Médicos Sin Fronteras (MSF) ha reiterado este miércoles su petición a la farmacéutica estadounidense Moderna para que "ponga urgentemente la tecnología de las vacunas ARNm a disposición de los fabricantes de los países de ingresos bajos y medios". La ONG lanza su demanda el día antes de la junta general de accionistas de la compañía en la que, apuntan, informará de sus resultados en forma de "miles de millones de beneficios durante la actual pandemia de covid-19". MSF resalta que la transferencia de tecnología y conocimientos podría facilitar la producción tanto de vacunas contra el coronavirus como para otras enfermedades, y permitiría a los países estar mejor preparados para futuras pandemias.

MSF subraya que disponer de una capacidad local de producción de vacunas ARNm "en los países de ingresos bajos y medios con vistas al futuro, salvaría vidas en muchas regiones del mundo". A corto plazo, precisan, la tecnología regional ARNm puede adaptarse "con relativa rapidez" para responder a las nuevas variantes de covid-19 y a las necesidades de suministro. A medio y largo plazo, continúan, podría constituir "una opción prometedora para el desarrollo de vacunas contra otras enfermedades infecciosas mortales de larga duración, como el VIH, la tuberculosis y la malaria y, también, desempeñar un papel importante "en la futura preparación para las pandemias".

La organización humanitaria señala que, aunque Moderna ha firmado un Memorando de Entendimiento con el Gobierno de Kenia para que este país albergue su primera fábrica basada en tecnología ARNm en África -la compañía anunció a principios de marzo que prevé invertir más de 450 millones de euros en esta nueva instalación-, apenas se han dado detalles públicamente sobre esta empresa.

Fabricantes locales

Para la ONG una forma "más eficaz de promover la producción y disponibilidad de vacunas ARNm" en este continente sería que la farmacéutica estadounidense compartiera su tecnología con los fabricantes que tienen la capacidad de producir "y que no obstaculizara los esfuerzos en marcha para desarrollar vacunas basadas en esta tecnología en el Centro de Transferencia de Tecnología de ARNm dirigido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Sudáfrica". 

Este mismo mes de abril, la OMS y el Medicines Patent Pool (MPP) daban a conocer los nombres de los quince fabricantes que recibirán apoyo del programa de transferencia de tecnología de ARNm. El programa se basa en un centro de transferencia de tecnología Afrigen, que se encuentra en Sudáfrica. Los destinatarios de las ayudas, recibirán capacitación y tecnología del centro y luego producirán y venderán productos comercialmente. Esta iniciativa global está diseñada para fomentar el desarrollo sostenible de vacunas y terapias de ARNm contra el coronavirus y otras enfermedades que amenazan a estos países.

100 fabricantes potenciales

Para MSF es "un mito" que los países de ingresos bajos y medios no puedan producir estas vacunas. La ONG ha identificado más de 100 fabricantes en Asia, África y América Latina que tienen capacidad para fabricar vacunas en base a esta tecnología. Añaden que Moderna recibió una importante financiación pública (9.417.083 de euros) lo que incluye casi todo el coste del desarrollo clínico y la compra de 500 millones de dosis para desarrollar una vacuna contra el coronavirus mediante esta tecnología.

La organización considera que la compañía "tiene la obligación de dejar de bloquear la transferencia de tecnología ARNm" y apunta al hecho de que la farmacéutica haya facturado 17.700 millones de dólares con la vacuna frente al covid y tenga unas previsiones propias de al menos 19.000 millones de dólares. Recuerda que, a pesar de que ha pasado más de un año de que "múltiples vacunas eficaces contra el coronavirus" fueran introducidas en el mercado, la distribución de esas miles de dosis sigue siendo muy desigual

Las marcadas diferencias se deben, en gran medida, a las desigualdades en el suministro: que el 74% de todas las vacunas dispensadas en 2021 se destinaron a los grupos de edad de países de rentas altas y medias, mientras que alrededor del 1% se destinó a países de ingresos bajos, concluye Médicos Sin Fronteras.