El fenómeno Rocío Carrasco se coló ayer en la Audiencia Provincial de Zaragoza en el juicio contra un padre acusado de vejar, amenazar y abusar sexualmente de su hijo de 8 años. El encausado, que afronta una pena de 18 años y medio de cárcel, aseguró que el duro relato que su hijo describió en sede policial y en el juzgado es una «invención» de la madre y que el menor es «vehículo» del odio hacia él.

El niño, que tiene el síndrome de Asperger y que ha estado ingresado doce días en Psiquiatría tras la denuncia interpuesta en 2019, relató a los magistrados que su padre le dijo en varias ocasiones «maricón» o «putita»; que en una ocasión le cogió del cuello cuando se le cayó el agua al suelo, así como varios episodios de tocamientos. También refirió que le llamaba «zoquete» y que si seguía así en el colegio tendría que ir «a la clase de los zoquetes».

Todo ello habría comenzado en el curso escolar 2018-2019 cuando el progenitor disfrutaba del régimen de visitas acordado en el 2011 por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Zaragoza en la sentencia de divorcio. Tanto la acusación particular, ejercida por la abogada Xenia Cabello, como la Fiscalía Provincial de Zaragoza destacan un comportamiento «libinidoso» en el que «se prevalió de su superioridad».

Pero este relato de hecho fue rotundamente rechazado por un acusado, Víctor José C. C., que antes de entrar a juicio golpeó en la cámara de la fotoperiodista de EL PERIÓDICO para evitar ser fotografiado. Ya en el interior, una vez sentando en el banquillo de los acusados, este zaragozano realizó una peineta a los medios de comunicación.

Este hombre señaló que al niño, al que le detectaron este trastorno del desarrollo que se incluye dentro del espectro autista y que afecta la interacción social reciproca con 6 años, no le tocaba «ni para hacerle cosquillas» porque «no lo tolera». «Es un niño espontáneo, tiene mucha fantasía y miente», concluyó.

En la época en la que supuestamente ocurrieron los hechos, Víctor José C. C., tenía una novia con la que convivía y que fue llamada a declarar como testigo. Esta mujer, con la que ya no tiene relación alguna, aseguró que no vio ningún episodio de los que se relatan en la denuncia.

Frente a estas dos personas estuvieron la madre del menor, la directora del colegio y la pedagoga del centro escolar, quienes relataron los presuntos abusos sexuales, amenazas y vejaciones que les contó el niño «de forma espontánea». La mujer rechazó el ánimo de querer separar a su hijo del padre y recordó que «hubo un tiempo en el que el padre no iba a las visitas y fue ella la que pidió al juzgado que lo regulara porque un día se presentó por sorpresa».

Quienes no tienen clara la veracidad del relato son las psicólogas forenses, quienes destacaron que no pudieron realizarle el test de credibilidad porque el menor «listó los hechos, pero no hizo un relato». También destacaron que el niño «no fabula, pero sí puede haber mal interpretado» algunas vivencias. El juicio no quedó visto para sentencia, ya que faltan por declarar la psiquiatra del centro de salud y el de la Cruz Roja, quienes en instrucción emitieron un informe diferente a las peritos judiciales.