Cooperación

Solidarios hasta la médula en Senegal

Setenta españoles se han sumado a la expedición que la ONG Asmun ‘Solidarios por el Mundo’ realiza desde hace tres años a un poblado de Senegal, Niague, marcado por la pobreza extrema

La ONG Asmún 'Solidarios por el mundo' en Niague, Senegal.

La ONG Asmún 'Solidarios por el mundo' en Niague, Senegal. / L. O.

Victoria Galindo

Amanece en Niague, una población de 10.000 habitantes a 35 kilómetros de Dakar, la capital de Senegal, y a muy poca distancia del Lago Rosa, uno de los atractivos turísticos del país africano. Pero hoy no es un día cualquieraNiague recibe la visita que cada año sus habitantes esperan con alegría: la de los voluntarios de la asociación Asmun ‘Solidarios por el Mundo’, llegados de distintos puntos del país, que durante una semana les ofrecerán asistencia sanitaria, medicinas, formación y mejoras en uno de sus colegios. En definitiva, una inyección de solidaridad en una población sin recursos y sin infraestructuras, con un deficiente sistema sanitario y educativo. Una dura realidad contra la que cada año, desde hace tres, luchan los voluntarios de Asmun, una asociación que nació en 2017 del compromiso de varios voluntarios que viajaron a los campamentos de refugiados saharauis y posteriormente a Senegal, donde centran, hoy día, todos sus esfuerzos.

Este año son casi 70 los voluntarios, entre sanitarios, formadores y personal de distintos perfiles profesionales, los que han optado por regalar su tiempo y su profesionalidad a los habitantes de Niague. A los que se han sumado otras 20 personas entre traductores y personal de seguridad de Niague. La ingente tarea se reparte entre el centro de salud, un colegio próximo y el Centro de Formación de la localidad. Para ello han movilizado, además, un cargamento de 4.850 kilos de material humanitario y equipamiento sanitario en un container, además de otros 1.500 que los voluntarios han transportado en el avión que los llevó a Senegal.

Un centro de salud completo en un día

El contingente ha establecido este año su campamento base en un camping situado junto al Lago Rosa y en uno de los hoteles cercanos. Desde allí emprendían cada día en autobús el camino hacia Niague, en jornadas agotadoras desde la mañana a la tarde. Hay mucho por hacer: en sólo un día, logran montar un completo centro de salud con todo el material que han traído a la zona con consultas de Pediatría, Ginecología, Cardiología, Traumatología, Oftalmología, Medicina General, Enfermería, Fisioterapia y Odontología.

La tarea es ingente y pronto comienzan a formarse largas colas en las puertas del centro de salud. Para ordenar el flujo de pacientes, se monta una mesa de triajedos enfermeras (Laura, Antía , el primer día, aunque serán sustituidas por otras voluntarias según la organización de cada día) atendidas por un traductor, preguntan a todo el que entra lo que le ocurre para derivarlos a la consulta correspondiente. No es tarea fácil: en sólo un día pasan casi 400 personas por este modesto centro de salud que, habitualmente, durante el año apenas cuenta con consulta de Ginecología y Matrona.

La mayoría de los que acuden al consultorio son mujeres y personas mayores. Y, por supuesto, muchos niños, teniendo en cuenta que en Senegal cada mujer suele tener una media de entre 7 y 10 hijos, lo que convierte a la población senegalí en una de las más jóvenes de África. Casi el 70% de la población.

Con este perfil, está claro que las consultas más solicitadas son las de Pediatría y Ginecología. Precisamente, la de las pediatras, ya que son todas mujeres, está justo al entrar al centro de salud. Allí se afanan con su mejor sonrisa Almudena, Antonia y Marta, que ya el primer día adornaron la consulta con globos y corazones, además de un buen cuenco de caramelos y piruletas con los que dar un dulce recibimiento a los pequeños, mientras los auscultan. Hasta 295 asistencias se han prestado este año, incluyendo el reparto de comida infantil, pañales y medicinas.

Falta de medios para tratamientos

Si los más pequeños eran los protagonistas en Pediatría, el área de Ginecología era para las madres, con los especialistas Franklin, Ana del Campo y Claudia, al frente. Este año ha tenido cierto sabor agridulce porque, aunque se han logrado 204 asistencias, incluidos dos partos asistidos el mismo día, la muerte de una paciente, joven y que esperaba su primer hijo, dejó un sabor amargo por lo trágico que supone presenciar un fallecimiento que, si hubiera estado en España, quizás se podría haber evitado. La falta de medios en estos países del conocido como ‘Tercer Mundo’ se hace en estos casos más evidente. "Hay dolencias, enfermedades, que vemos aquí que en España ya casi no encontramos y que, muchas veces, pueden tratarse, pero aquí no y pueden derivar en la muerte del paciente", comenta Franklin, lo que supone, además, un reto para el especialista porque no son casos con los que esté habituado a trabajar.

Es lo mismo que ocurre en otra de las consultas: Cardiología y que, curiosamente, atiende Gregory, a la sazón hermano de Franklin, el ginecólogo, ambos venezolanos pero residentes en Valencia. "Estoy viendo patologías que casi ya ni vemos en España y que, por desgracia, tienen mal diagnóstico y tratamiento. Desde luego, no con los medios que tienen aquí". Porque, aunque haya médicos para atender en Niague, las medicinas son tan caras que son pocos los senegaleses que pueden permitírselas. Por eso es tan importante la aportación que Asmun realiza en esta localidad de Senegal.

Para gestionar las medicinas se monta cada año una farmacia improvisada en una de las salas del centro de salud del pueblo. Este año, los encargados de organizar y administrar los medicamentos son Fernando y su hija Teresa. Un trabajo fundamental porque, ante la falta de medios para poder operar o poner un tratamiento más avanzado, los sanitarios sólo cuentan con las medicinas para paliar los males que aquejan a los vecinos de Niague. "La mayoría de los que vienen a Traumatología son pacientes con artrosis, artritis y deformaciones en las articulaciones, tan avanzadas ya que sólo puedo infiltrarles y darles calmantes. Casos que en España se solucionarían con prótesis, algo que aquí es impensable, por lo caro que es", señala Alfredo, traumatólogo.

Algo parecido ocurre en la consulta de Fisioterapia. Por ello, Luz y Ángeles optan por dar algo más que tratamientos puntuales o medicinas: enseñar al paciente a adquirir hábitos y practicar determinados ejercicios que les ayuden en su vida diaria. A su consulta llegan casos muy dolorosos: niños como Ramata, de 6 años, con parálisis cerebral desde el nacimiento. En este caso, las fisios enseñan a los padres a realizar ejercicios de movilidad con la niña para que vaya mejorando su motricidad, en lugar de que se quede para siempre tumbada en una cama, que es lo que ocurre con otros niños ante la falta de asistencia.

En algunos de estos casos más graves Asmun se plantea incluso prestarles una asistencia especial, financiando su tratamiento hasta el final. Así ocurre con una joven, Astou Kane, que necesita una prótesis de cadera y que será operada en breve para poder tener una vida normal. De estos casos se ocupa Rosa López, que se coordina con los hospitales de la zona, además de ser intérprete.

Son pequeños grandes gestos que pueden cambiar la vida de los habitantes de Niague o, al menos, hacerla más llevadera. Acciones como las que han desarrollado en la consulta de Oftalmología, que este año ha incorporado una novedosa tecnología por la que, en contacto con especialistas de Visionlab en Madrid, los voluntarios desplazados a Niague (Merche, Natalia, David y Juan Carlos) han podido no sólo graduar la vista de los pacientes sino entregarles justo tras la consulta unas gafas complemente graduadas y realizadas al momento. En total, este año se ha atendido a más de 300 pacientes y se han entregado, además, más de 1.000 gafas de sol.

Otra de las consultas estrella ha sido Odontología, que este año ha contado con un local propio: el Centro de Formación de Niague. Allí han trabajado tres odontólogos: Carmen y los ‘javis’ (Javi Montero y Javi Zabulón), ayudados por las auxiliares Yolanda, Marta, Rosa, Ana, Raquel y Andrea, coordinados todos ellos por Pepe Acera. Casi 900 asistencias en una semana, incluidas las realizadas en las Daaras, los hogares de los ‘niños lata o niños esclavos’, que han sumado 230.

Las Daaras

Las Daaras (hogares, en muchos casos en condiciones insalubres, que regentan un Marabú o patriarca y en los que se acoge a niños abandonados o sin familia para enseñarles el Corán a cambio de que pidan en la calle), también son un punto de atención de Asmun. Este año, además de las asistencias odontológicas, se han realizado desparasitaciones a más de 170 de estos niños, y, por primera vez, los voluntarios han podido prestar atención a los menores que habitan en el vertedero de Mbeubeuss, uno de los más grandes del mundo, al que aspiran a volver el próximo año dada la perentoria necesidad que han detectado allí, como nos cuenta Salus, coordinador médico del proyecto.

Una necesidad que trasciende los muros del centro de salud por lo que también ha sido necesaria la atención casa por casa, de la mano de los doctores Fernando e Inés, que realizaron un total de 40 asistencias. Un entramado sanitario cuya base se asienta, además, en un amplísimo equipo de enfermeras que igual hacían curas, que ayudaban en las distintas consultas, a saber: Olalla, Antía, Antonia, Elena, Paula, Ricardo, Rocío, Laura y María León.

Formación y rehabilitación del colegio

Pero, aunque la Sanidad es el eje central de Asmun en Niague, otro de los proyectos centrales se desarrolla en el colegio situado junto al centro de salud. Allí, los voluntarios llevan tres años rehabilitando aulas, formando a sus docentes e incluso han montado una clase de informática, dotada con ordenadores, además de ofrecer, durante una semana, desayunos gratis a los alumnos. Más de 300 cada día. Un amplio equipo formado por docentes y otros perfiles formativos con Cat y su proyecto CHLOÉ, a la cabeza, además de Antonio, Marga, Azucena, Óscar, Hanna, Cynthia, Lourdes, Marcos y Lucas, Ana Belén, Maya, Frank y María. Todo bajo la diligente organización de Lola.

El tercer eje del proyecto pasa por la formación y tuvo como sede el Centro de Jóvenes de Niague. Allí, bajo la atenta coordinación de Victoria Palacios, se desarrollaron talleres tan variados como la alimentación en diabéticos (Antonia), informática (Francisco Javier y Rosa), y hasta reciclaje y sostenibilidad, por Raquel y Andrea, que se desplazaron para ello al ya citado vertedero de Mbeubeuss.

Todo este trabajo sería imposible sin el impulso de los coordinadores: Ángeles, Israel y Rafa, y sin la ilusión y la fuerza de la fundadora de Asmun, Ana Belén. Como igual de importante fue la labor de los ‘conseguidores’, Txolo, Pablo y Juanma, que abastecían a los voluntarios de todo lo necesario para sus quehaceres, y de los colaboradores en Senegal: Bolo y Thione.

Una cooperación que podría resumirse en el sentimiento expresado por muchos de los voluntarios, yo misma entre ellos: "Todo el mundo debería vivir una experiencia así. Te cambia la forma de ver la vida".

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