Norbert Feher, conocido como Igor el Ruso y condenado a la prisión permanente revisable por el triple crimen de Andorra, quiere que se anule el veredicto del culpabilidad del jurado y que se repita el juicio. Considera su abogado que el tribunal popular no motivó lo suficiente su decisión, que incurrió en contradicciones y que el encausado sufrió indefensión tras quebrantarse una serie de normas y garantías procesales.

La defensa, ejercida por Juan Manuel Martín Calvente, ejemplifica que el tribunal popular declaró «culpable por asesinato a José Luis Iranzo con alevosía de manera sorpresiva, sin defensa por parte de la víctima y para encubrir los delitos anteriores, así como por la declaración del acusado» a la vez que se pregunta: "Qué elemento probatorio ha sido tenido en cuenta para determinar el por qué de dicha solución, ¿qué declaración del acusado, concretamente, nos lleva a esa conclusión?".

En los mismos términos se refiere este abogado sobre el asesinato de los agentes de la Guardia Civil, Víctor Romero y Víctor Jesús Caballero, quien destaca que el tribunal popular concluyó que “el ataque fue sorpresivo y por la espalda, disparando con ambas manos, acabando con toda la munición que portaba”, a lo que añade Calvente que “no es necesario esto para llegar al fin de darles muerte sin que esta defensa pueda acertar qué medios de prueba son los que han conducido a tal conclusión a fin de poderlo contradecir”.  

A la misma conclusión llega con respecto al resto de delitos, especialmente con respecto al de atentado puesto que “llegan a la conclusión de que el acusado fue consciente de que se trataba de miembros de las fuerzas de las fuerzas de seguridad y orden del Estado Español al reconocer que vio que portaban armas. Evidentemente eso no integra el tipo penal ni supone una explicación sucinta susceptible de validar el razonamiento e insertarlo en precepto jurídico alguno”.

Pero Calvete va más allá y destaca que la motivación contenida en el veredicto puede integrarse y completarse con los razonamientos que el magistrado presidente del tribunal popular Fermín Hernández recoge en la resolución en base a las pruebas practicadas en el juicio. Es por esto que suele decirse que en el proceso por jurado hay una motivación reforzada: en el veredicto y en la sentencia. Sin embargo, recalca que “la sentencia no suple el déficit del veredicto, puesto que la de este último es claramente insuficiente, en cuanto, como se ha dicho, sólo se hace referencia como fuente de prueba a la declaración del acusado y la sentencia puede completar la motivación del veredicto, pero no sustituirla”.

Es por ello que, además de solicitar la repetición del juicio, insta a un cambio tanto de los miembros del jurado del juez.

Quebrantamiento de normas

La defensa de Igor el Ruso insiste en la indefensión de su cliente porque las escenas del crimen “no estuvieron custodiadas durante un lapso de tiempo (así lo recoge la sentencia), el que fuere, pero el suficiente a los efectos de un proceso con todas las garantías para no poder tener la certeza de elementos necesarios en la investigación de un homicidio, tales como posición de los cuerpos, posición de los vehículos, la distancia de los disparos, cómo se produjeron los mismos, si cabe legítima defensa etc… Y ello debe ser así desde el momento en que el jurado, como también luego se dirá, aplica alevosía, ensañamiento y facilitar la comisión de otro delito o para evitar que se descubra sin tener esos datos esenciales que no vinieron corroborados por prueba alguna pues lógicamente se funcionó sobre hipótesis y no sobre certezas.

De esta forma busca que se decrete la nulidad de las pruebas obtenidas ilícitamente practicadas en la instrucción derivadas de la no preservación del escenario del crimen, esto es, cualquier prueba que directamente o indirectamente y por cualquier nexo se pudiera relacionar con ella.

Este recurso ha sido remitido al Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) que deberá decidir.