad, sobre todo cuando el proyecto necesita varias sesiones. Acabas conociendo al otro, sus intereses... Como di ces, el artista deja una parte de sí en el 'tatu', y la otra persona, muchas veces, al hacerse una pieza, cierra un proceso vital, una etapa. 

El pasado mes se aprobó por real decreto que la Guardia Civil pueda llevar tatuajes visibles con el uniforme. ¿Crees que todavía se estigmatiza a las personas tatuadas? 

Sí, el estigma existe, pero cada vez es menor porque hay más gente tatuada. Aunque me atrevería a decir que incluso entre las personas que llevan tatuajes se arrastra ese estigma. Pensamientos como el "me quiero hacer un tatuaje pequeño porque no quiero que me lo vean en el trabajo", "cómo me van a mirar", "qué van a pensar de mí"… Al final, si uno mismo no rompe con esto no se puede avanzar.

Este año Daniel y tú habéis sido padres ¿Ves factible la conciliación familiar y laboral?

Es difícil pero no imposible siempre y cuando tengas un apoyo familiar. No queda otra. Se nos ha vendido la idea de que somos 'supermujeres' y que podemos con todo y esto nos lleva a ser muy autoexigentes, tanto profesional como personalmente, pero lo cierto es que no se puede llegar a todo por igual.

¿Cómo representarías la pandemia?

Ha sido una ruptura con el mundo como lo conocíamos hasta ahora y uno nuevo se ha abierto ante nosotros. Habría que pensar qué seleccionar de la pandemia, qué ha sido para ti, qué ha cambiado en tu vida para poder hacerte algo personal de una situación que hemos vivido todos.

Y basándonos en tu estilo, ¿podrías darme una imagen?

De una manera gráfica, imagino una especie de ventana con las escaleras al revés.

Ahí queda.

LA RÁFAGA

– Una canción.

– ‘Como si fueras a morir mañana’, de Leiva.

– Un libro.

– ‘La sombra del viento’, de Carlos Ruiz Zafón.

– Un plato.

– La paella valenciana a la leña.

– Un lugar.

– Cualquier sitio donde se vea el mar.

– Black Alien.

– Control absoluto sobre su cuerpo. Va más allá del tatuaje.

– Nueva Romareda.

– No estoy muy puesta pero no creo que sea necesario invertir en eso ahora..

– ‘Cacahuetes’ de la Expo.

– Me has pillado, no sé a qué te refieres.

– El gran apagón.

– Las cosas van a empezar a cambiar y tendremos que aprender a adaptarnos.

– Tercera dosis.

– Bien si es necesario pero no obligatorio. Cada uno tiene que poder decidir qué hacer.

– Puente de la Constitución.

– Escapada necesaria antes de Navidad. 

Todo el mundo quiere tatuarse antes de que acabe el año.

– Algo que te aburre.

– La televisión, especialmente el ‘Telediario’ contando las mismas noticias sin cesar.