Historia de la Ciudadela de Jaca

La Ciudadela de Jaca es una de las construcciones castrenses más espectaculares que se conservan en Aragón ¿Cuál es su historia?

Ciudadela de Jaca.

Ciudadela de Jaca. / SERGIO Martínez Gil HISTORIADOR Y CO-DIRECTOR DE HISTORIA DE ARAGÓN

Sergio Martínez Gil

Sergio Martínez Gil

Justamente mañana se celebra el día de San Jorge, patrón oficial de Aragón desde que las Cortes celebradas en el año 1461 en la ciudad de Calatayud así lo decidieran. También fue un 23 de abril pero del año 1814 cuando las tropas napoleónicas abandonaron la última posición que seguían manteniendo en territorio aragonés con motivo de la Guerra de la Independencia, que fue la localidad oscense de Benasque. Y este acontecimiento es el que nos va a conducir por este pequeño viaje por el tiempo para conocer la historia de uno de los monumentos más espectaculares, especialmente desde las alturas, que podemos visitar hoy en día en Aragón: la Ciudadela de Jaca o Castillo de San Pedro.

Jaca tiene y ha tenido siempre una enorme importancia para la historia aragonesa, más teniendo en cuenta que fue su primera capital, especialmente gracias al empeño del rey Sancho Ramírez durante la segunda mitad del siglo XI. Pero la historia del Castillo de San Pedro nos lleva unos cuantos siglos más adelante en el tiempo y, más concretamente, a finales del XVI. Desde la unión dinástica entre los Reyes Católicos un siglo antes y la posterior llegada al trono de los Habsburgo por herencia, las relaciones entre el reino aragonés y la monarquía como institución se fueron haciendo cada vez más tensas. Poco pintaban la Corona de Aragón y aún menos el reino aragonés en ese enorme y poderoso imperio global que fue la Monarquía Hispánica de unos Austrias que no estaban muy acostumbrados a aquellos fueros que limitaban el poder de los reyes.

Esa tensión se fue acrecentando por diferentes problemas a los que se no consiguió dar solución, lo que llevó a un punto límite en el que tan sólo hacía falta una gota que colmara el vaso. Y esa gota tenía nombre: Antonio Pérez. Este fue secretario del rey Felipe II y por diferentes tejemanejes acabó cayendo en desgracia. Sin embargo, consiguió escapar de prisión llegando al reino de Aragón, acogiéndose entonces a unos fueros que le otorgaban diferentes derechos. Felipe II trató durante meses de echarle el guante, pero la oposición de las instituciones aragonesas, que vieron las actuaciones del rey como contrarias a los fueros, terminaron por provocar el levantamiento de la ciudad de Zaragoza en el año 1591 encabezada por el Justicia Mayor del reino, Juan de Lanuza V el Joven.

Pero la Rebelión de Aragón terminó rápidamente con la llegada de los tercios enviados por el rey y la ejecución de sus líderes. Aun así, el monarca no las tenía todas consigo, y dado que la frontera aragonesa era clave en su política contra Francia, decidió reforzar la frontera de forma permanente con la construcción de una gran fortificación junto a Jaca, protegiendo así el acceso desde Francia a través del valle pirenaico del río Aragón. Así, en el año 1592 comenzaron las obras bajo el diseño del ingeniero italiano Tiburzio Spannocchi.

Este diseñó junto a Jaca una enorme fortificación siguiendo el estilo constructivo de la «traza a la italiana», y que adaptaba los puestos fortificados a los avances de las técnicas de asedios del momento en los que se utilizaba de forma masiva una artillería que cada vez era más potente. La traza a la italiana desarrollaba unas construcciones de muros «bajos» y muy anchos que les permitía resistir los ataques constantes de la artillería, además de tener en el caso de Jaca una forma pentagonal que permitía una mejor defensa, unido a otros elementos como el foso y los diferentes baluartes.

Desde su construcción siempre ha contado con guarnición militar, incluso en nuestros días, lo que en buena medida ha favorecido que no haya terminado en ruinas o desmantelada, aunque sea en parte, como acabó ocurriendo con la espectacular Ciudadela de Pamplona cuando comenzó a construirse el ensanche de la ciudad. Precisamente y en recuerdo a que fue el rey Felipe II el impulsor de su construcción, hoy encontramos en el centro de su esplanada una escultura del monarca.

Lo más curioso es que la Ciudadela de Jaca apenas ha sufrido episodios bélicos importantes, y estos fueron durante la Guerra de la Independencia antes mencionada. Las escasas tropas españolas con las que se contaba en el momento propiciaron la rendición de la plaza el 21 de marzo de 1809 ante las tropas napoleónicas, que la mantuvieron en su poder hasta el final de la guerra. Esto nos lleva a una de esas ironías de las que está repleta la historia. El único asedio de importancia que ha sufrido la ciudadela jacetana se produjo precisamente con los franceses en su interior y las tropas españolas tratando de tomarla. Fueron meses de asedio liderado por el general Espoz y Mina que, finalmente consiguió retomarla el 17 de febrero de 1814. Un lugar repleto de historia y que de verdad merece la pena visitar, no sólo en su exterior, sino también sus instalaciones.

Suscríbete para seguir leyendo