Las denuncias de agresiones sexuales y "pinchazos" sufridos por mujeres en contextos de aglomeración y ocio han llevado a numerosas administraciones y promotores a instalar puntos violeta en las fiestas y festivales que se celebran estos días por toda España, en algunos casos con voluntad de permanencia.

Los puntos violeta buscan implicar a toda la sociedad en la lucha contra la violencia machista, acercar los servicios integrales a las víctimas a través de su entorno y facilitar información sobre cómo actuar ante un caso de violencia machista, como explica la Delegación del Gobierno contra la violencia de género.

En pocos años se han extendido por todo el país con un balance positivo, como ha señalado el concejal de Prevención y Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, para quien ofrecen un "servicio apreciado por el conjunto de la ciudadanía" por el "asesoramiento y acompañamiento" que prestan a los usuarios del ocio nocturno, especialmente a mujeres.

En el mismo sentido se ha manifestado la subdelegada del Gobierno en A Coruña, María Rivas, que además ha afirmado que "todas las administraciones" tienen que "colaborar" en este ámbito, sumándose al trabajo de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado para intentar garantizar la seguridad.

En Vitoria, alrededor de 1.350 personas acudieron al "punto morado" -como se denominan en Euskadi- durante las fiestas de La Blanca, según informó el alcalde, Gorka Urtaran, que pidió ser "contundentes" contra los "machitos depredadores", que "son muy pocos -dijo- pero vienen a aguarnos las fiestas".

Puntos violetas en grandes y pequeñas ciudades

Con ese ánimo, el Ayuntamiento de San Sebastián redoblará los esfuerzos contra las agresiones sexistas durante las fiestas de su Semana Grande, tras "las recientes denuncias registradas en otras localidades cercanas y la proliferación de los pinchazos" a mujeres, como ha apuntado la concejala de Igualdad, Ane Oyarbide, en las que habrá un punto morado fijo de información y atención a posibles víctimas, abierto hasta las cuatro o las cinco de la madrugada, según los días.

En un acto esta semana en ese punto morado, el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, ha hecho un llamamiento a la "implicación" ciudadana y se ha mostrado convencido de que "el compromiso de todos" puede evitar que se produzcan este tipo de agresiones.

También existirán estos puntos de atención durante las Fiestas del Apóstol en Santiago de Compostela y en la Feria de Málaga, donde el Ayuntamiento incluso está invitando a las casetas de titularidad privada para que se adhieran a la iniciativa.

En Málaga, al igual que en otras ciudades, los puntos violetas forman parte de un dispositivo de seguridad reforzado debido a la alarma social generada por las agresiones y pinchazos a mujeres, que en la capital de la Costa del Sol incluirá cacheos preventivos y el uso de un dron.

En poblaciones de menor tamaño también se han instalado estos puntos de atención, como en Logroño, donde el Ayuntamiento ya ha decidido mantenerlos hasta 2024 para las fiestas de San Mateo y San Bernabé, el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y otras grandes concentraciones de jóvenes.

Los hay o los habrá en Huesca para las Fiestas de San Lorenzo, en Cuenca durante la Feria y Fiestas de San Julián, en Ávila en las XXV Jornadas Medievales o en Santander en zonas concurridas por jóvenes y en los lugares donde se celebran festivales y conciertos como la Campa de la Magdalena.

Los festivales también cuentan con puntos de atención

Se instalará también un punto violeta para prevenir posibles casos de violencia de género en la localidad lucense de San Cibrao, donde se reforzará la seguridad y las medidas preventivas de cara a la trigésimo quinta edición de A Maruxaina, para que no se repita lo que ocurrió en 2019, cuando decenas de mujeres fueron grabadas mientras orinaban en un callejón de la localidad durante las fiestas.

Igual que las fiestas populares, los festivales que tienen lugar por toda España también cuentan con puntos violetas, entre ellos el Medusa Subeach que se celebra en Cullera (Valencia), el Festival Boreal del municipio tinerfeño de Los Silos en septiembre, el Centenerarock de la localidad cacereña de Aldeacentenera o el FiestoRon, el mayor festival de pop-rock de Canarias, en Arucas (Gran Canaria).

Los hubo también en Mad Cool, celebrado en junio en Madrid, donde el punto violeta fue además "arcoíris", y en el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, donde este dispositivo registró denuncias por un posible caso de violencia de género y dos situaciones que supusieron la activación del protocolo por violencia sexual.

La instalación de estos puntos de atención ha sido promovida por el ejecutivo central y por gobiernos autonómicos, como el extremeño, que ha emitido una alerta sanitaria sobre sumisión química a través de pinchazos y cuyo Instituto de la Mujer ve necesario seguir fomentando los puntos violetas en todas las fiestas de los pueblos como instrumento para implicar a la sociedad en la lucha contra las violencias machistas y extender, de forma masiva, la información sobre cómo actuar contra un caso de violencia sexual.

Por su parte, la Junta de Castilla y León ha lanzado para el verano una campaña informativa en redes sociales sobre la sumisión química con el objetivo de "concienciar" a la población de las consecuencias legales que acarrea cometer este tipo de delitos e informar sobre los riesgos que supone para la salud.