Las llamas continuaron este martes su avance por los montes gallegos devorando otras 6.180 hectáreas para alcanzar las 20.000 en solo cinco días, los que transcurrieron desde que la tormenta eléctrica de la noche del pasado jueves descargó 6.000 rayos provocando medio centenar de incendios, los más graves en las provincias de Ourense y Lugo. Ya solo con estos datos de la afección de los fuegos –muchos todavía activos–, Galicia se encamina a su segundo peor año desde 2012. La extensión calcinada en menos de una semana de julio ya supera la superficie quemada en 2012, 2013, 2014, 2015, 2018, 2019, 2020 y 2021 y está a punto de superar las registradas en 2016 –con 21.533–, cifras que seguramente se sobrepasen dado que estamos al inicio de un verano que los expertos y la propia Xunta prevén como “muy complicado” por la sequía prolongada que arrastra la comunidad.

Las cifras de 2017 parecen más difíciles de batir. Ese año ardieron 62.096 hectáreas, de las cuales unas 49.000 se quemaron en un fin de semana de octubre en el que se desataron más de 250 incendios, los más graves en la provincia de Pontevedra. La zona cero fue Chandebrito (Nigrán), reducida a cenizas y con dos personas muertas.

Una vecina camina por A Veiga da Cascallá. Brais Lorenzo

Los incendios de esta ola no causaron víctimas mortales, pero sí importantes consecuencias para la población, además de para el medio ambiente. La llamas destruyeron 85 inmuebles, 75 en la comarca de Valdeorras (Ourense) y 10 en la de O Courel (Lugo) y entraron, o cercaron, hasta 80 poblaciones (60 en O Courel y 20 en Valdeorras) que obligaron a desalojar a 1.400 vecinos como medida de prevención. La mayoría de las evacuaciones, 900, estuvieron provocadas por los incendios de Folgoso do Courel y A Pobra de Brollón, mientras que el resto, unas 500, se debieron a los de Carballeda de Avia. La Xunta ya permitió ayer, a lo largo del día, el regreso de los vecinos a sus casas en una veintena de poblaciones tras superarse la situación de peligro.

El incendio más grave es el que afecta a Carballeda de Valdeorras, al calcinar ya 7.500 hectáreas. Ayer seguía fuera de control.

Por su parte, el macrofuego de Folgoso do Courel-A Pobra do Brollón (Lugo) –se juntaron cuatro fuegos, dos de Vilamor y dos de Saa– devoró 5.500 hectáreas. A este se suma otro fuego en Folgoso do Courel, parroquia de Seceda, de 1.100 hectáreas.

El tercer fuego con más superficie quemada es el de Vilariño de Conso (Ourense), parroquia de Padroalbar, con 3.000 hectáreas dentro del parque natural de O Invernadeiro.

En la provincia de Lugo, estaban activos los fuegos de Palas de Rei (375 hectáreas) y tres en Cervantes (240). La lista en Lugo se completa con dos fuegos en Quiroga (265 hectáreas). El de Antas de Ulla estaba controlado con 40 hectáreas.

Ya en la provincia de Ourense, además de los de Valdeorras e Invernadeiro, los fuegos más grandes son los tres del municipio Oímbra que entraron desde Portugal, con 1.500 hectáreas. Las tareas de control de los incendios de Zamora han permitido que Renfe restablezca la comunicación por tren entre Galicia y Madrid, que se suspendió el lunes al mediodía. Los servicios estuvieron cortados hasta la mañana de ayer, cuando la compañía reanudó las relaciones, si bien sin trayectos directos. Los pasajeros son desplazados por carretera en autobuses entre Zamora y Sanabria, tanto para los usuarios del AVE como de los Alvia.

Zona catastrófica

Por otra parte, la portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, ha reclamado la declaración de zona catastrófica para las áreas más afectadas por las llamas como vía para obtener todos lo recursos necesarios para su recuperación, “máxime, teniendo en cuenta el importante número de viviendas que fueron pasto de las llamas”.

La dirigente nacionalista visitó ayer O Barco de Valdeorras y A Pobra do Brollón para conocer sobre terreno el alcance de los incendios, los cuales calificó de “desastre ambiental, económico y social”. “La prioridad es apagar los fuegos, pero hay que ir pensando en el día después y, en este sentido, proponemos la declaración de zona catastrófica para que haya ayudas, recursos y se pongan todos los medios necesarios para la recuperación de las tierras quemadas” que, en muchos casos, “tienen un valor ambiental y económico”, sostuvo.

Fuegos como no se habían visto

La ola de incendios que afecta a Galicia resulta inusual por varias razones. La primera, porque la mayoría de los incendios fueron provocados por una tormenta eléctrica. Y otra, porque el fuego se comporta de manera “errática” y con “extraordinaria virulencia” que hacen ineficaces las tareas de extinción. “Es un comportamiento que nunca se había visto en Galicia, obre todo en las horas centrales, que hacen que quede fuera de capacidad de extinción y que no funcionen las técnicas de extinción”, advirtió ayer el conselleiro de Medio Rural, José González.

En una entrevista en la Radio Galega, justificó precisamente la necesidad de diferentes desalojos en los últimos días en las provincias de Lugo y Ourense ante la “extraordinaria virulencia” de los fuegos y su “errático” comportamiento, con cambios de viento y elevadas temperaturas. “Lo que era la cabeza se convertía en cola”, ejemplificó.

No obstante, aseguró que se irá “facilitando acceso a aldeas” de los vecinos en función de cómo evolucione la situación y siguiendo criterios técnicos. Debido a la proximidad de la llamas se tuvieron que evacuar más de 1.400 personas de ochenta poblaciones en las zonas de A Pobra do Brollón y Folgoso do Courel (Lugo) y Valdeorras (Ourense).

Ante esta situación, la Xunta pondrá en marcha un dispositivo extraordinario de Protección Civil para prestar la atención necesaria a las personas desalojadas. Se trata de la primera vez que se organiza un operativo de estas características. Así se lo trasladó el vicepresidente segundo y conselleiro de Presidencia, Diego Calvo, a los alcaldes de los ayuntamientos de las provincias de Lugo y Ourense en los que se están registrando los incendios, a los que solicitó su colaboración para trasladar a la población los detalles de este operativo.

Se crearán equipos de voluntarios de Protección Civil integrados en los puestos de mando avanzados de A Pobra do Brollón y de O Barco de Valdeorras. A estos puntos deberán trasladarse las personas desalojadas y que precisan volver a sus viviendas, tanto las que están alojadas en pabellones y lugares habilitados como en viviendas de familiares o personas allegadas. La Xunta remarca que los evacuados deben acudir siempre a los puntos habilitados para solicitar entrar en sus viviendas y no pueden hacerlos “solos”. Además, la Xunta habilitó ayer más de 50 plazas en varias residencias con el objetivo de acoger a personas mayores y con patologías crónicas que tuvieron que ser desalojadas.