DEMASIADAS EXIGENCIAS
Burnout marental: madres agotadas y al límite
Las mujeres que lo sufren pueden llegar a sentir una desconexión emocional con los hijos

Una madre cansada mientras su hijo la mira / / PEXELS
Alba Prada Estévez
Cada día te levantas bien temprano, aunque te mueras de sueño porque te quedaste hasta tarde limpiando la cocina tras la cena, te duchas, te vistes, preparas el desayuno y las mochilas de los niños, los despiertas y rezas para que no se eternicen y puedas llegar a tiempo al cole y al trabajo. En una de estas mañanas aceleradas a uno de tus hijos se le cae el vaso de leche encima, pelo incluido, y explotas y gritas. Te sorprendes a ti misma por tu reacción, pero tras ellas existe un cúmulo de estrés que se ha ido amontonando día tras día desde que eres madre. Porque sí, estás en el momento álgido de la crianza, una labor que requiere de todas tus fuerzas y, además, sigues llevando la casa, trabajando fuera como antes de ser madre e intentando cuidarte un poco porque una mujer descuidada produce mala imagen... Demasiadas exigencias y autoexigencias que muchas veces derivan en lo que se llama ‘burnout marental’.
La psicóloga perinatal Sandra Fernández, especializada en crianza respetuosa y que trabaja de forma online y presencialmente en Santiago, explica el significado del término: "es un estado de agotamiento físico, mental y emocional que experimentan las madres por la sobrecarga en el cuidado de los hijos. Sufren un cansancio extremo, tienen la sensación de ser ineficaces a la hora de hacer tareas sencillas y se sienten incompetentes en el ámbito de la crianza. Incluso pueden llegar a sentir una desconexión emocional con los hijos, que sería el punto más grave".
Causas
Detrás de este cansancio extremo que experimentan las madres lo que existe, dice Sandra Fernández, es una falta de apoyo en el entorno de la madre y unas expectativas poco realistas con respecto a todo lo que podemos llegar a hacer solas. Y es que la presión social ha convertido a las mujeres en una especie de superheroínas, muchas veces incapaces (o no tienen otra opción) de delegar funciones porque consideran que es su misión llegar a todo.
"En mi consulta veo frecuentemente que les cuesta incluso sacar media hora a la semana para ellas porque se sienten culpables. Existe esa idea de la mala madre. No puedo decir que todas las mamás que acuden a mi consulta tengan burnout, pero todas en un grado u otro muestran agotamiento porque no es solo la crianza de los niños sino que, a diferencia de antaño cuando la mayoría de madres no trabajaban fuera, las de hoy siguen haciéndolo. Es crianza, trabajo, casa y, además, responder en el ámbito social y hacerlo todo con una sonrisa", dice.
La psicóloga perinatal Sandra Fernández explica que, a pesar de que también existe el burnout parental, los datos indican que a las madres les afecta más. «En 2021 el Journal of affective disorders realizó una investigación que indica que más del 60% de las madres tienen síntomas de agotamiento severo en algún momento de la crianza. En España la Asociación Yo No Renuncio del Club de las Malasmadres hizo un estudio que desveló que el 68% de las mujeres encuestadas se sentían agotadas frente al 42% de hombres encuestados», indica la experta. Además, un estudio español del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) llamado Percepciones sobre la igualdad entre hombres y mujeres y estereotipos de género deja claro que las mujeres cuidan de los hijos el doble de horas con respecto a los hombres (6,8 ellas y 3,8 ellos). También dedican más tiempo a las labores domésticas: ellas casi tres horas de media al día y ellos dos. Aunque hay más corresponsabilidad, todavía queda mucho por hacer para lograr la igualdad.
Otra explicación de este burnout que experimentan las madres viene derivado de esa presión por desprenderse de las formas de crianza anteriores, mucho más autoritarias y que tenemos tan interiorizadas, para cambiarlas por otras respetuosas con la infancia. "Siempre hubo mucha presión sobre las madres, la arrastramos de antaño, pero antes había más ayuda del entorno porque se vivía mucho en los pueblos y todos colaboraban. Ahora estamos más solas. Además, hay más información lo que, por un lado, es positivo, pero, por otro, aumenta esa presión de querer hacerlo bien porque somos muy conscientes de que nuestros hijos deben crecer sanos a todos los niveles, también en el aspecto emocional", señala la experta. "Hay un proverbio africano que dice que hace falta una aldea para criar a un niño y es así, necesitamos una comunidad entera que lo acompañe. No puede criarlo mamá sola. A veces, con suerte, lo crían mamá y papá y otras veces mamá lo hace al 90%".
No podemos olvidar, agrega la experta, las escasas ayudas que existen en España a la maternidad y a la infancia. "La díada mamá-bebé es algo que hay que proteger hasta los dos años porque hasta esta esa edad los niños no son conscientes de que son un ser individual. Debemos proteger al bebé porque es un miembro más de esta sociedad. La infancia debería ser prioritaria y no lo está siendo", sentencia.
Consecuencias
Sufrir burnout marental afecta a la madre, pero también al entorno y, sobre todo, a los hijos. Este cansancio extremo acaba afectando a la salud mental y puede haber problemas de ansiedad, de depresión y de autoestima baja. "Pueden estar más irritables y esto perjudica mucho a la relación de pareja, y sobre todo, al vínculo mamá-hijo, lo que tendrá repercusiones también a posteriori en la salud mental de los pequeños".
Cuidarse
La psicóloga perinatal recuerda la importancia de cuidarse para cuidar. "Muchas veces les explico a las madres esto con la metáfora del avión. Cuando vuelas, las azafatas te indican dónde están las puertas de emergencia y te enumeran las medidas de seguridad. Hay un momento en el que te dicen que si la cabina pierde presión, caerá una mascarilla y te la tienes que poner de tal manera. Te recalcan que si vas acompañado de una persona dependiente, te pongas tú primero la mascarilla. Las madres se la colocamos primero a los hijos y no va así, va al revés. Si tú no te la pones, ¿cómo le vas a ayudar después?".
La psicóloga recomienda también ir a terapia ante las primeras señales de cansancio. "Lo ideal es acudir desde el primer momento para que no se cronifique", considera. Y es que el burnout laboral permite hacer un alto en el camino para descansar y verlo todo diferente, pero el marental no porque el rol de madre es para siempre. "No existen fines de semana ni vacaciones, es más, incluso en esos períodos el estrés se incrementa porque los niños están 24 horas en casa. Muchas madres se quejan en consulta, y lo hacen con la boca pequeña por esa sombra de la mala madre, de que no aguantan todo el día con los niños y es perfectamente normal. Esto sucede, de nuevo, por la falta de apoyo. Si lo hubiese podrían en un determinado momento tomarse un tiempo para ellas. Son personas con necesidades y se nos olvida".
La psicóloga perinatal repite que cualquier madre puede sufrir burnout, pero el origen es siempre la falta de apoyo. "También hay personas con características que las hace más propensas como son aquellas mujeres perfeccionistas, que necesitan hacerlo todo bien, que no permiten el error, con baja tolerancia a la frustración, con antecedentes de ansiedad o depresión y que les cuesta delegar. De todas formas esto último más que un rasgo de personalidad es cultural porque a las mujeres no se nos permite delegar, ya que se supone que lo tenemos que hacer todo nosotras", señala.
Por último, aclara la experta, hay que ser muy consciente de que es normal perder los nervios de vez en cuando en la crianza, y por eso es importante entrenar la mirada compasiva. "Si tienes el peso de criar a un niño es imposible que no te desbordes en algún momento. Hay que bajar las expectativas con respecto a lo que podemos conseguir, porque conseguiremos lo que podamos con lo que tenemos", sentencia. "Hay estudios que dicen que hacerlo lo suficientemente bien 1 de cada 3 veces es suficientemente bueno para nuestros hijos... y esto tranquiliza un montón". Como consejo ante momentos de estrés en la crianza, recomienda a las madres "el tiempo fuera", es decir, alejarse de la situación de estrés indicándole al niño que vamos a salir un momento, respirar y afrontarla de nuevo. Además, es importante rodearse de otras madres para compartir experiencias y arroparse.
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