Día Mundial
Refugiados: historias que hielan la sangre
Omid Aman, de Afganistán, y Oleg Skolov, de Rusia, son dos de los muchos refugiados que llegaron buscando huir de la violencia en sus países. Ellos son algunos de los casos que encontraron en Galicia un refugio para poder volver a empezar sus vidas de cero. En el Día Mundial del Refugiado, cuentan sus historias, que invitan a reflexionar.

Omid Aman, a la izquierda, con su familia en Afganistán / Cedida
Belén Bertonasco
Cada minuto, 20 personas se ven obligadas a abandonar su país y emprender un peligroso camino para sobrevivir. De ellas, casi el 40% son menores de edad y el 50%, mujeres y niñas expuestas a la violencia y la explotación. Los caminos de los refugiados se terminan juntando en el momento que buscan volver a empezar y rehacer sus vidas para encontrar la "normalidad" que perdieron.
Una de esas personas que tuvo que dejar atrás su país y encontró su hogar en Galicia, precisamente en A Coruña, es Omid Aman. Llegó a los 18 años, sin saber ni el idioma ni sus costumbres. Ese camino ocurrió hace poco más de una década. Tuvo que huir de Afganistán porque su padre, y toda su familia, fueron perseguidos por los talibanes y el Estado Islámico. "Cuando mis hermanos y yo comenzamos a ser mayores, los talibanes y Estado Islámico le mandaban cartas a mi padre para que nos enviase a luchar con ellos. A mis hermanas las querían como mujeres de limpieza o como esposas", comenta Aman.
El padre de este joven, que ahora tiene 30 años, era comerciante en Afganistán. Cuando comenzaron las amenazas, decidió que lo mejor era sacar a su hijo mayor de allí. "No había viajado mucho y nunca me había subido a un avión", señala el joven. Llegó a A Coruña en 2015 y de allí no se movió. Logró traer a 14 miembros de su familia, pero su padre falleció antes de poder ver la libertad. "Un año y medio después de que llegara a España metieron preso a mi padre. Cuando salió estaba irreconocible. Pocos meses después falleció por una insuficiencia cardíaca", relata Aman.
De su vida en Afganistán no recuerda mucho. "No salíamos de casa. Había mucho miedo y violencia. Los profesores venían a nuestro hogar a darnos clases y cuando teníamos exámenes íbamos al colegio. Mis hermanas conocieron la calle estando en A Coruña", señala el afgano.
El joven cuenta una anécdota que tuvo a una semana de llegar a Galicia. "Estábamos cenando y nos habíamos quedado sin pan. Mi hermana se ofreció a ir a comprarlo al mercado. Yo me quedé muy feliz de que ella pudiera salir a la calle de noche, porque nunca lo había podido hacer en Afganistán", explica. La adaptación de Aman fue dura. "Me costó mucho, pero aquí se puede vivir con libertad y tranquilo. En Afganistán, no", señala el joven.
Omid Aman esta luchando por traer al marido de una de sus tres hermanas a España, pero no lo logra. En Afganistán no le queda familia, solo amigos. Tuvieron que huir a Pakistán, aunque tampoco se encuentran a salvo, porque los talibanes y Estado Islámico tienen presencia en el territorio. Desde allí, el consulado español ayuda con todos los trámites para reunir esta familia de 6 hermanos en total.
Aman está agradecido con España, por haberle dado la posibilidad de empezar de cero y de tener una vida libre. Pero el tener tanta presión por ser el hijo mayor varón (lo que implica que tiene que hacerse cargo de toda su familia) lo terminó enfermando. "Estuve en una situación complicada, durante mucho tiempo. Saber que tengo que hacerme cargo de mi madre, mi padre, mis sobrinos... Es una gran carga", explica.
La directora general de Ecos do Sur, Saray Durán Gato, que preside una de las organizaciones gallegas que tienen más vinculación con refugiados y migrantes, asegura que hay ciertas nacionalidades que preponderan para solicitar asilo internacional. "Principalmente de Senegal, Siria, Venezuela, Afganistán y Colombia. Le siguen Ucrania y Malí. Depende mucho del sistema de acogida", comenta Durán.
"No quiero matar ucranianos"
Oleg Sokolov (nombre ficticio para resguardar su seguridad) es un ciudadano ruso que llegó a A Coruña hace tres años y medio. Sokolov, que actualmente tiene 41 años, solicitó asilo internacional en España tras huir de la Administración de Vladímir Putin por pensar diferente. Su vida corría peligro.
Sokolov vivía en Moscú, la capital de Rusia. Años antes de llegar a España fue candidato a diputado. "Tenía mucha atención y miedo. No me sentía seguro. Escribí acerca de las políticas con las que estaba en contra. Yo quería cambiar mi barrio, la vida de las personas y su alrededor. Pero no me escucharon y tampoco me dejaron", comenta Sokolov.
Al comenzar el conflicto armado entre Rusia y Ucrania, Sokolov decidió que no iba a luchar y ese fue el mayor detonante por el cual él y su mujer decidieron huir de Rusia. "Elegimos España porque ya la conocíamos. Habíamos venido de vacaciones en varias ocasiones. Me gustaba su gente porque siempre fueron muy amables", explica Sokolov.
La llegada a España no fue fácil, porque implicó empezar de cero y sin trabajo. Pero de a poco lograron remediar esta situación. "En nuestro país nos acostumbraron a trabajar siempre. Conseguimos trabajo, pero no fue fácil", asevera el ruso. El proceso de adaptación tampoco fue sencillo, porque tuvieron que aprender español de cero, nuevas costumbres y culturas. "Nos logramos integrar, tenemos amigos de aquí", comenta.
El gran problema que tuvieron Sokalov y su mujer, fueron las solicitudes de asilo internacional y de arraigo laboral. "Los dos fueron rechazados. Nos sentimos muy mal cuando nos los denegaron, porque cumplimos todos los requisitos. Fue un camino muy largo"», señala.
Sokalov comenta que no volvería a Rusia porque "no quiero matar ucranianos en una guerra".
El proceso para ser refugiado
La abogada del Programa de Acogida a personas solicitantes y beneficiarias de asilo de Ecos do Sur, Raquel Cabado, explica que el proceso legal de una persona que solicita asilo internacional lo tiene que formular ante la Oficina de Asilo y Recurso, que es el órgano responsable de la tramitación de la solicitud de protección internacional, que depende del Ministerio del Interior.
"Las solicitudes se pueden formular o bien en fronteras, que incluye los aeropuertos y las fronteras terrestres, o lo pueden hacer en el mismo territorio. En Galicia, por ejemplo, son las brigadas de Extranjería y Fronteras de la propia Policía Nacional, que son los puntos habilitados para formalizar la solicitud. Las personas comienzan por tener una entrevista personal para explicar por qué han tenido que huir de su país. También pueden presentar vídeos, informes, fotografías, certificados médicos que aleguen esta situación. Pero no tienen la obligación de presentarlos porque es la propia Oficina de Asilo la que investiga cada uno de los casos", señala Cabado.
Desde el primer momento que la persona manifiesta la necesidad de protección o el no poder regresar a su país, ya se le garantiza la no devolución. "Es el principio fundamental del asilo", explica la jurista.
Si la solicitud es denegada, la persona deja de ser solicitante de protección internacional y quedaría en situación irregular "o bien hasta que se resuelva el recurso o bien hasta que pueda solicitar alguna regularización por vías ya alternativas de la ley de extranjería", señala Cabado. Las opciones no son limitadas, pero sí complicadas. "El solicitante debería tratar de ir por otra ley o esperar el tiempo mínimo que se les exige en España, para pedir arraigo, que es donde hay más oportunidades para poder regularizar", comenta la abogada.
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