El psicólogo especialista en sectas Miguel Perlado ha alertado a Efe de que la pandemia ha provocado un "fenómeno de polinización" entre diferentes movimientos, que podría provocar el surgimiento de nuevos grupos, en teoría poco relacionados entre sí, como la extrema derecha, los antivacunas o los esotéricos.

Perlado (Pamplona, 1973) es uno de los organizadores del VII Encuentro Nacional para Profesionales, Familiares y Exmiembros de Sectas, convocado en Logroño los próximos 4 y 5 de marzo por la Asociación Iberoamericana para la Investigación del Abuso Psicológico (AIIAP).

Este psicólogo clínico y forense en juicios, quien cuenta con 23 años de experiencia en el ámbito sectario, ha constatado que existen "puntos comunes" entre los fenómenos de radicalización ideológica, los abusos intraeclesiales y los movimientos relacionados con las terapias alternativas.

Según sus datos, el uno por ciento de la población mundial "está o ha estado" afectada por una secta a lo largo de su recorrido vital y en Estados Unidos puede llegar a haber unas 3.000 sectas.

Un problema invisible

"Es un problema invisible pero está ahí; hay que estar alerta porque cada vez las propuestas son más difusas y heterogéneas", ha advertido este especialista.

Perlado ha estimado que en España hay actualmente unos 250 grupos "bien establecidos" de sectas "destructivas", pero estos ya no se pueden definir "por el número de personas captadas, el tipo de ideas que difunden o la forma de hablar, vestir o comportarse de sus miembros".

Así, ha indicado que en una secta hay una persona que se ha erigido como líder por contar con "talento, don o capacidades únicas" y generar una relación y dinámica de grupo en la que logra el "control progresivo" de sus seguidores, quienes muestran una "dependencia extrema" a través de su "devoción", hasta que pierden su capacidad de visión autónoma.

Para ello, ha explicado, el líder de la secta "utiliza la manipulación y el control de la personalidad con el fin último de obtener poder sobre sus adeptos y tener acceso a sus recursos personales y económicos", lo que provoca unas "consecuencias devastadoras".

En la década anterior a la pandemia, este psicólogo ya observó una "diversificación" de los grupos sectarios, que, "más allá de las estructuras clásicas religiosas", derivaron sus propuestas hacia temas relacionados con la salud.

De este modo, ha dicho, surgieron grupos relacionados con las terapias alternativas, nuevos sistemas terapéuticos y propuestas de sanación o curación, que se han incrementado durante la pandemia gracias a funcionamiento digital, una tendencia que este experto recogió en su libro "¡Captados! Todo lo que necesita saber sobre las sectas" (Ariel, 2021).

Jóvenes, idealistas e ingenuos

Cuando se vuelva a la normalidad tras la pandemia de la covid-19, ha augurado que podría haber un surgimiento de nuevas propuestas relacionadas con el contacto con la naturaleza.

También ha detectado la "entremezcla" de propuestas tipo "new age" con movimientos de la extrema derecha, que podrían "cristalizar" en nuevos grupos sectarios.

Perlado ha citado el ejemplo de QAnon, el movimiento de ultraderecha fundado en Estados Unidos que ha experimentado un gran auge durante la pandemia gracias a sus teorías conspiracionistas.

Otros grupos, caracterizados por su oposición a las vacunas frente a la covid-19 o al uso de mascarillas, han logrado "sectarizar" a muchos de sus seguidores o "hacer de puentes de contacto" hacia otros movimientos, algunos de ellos con tintes ufológicos o esotéricos, gracias a este fenómeno de "polinización cruzada" entre estas propuestas.

Respecto al perfil actual de los captados por una secta, ha rechazado el "estereotipo" de que sean "personas colgadas que ya buscaban eso, sin criterio, ni estudios".

En este sentido, ha concretado de que se trata de personas "jóvenes, idealistas, ingenuas, con estudios universitarios y ganas de transformar la sociedad, que se vuelcan en ayudar a los demás", por lo que tienen "un perfil bastante atractivo para las sectas, que buscan personas productivas, con presencia y contactos sociales, no gente problemática, tarada o tullida".

Ha identificado otros subgrupos, como mujeres captadas tras entrar en una situación de "crisis vital", personas que han flirteado con las drogas y adolescentes.

Hay recaídas

"Todos tenemos fragilidades, nadie es invulnerable al influjo de una secta, pero, además de una situación de crisis personal, como una ruptura afectiva, se debe dar la confluencia de otros factores en el contexto social y familiar", ha precisado.

Para recuperar a una persona desde el punto de vista terapéutico, ha subrayado que hay que "trabajar mucho en red con los familiares, amigos y círculo cercano" con el fin de que el captado evalúe su vinculación con ese grupo, "entre en crisis" y aumente su "capacidad crítica" para facilitar su "extracción" de la secta.

Ha advertido de que "suele haber recaídas" porque a estas personas se les "inocula" el temor de que "solo dentro del grupo van a estar salvadas y tendrán felicidad y salud".

Esta situación puede llegar a provocar cuadros de ansiedad y crisis psicóticas, pero lo común es que experimenten "culpa y vergüenza", dado que, a su vuelta, se sienten "en un mundo extraño, del que desconocen los códigos" de comportamiento, después de que "les hayan reprogramado la mente".