Hay bacterias que cuando se enfrentan a una situación de gran estrés deciden detener sus procesos vitales y entrar en un profundo letargo que, en muchos aspectos, se asemeja a la muerte. Estas células pueden permanecer 'muertas' durante decenas de miles (quizás millones) de años, mientras aguantan condiciones límite como el calor extremo, potentes agentes químicos o incluso las duras condiciones del espacio exterior. Aun así, llegado el momento, estos organismos logran reiniciar su metabolismo y resucitar en cuestión de minutos. ¿Pero cómo lo consiguen?

El misterio de las 'bacterias zombie', que logran 'resucitar' incluso tras años aparentemente muertas, lleva años intrigando a los expertos. La gran incógnita es si estas bacterias son capaces de monitorizar su entorno mientras duermen para saber exactamente cuándo vale la pena volver a despertarse o si, por el contrario, resucitan de pura casualidad. Un estudio publicado este mismo jueves en la revista 'Science', liderado por investigadores de la Universitat Pompeu Fabra y la Universidad de California en San Diego, ha logrado descifrar este enigmático fenómeno.

La fórmula para revivir

Según desvela un experimento con esporas de 'Bacillus sutilis', las bacterias, incluso cuando están sumergidas en este estado de profundo letargo, son capaces de monitorizar las señales ambientales y evaluar cuándo se cumplen las condiciones para volver a la vida. Una dinámica particularmente curiosa, desvelada por este estudio, es que las esporas son capaces de trazar una especie de cronología para ir sumando estas señales, por pequeñas que sean, para así saber cuándo se alcanza un umbral óptimo para reanudar su actividad metabólica y fisiológica.

El mecanismo exacto utilizado por las células para saber cuándo resucitar es el siguiente. Las esporas emiten de manera intermitente iones de potasio para evaluar su entorno. Si detectan una señal favorable, por corta que sea, las esporas liberan parte del potasio al medio. Así haciendo, consiguen mantener la cuenta de cuántas señales ambientales favorables reciben de manera consecutiva. Esta dinámica les permite saber si las condiciones ambientales han mejorado de manera definitiva o si, por el contrario, se trata solo de una mejora transitoria. De esta manera evitan resucitar de manera prematura o, lo que es peor, volver a la vida en un mundo aún desfavorable.

"Este trabajo cambia la forma en la que pensamos sobre las esporas, que hasta ahora se consideraban objetos inertes"

"Esta estrategia es sorprendentemente similar a la de las neuronas en nuestro cerebro", explica Jordi García Ojalvo , catedrático de biología de sistemas de la Universidad Pompeu Fabra y uno de los autores de este estudio. "Este trabajo cambia la forma en la que pensamos sobre las esporas, que hasta ahora se consideraban objetos inertes", añade Gürol Süel, profesor del Departamento de Biología Molecular de la Universidad de California en San Diego.

"Mostramos que las células que se encuentran en un estado de letargo profundo tienen la capacidad de procesar información. Estas esporas pueden liberar su energía potencial electroquímica para realizar un cálculo sobre su entorno sin necesidad de actividad metabólica", comenta el experto tras la publicación del estudio en la revista 'Science'.

Enfermedades y extraterrestres

Entender cómo resucitan las 'bacterias zombis', según explican los investigadores que han liderado este trabajo, estos hallazgos puede tener multitud de aplicaciones. Un ejemplo es el caso de las bacterias portadoras de enfermedades que llevan decenas de miles de años en letargo y que ahora, debido al deshielo, podrían resucitar. Ya son varios los estudios que alertan de que el deshielo de los polos, el permafrost y, en general, las regiones heladas del planeta podría liberar virus y bacterias responsables de enfermedades hasta ahora desconocidas.

Estos hallazgos sobre 'bacterias zombis' también podrían guiar la búsqueda de vida extraterrestre. En este sentido, según explica Süel, "si se encuentra vida en Marte o Venus, es probable que esté en un estado inactivo. Ahora sabemos que una forma de vida que parece estar completamente inerte todavía puede ser capaz de pensar en sus próximos pasos".