En el mismo día en el que el Consejo de Ministros ha aprobado el real decreto por el que se pone fin a la obligatoriedad de llevar mascarillas en todos los espacios cerrados, en lo que significa un antes y un después en la pandemia de coronavirus, Luis Jodar, vicepresidente senior y director médico mundial de vacunas de la farmacéutica Pfizer, ha vislumbrado un escenario en el que, según la evolución de la variante ómicron, podría ser necesario recibir una dosis anual de la vacuna contra el coronavirus.

Así lo expuso el directivo de la farmacéutica en el marco del V Seminario para periodistas organizado por Pfizer en colaboración con la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS) cuando está a punto de celebrarse la Semana Mundial de la Inmunización, una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que este año se conmemora del 24 al 30 de este mes de abril.

En el encuentro, Jodar estableció un supuesto escenario de la pandemia "entre endémica y epidémica" en el que la variante ómicron, la que más contagios ha causado en todo el mundo, siga evolucionado y sea haga necesario pinchar con dosis de refuerzo a todos los grupos de edad al menos una vez al año. Serían, apuntó, dosis que se adaptarían a la variante hasta que se consiga "el santo grial", una vacuna universal segura y eficaz que sirva para todas las mutaciones.

Vacunas en niños de 5 a 11

Esta misma semana, la farmacéutica y su socia BioNTech han anunciado la presentación de una solicitud de autorización de uso de emergencia de una dosis de refuerzo de la vacuna contra el coronavirus para niños de 5 a 11 años, tras demostrarse en un estudio que esta aumenta significativamente los anticuerpos contra la variante ómicron. El directivo de Pfizer consideró que esa tercera dosis en menores puede resultar necesaria ya que "a partir de cierto tiempo la protección decrece. No tanto contra la enfermedad severa como con la sintomática".

Asimismo, avanzó que Pfizer anunciará en "en abril o mayo" los datos de efectividad de su vacuna en menores de entre 6 meses y 4 años. A continuación, añadió Luis Jodar, la compañía pedirá su autorización a la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y, posteriormente, a la Agencia Europea del Medicamento (EMA en sus siglas en inglés).

Una niña recibe la vacuna contra el coronavirus en Madrid.

En cuanto a la cuarta dosis de la vacuna frente al covid, el directivo admitió que "existe más controversia". Recordó que ha sido aprobada en Estados Unidos. El 6 de abril, la EMA y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) abrieron la puerta a administrar ese pinchazo extra también a los mayores de 80 tras comprobar que existía mayor riesgo de enfermedad grave en este grupo de edad. Se descartó, sin embargo, que por ahora se extienda esa vacuna a toda población a la espera de analizar nuevos informes sobre sus beneficios.

Luis Jodar reconoció que, incluso después de la tercera dosis hay una reducción de la eficacia de la vacuna, "pero no está tan claro en las manifestaciones más severas eficacia. Se ha visto en Israel, sobre todo, que la cuarta dosis aumenta la protección contra la enfermedad severa y la muerte".

Calendarios vacunales homogéneos

En el encuentro también participaron el doctor Federico Martinón-Torres, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela y Ángel Gil, profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Ambos pusieron en relieve la importancia de la vacunación a lo largo de la vida. Es decir, que la inmunización no sólo se asocie a la edad infantil, sino que también los adultos reciban las dosis que necesitan de determinadas vacunas, algo que, expusieron, en ocasiones no ocurre, o porque no les informan sus médicos o por el propio desconocimiento de la población. Martinón-Torres apostó por la "homogeneización" de los calendarios vacunales para que "el código postal no afecte a las vacunas que recibimos".

Por su parte, el profesor Ángel Gil, experto en salud pública, subrayó la necesidad de invertir en la vigilancia epidemiológica con más recursos económicos y el refuerzo de los equipos de las distintas comunidades porque, reseñó, que "en el momento en el que aparece una vacuna el impacto sobre la enfermedad es tremendamente grande".

Un hombre se vacuna de la gripe y el covid-19 en Madrid. EFE

Y, sobre la mesa, puso algunos datos contundentes: el coste anual de las infecciones prevenibles por vacunación en adultos mayores de 45 años se estima en 134,1 millones de euros debido a costes directos e indirectos, siendo el 44% debido a la enfermedad neumocócica, el 39,5% a la gripe, el 16% al herpes zoster y el 0,1% a la tosferina

El profesor añadió que los gastos derivados de la hospitalización representan más de la mitad (58,1%), con 77,9 millones de euros, mientras que los de Atención Primaria ascienden a 35,1 millones de euros y las visitas al especialista suponen 21,1 millones de euros. La carga económica directa de patologías como la enfermedad neumocócica, la gripe, el herpes zoster o la tosferina en adultos de 45 años o más es alta en España, por lo que el aumento de las tasas de vacunación podría reducir el impacto económico, concluyó el profesor.