Una evaluación más allá de las notas
Llega el primer boletín de notas del curso: aunque los resultados no sean los esperados, conviene no caer el en alarmismo y tomarlas como una guía que indique qué se ha hecho bien y en qué aspectos se puede mejorar. "Hay que tenerlas en cuenta, pero en su justa medida", dicen los expertos.

Un grupo de alumnos repasa sus apuntes antes de un examen. / / JESÚS DIGES
M. González
Finalizado el primer trimestre el curso, llega el boletín de notas que muestra el resultado del trabajo realizado durante los primeros meses. Se trata de una guía para saber qué se ha hecho bien y en qué aspectos conviene mejorar tras las vacaciones. Los expertos aconsejan "valorarlas en su justa medida", sobre todo si los resultados no cumplen las expectativas.
"El primer trimestre puede sentirse como un ‘ajuste de realidad’ porque a veces el alumno se enfrenta a la verdadera carga de trabajo y las expectativas académicas. Es un momento en el que se da cuenta de lo que se espera de uno y cómo es necesario organizarse para cumplir con esas expectativas", afirma la psicóloga Paula Rodríguez, directora del gabinete PersonalMind. "No obstante, hay que tener en cuenta que este ajuste de realidad no siempre es correcto, por eso las notas del primer trimestre, especialmente las de un cambio de ciclo, hay que tenerlas en cuenta, pero en su justa medida", prosigue.
"Hasta los más brillantes suelen bajar sus notas en ese primer trimestre porque vienen con los hábitos del ciclo anterior y no tienen una consciencia real y ajustada de la subida de nivel que esto supone, así que continuarán con su sistema de estudio previo, que ya de por sí no suele ser muy bueno (nadie les enseña a estudiar)", expone.
Además "los profesores suelen ser más estrictos al inicio del año escolar para establecer un tono claro y expectativas altas desde el principio", añade: "La idea es que, al ser más exigentes, los estudiantes comprendan la importancia de la dedicación y el esfuerzo en su aprendizaje". También aclara que "no todos los profesores tienen esa intención de ‘meter miedo’; muchos buscan motivar y preparar a los alumnos para los desafíos que vendrán más adelante".
“Las notas deben ser un punto de inflexión que ayude a diseñar el camino a seguir”
Por lo tanto, y bajo su punto de vista, Paula Rodríguez subraya que "las notas de primer trimestre deben ser un punto de inflexión que ayude a diseñar el camino a seguir, pero no las consecuencias de una derrota que acabe arruinando la vida de los niños y adolescentes trasformando la Navidad y las vacaciones en un interminable juicio de Nuremberg".
"La primera evaluación es la oportunidad para ver qué nos ha salido bien, lo que ha sido práctico y efectivo, y dónde tenemos área de mejora, porque todavía hay mucho margen, mucho curso, para avanzar, cambiar y ver qué cosas tenemos que hacer de otra manera", constata Rocío Álvarez, directora de Escuela de Emociones, maestra y terapeuta: "También tenemos que ver dónde podemos necesitar un refuerzo, un acompañamiento o buscar otras opciones que nos ayuden a resolver las asignaturas, que es de lo que se trata".
"Llega una etapa en la que deberían ser autónomos e independientes, pero realmente no han tenido ese aprendizaje en el que han aprendido por sí mismos cómo tienen que resolver, cómo hacer un análisis de las preguntas, cómo hacer un esquema, dónde buscar información...", reflexiona. "Al final, eso es algo que no ayuda, más bien parece que incapacita". Se trata, afirma, de un aprendizaje que debería anclarse en Primaria. "En los primeros ciclos acompañamos para que aprenda cuántas tareas tiene, cómo tiene que organizarse para hacerlas... Todos estos ítems que marcan rutinas básicas deberían estar organizados en el primer y segundo ciclo», expone. «Cuando ya estamos en 5º y 6º de Primaria ya deberían ser autónomos para saber y entender qué asignaturas tiene, qué deberes tiene, cómo organizarse...".
"En Secundaria cambian muchas cosas", prosigue. "Y muchas veces, cuando el alumno entra en 1º de la ESO, la primera evaluación es un desastre, porque ya no hay ese acompañamiento, y es importante preparar al alumnado antes para lo que va a pasar en el siguiente ciclo y que no sea una desesperación después".
Premios y castigos
En cuanto a las consecuencias o a la tendencia de aplicar castigos por las notas, Paula Rodríguez apunta que "retirar la práctica de actividades extraescolares, y especialmente los deportes, como forma de castigo no suele ser la opción más efectiva y adecuada": "Cuando un niño o adolescente no logra aprobar sus asignaturas, es fundamental investigar las razones detrás de su desempeño académico. Estas causas pueden ser variadas y complejas y no se reducen exclusivamente a que el niño le haya querido dedicar más o menos tiempo al estudio".
Por ejemplo, afirma que "la desmotivación puede surgir si los niños, y especialmente los adolescentes, no ven el sentido en lo que están aprendiendo o si no se sienten apoyados en su proceso educativo. También pueden existir problemas familiares que afecten a su concentración y bienestar emocional, dificultando su rendimiento. Además, el acoso escolar es otro factor que puede tener un impacto significativo en la actitud del estudiante hacia la escuela y sus estudios".
"Es crucial preguntarse si no serán estas cuestiones las que estén bloqueando al niño y no dar por hecho que se trata únicamente de actitud o de ganas de ponerse a ello. Y muchas veces esto no se aborda hasta que los niños revientan y los traen a terapia", subraya.
Asimismo, Paula Rodríguez apunta que "mantener las actividades deportivas puede ser muy positivo para su bienestar general, ya que el deporte no solo promueve la salud física, sino que también contribuye a la formación de habilidades sociales y a la construcción de una autoestima sólida".
“El error debería ser una oportunidad de aprendizaje. Nadie aprende sin error”
En este aspecto, Rocío Álvarez destaca que "quitarle de fútbol no va a enseñarle a estudiar mejor". "Lo que necesita es ver cómo enfocarse en soluciones y opciones para resolver lo que no ha conseguido resolver en la primera evaluación y lo que tiene que hacer es buscar recursos y maneras de solucionar ese tema. Quitarle de fútbol, de cumpleaños, de fiestas..., no le va a aportar nada porque no está relacionado con lo que necesita. Igual necesita ir a una academia y tiene que quitar tiempo de otra cosa, pero el hecho de quitarle de fútbol porque ha suspendido no va a hacer que vaya a estudiar más, porque si no sabe estudiar esto no le va a ayudar en nada», subraya: «Las medidas que vayamos a tomar tienen que estar relacionadas con el problema".
En cuanto a la presión por las expectativas, Rocío Álvarez apunta que "cada curso es un proceso de aprendizaje y un niño no va al colegio para agradar a sus padres con las notas". "Lo importante no es sacar un 10, sino qué ha hecho para resolver la asignatura y sacar la mejor nota posible. También habrá asignaturas donde necesite menos esfuerzo y otras a las que necesite dedicarle mucho más tiempo porque le cuestan. Todos tenemos asignaturas que se nos dan mejor y peor y esto no significa que seas un mal estudiante. El error debería ser, además, una oportunidad de aprendizaje. Nadie aprende nada sin error".
Rocío Álvarez también advierte sobre cómo, en esta época, pueden influir las notas en los regalos navideños. "Cuando siempre estamos usando esta técnica de ‘te doy o te quito’ para conseguir algo, si siempre para conseguir un objetivo uso esta misma herramienta, evidentemente no estamos aportando un valor importante en el alumno, que tiene que hacer las cosas porque le interesan a él, porque es su responsabilidad".
Recompensas externas
"Hay quien piensa que incentivar el estudio es quitarle el valor intrínseco al aprendizaje. A mí me parece que esta visión lo que le quita es el realismo a la vida. Hoy en día hacer algo que no te motiva a cambio de un premio se llama trabajar", reflexiona Paula Rodríguez. "Si tienes la suerte de trabajar en algo que te gusta genial, de lo contrario vas a tener que trabajar igual. Mejor que vean los estudios como un medio de alcanzar una profesión que les guste porque en el trabajo se van a pasar toda la vida y, como decía Confucio, ‘trabaja en aquello que disfrutas y no trabajarás ni un solo día de tu vida’".
"Otra cosa es el tipo de recompensa que les damos”, puntualiza: “Si se basan únicamente en lo material, puede llevar a que busquen recompensas externas en lugar de que vean las recompensas como un incentivo por desarrollar una motivación interna genuina por aprender. Lo mejor es combinar recompensas materiales con experiencias o elogios. Por ejemplo, en lugar de ofrecer solo dinero, felicitarlo en público o decirles lo orgullosos que estamos también toca la fibra. Sobre todo porque, aunque no lo creamos, de quien siempre están pendientes es de la mirada de aprobación y reconocimiento de sus figuras de referencia".
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