Un vecino de Zaragoza, español de 31 años, Rubén Calvo Ropero, asesinó en la medianoche del sábado al domingo a cuchilladas a Katia, su pareja sentimental, de 35 y nacionalidad nicaragüense, en una vivienda de la calle Leopoldo Romeo del barrio de Las Fuentes, en la capital aragonesa. Después trató de quitarse la vida lanzándose a la calle desde un quinto piso, pero cayó sobre una furgoneta aparcada y sufrió lesiones de extrema gravedad.

El sistema VioGen del Ministerio de Interior, que gradúa el riesgo que corre la vida de la mujer sometida a violencia machista, indicaba en estos momentos un nivel bajo. De hecho, cuando más alto se situó fue en el nivel medio y ello pese a que se han contabilizado hasta cuatro vulneraciones de la orden de alejamiento por ambas partes. El levantamiento del cadáver lo realizó el Juzgado de Instrucción número 2 de Zaragoza, pero será el número 2 de Violencia sobre la Mujer el que se haga cargo de la investigación del asunto.

El hombre, que está detenido, ya protagonizó una agresión machista a su compañera hace unos meses, había sido denunciado por malos tratos y pesaba sobre él una orden de alejamiento, con varios incumplimientos.

El asesinato se produjo en una habitación de la casa de él durante una discusión. En un momento dado, él fue a la cocina, cogió un cuchillo y propinó numerosas puñaladas, las primeras de ellas desde delante. Ella trató de defenderse, como lo muestran los cortes que el atacante le produjo en las manos, según la autopsia.

El agresor ya había protagonizado un caso de violencia machista en el 2019 y ese mismo año fue condenado por malos tratos en el Juzgado de lo Penal número 9 de Zaragoza, con la correspondiente orden de alejamiento. Este es el sexto caso de violencia machista en lo que va de semana que se produce en España y el primero del año en la comunidad aragonesa.

El servicio sanitario de Bomberos le atendió sobre el terreno y lo trasladó al hospital Miguel Servet. Allí, el equipo de Urgencias lo intervino durante tres horas y logró salvarle la vida, pese a que había sufrido heridas de extrema gravedad.

«SE VENÍA VENIR»

La Policía Nacional derribó la puerta de la vivienda y descubrió el cuerpo acuchillado, sin vida, de la pareja del agresor. El Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón se ha hecho cargo de la investigación.

Varios vecinos del bloque donde ocurrió el crimen machista coincidieron en señalar que «se veía venir» un desenlace trágico, pues «hace unos meses él hizo otra animalada». Recordaron que, ya en el mes de octubre pasado, el mismo hombre abroncó brutalmente a su pareja y la Policía, tras derribar la puerta con un ariete, se lo llevó detenido.

En aquella ocasión, él, al parecer, recibió a los policías lanzándoles a la cara una mezcla de lejía con algún otro producto tóxico, según los vecinos.

«VOLVIÓ COMO SI NADA»

Ella, dijeron los testigos, «logró escapar milagrosamente con vida». «Salió al balcón y pasó a la azotea del edificio contiguo jugándose la vida porque podría haber caído al vacío», añadieron. «¿Cómo es posible que luego volviera con el hombre que había intentado matarla?», se preguntó uno de ellos.

«Nos extrañó muchísimo que, al día siguiente o a los pocos días, él regresara a casa como si no hubiera pasado nada», señaló Marcos, un residente en Leopoldo Romeo 31.

Meses después ella también regresó, según un vecino, pese a que pendía sobre el agresor una orden de alejamiento.

«A eso de la medianoche, hemos oído gritos muy fuertes, de hombre, y una voz más apagada, de mujer, como si intentara aplacar», contó Marcos, que dijo que él veía con frecuencia al autor «por las mañanas, cuando se iba de la casa en un patinete».

Una vecina alertó a la Policía en cuanto oyó portazos, ruido de vidrios rotos y fuertes gritos en una de las viviendas de la escalera. «Ella lanzaba gritos de auxilio», declaró. «Sería poco antes de la una de la madrugada».

Al llegar la Policía, los agentes vieron que el hombre se hallaba asomado al balcón, con intención de arrojarse al vacío, lo que hizo finalmente sin prestar atención a las voces que le pedían que desistiera.

Los agentes forzaron la puerta, como hicieron hace ocho meses, y, nada más entrar, hallaron a la joven nicaragüense sin vida, con varias cuchilladas.

Los servicios de emergencia atendieron al hombre, que presentaba graves heridas por el impacto contra la furgoneta. Lo introdujeron en una ambulancia y lo trasladaron al Miguel Servet, donde está ingresado, en calidad de detenido y custodiado por agentes del Cuerpo Nacional de Policía. Está en la uci y su estado es estable dentro de la gravedad.

Pero antes del suicidio fallido hubo residentes que oyeron gritar al agresor. «La Policía le pedía que abriera la puerta, que no se tirara, y él les respondía con furia que estaba harto y que se iba a quedar encerrado», contó un testigo.

«NOS DABA MIEDO»

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El agresor llegó al bloque hace algún tiempo, después de que su padre adquiriera el piso, según los vecinos. Pero, si al principio pasaba inadvertido, tras el grave suceso de octubre, que lo delató como un hombre de comportamiento muy violento, el ambiente cambió en el edificio, que cuenta con 24 viviendas.

«Nos daba miedo cuando lo veíamos en la escalera o en el patio», ha señalado Elena, otra vecina. «Yo lo veía como una persona que no es normal», ha agregado