Una mujer octogenaria, enferma de alzhéimer, se vio obligada a esperar siete horas y media en Zamora a una ambulancia para poder regresar desde el hospital a la residencia de Rabales, donde reside.

Así lo ha denunciado la propia familia al Defensor del Paciente, ante lo que considera “un hecho muy grave e inadmisible en el siglo XXI que ni puede ni debe repetirse por respeto y para ofrecer una calidad de vida digna”.

La mujer de 81 años, originaria de un pueblo del municipio de Figueruela de Arriba, tras pasar 18 días ingresada en el Hospital Provincial recibía el alta hospitalaria. Sus graves dolencias, aparte de su estado avanzado de alzhéimer, hacen necesario que sus traslado se realicen obligatoriamente en ambulancia, al ser muy complicado hacerlo en un turismo particular.

Según manifiesta el familiar que se encontraba a su cargo, un sobrino: “A las tres de la tarde le dieron el alta hospitalaria y estamos encantados del trato allí recibido en todo momento, y contentos de que todo fuera a mejor. El problema llegó luego. Media hora después mi tía ya estaba lista y llegó la espera, pero pasaba una hora y otra, pasó toda la tarde y allí no aparecía. Yo la verdad ya no sabía qué hacer. Volvían a llamar y decían que no había ambulancias. Hasta las 22.30 horas en que por fin llegó la ambulancia y mi tía pudo regresar a Rabanales compartiendo ambulancia con varias personas de otras localidades alistanas”.

Sentencia el familiar que “hay situaciones que se pueden entender, que haya un retraso de una o dos horas, pero tener a una persona con más de 80 años y alzhéimer esperando más de siete horas no se puede tolerar. Alguien, quien sea o le corresponda, debe poner fin a estas graves situaciones”.