La muerte violenta de Ariel Carrasco mientras Zaragoza disfrutaba de la mágica Cabalgata de Reyes no fue planificada, o eso es lo que señaló ayer el joven que descerrajó cuatro tiros sobre su compatriota dominicano. Fue durante la primera sesión del juicio con jurado popular que se va a celebrar a lo largo de esta semana en la Audiencia Provincial de Zaragoza

El conocido como crimen de Reyes se produjo hace seis años y medio, si bien hasta ahora no se había podido sentar al autor del mismo, Wilson de la Cruz Méndez. No fue hasta el año 2019 cuando pudo ser arrestado, tras huir primero a República Dominicana, luego ocultarse en Curazao y posteriormente en Washington, donde fue detenido por la Interpol. Ante los miembros del tribunal popular admitió que la idea era la de un vuelco de droga, es decir, el robo de los 31.500 euros de cocaína que había dicho a la víctima mortal que iba a adquirir. Lo cierto es que, tal y como señaló, ni dinero llevó para pagarla. 

Por el contrario sí que se presentó en aquella vivienda de la calle Navas de Tolosa, en el zaragozano barrio Delicias, con un arma de fuego en el bolsillo, al igual que su compañero Jordi, que no ha sido localizado ni detenido. Explicó que el arma corta de calibre 7,5 milímetros Browning y la pistola detonadora de 9 milímetros Knall se las entregó un tercero, Wilson Rahdames Peña, que se quedó en abajo en la calle con el motor en marcha. Añadió que pensaban que eran de fogueo. 

De hecho, Wilson de la Cruz Méndez explicó que la cita para la supuesta compraventa era en el domicilio de la víctima. Estuvieron en el salón hasta que en un momento dado dijeron que querían comprobar la calidad de la cocaína enviando a un tío de Ariel al supermercado para comprar amoniaco. Con una persona menos en la estancia, el encausado decidió coger la bolsa con el medio kilo de cocaína e intentar salir corriendo con él. «Decidí llevarme el tema, pero se abalanzaron sobre mí y comenzó el forcejeo con la pistola en la mano con la que traté de intimidarles. Salí corriendo sin la droga», afirmó. 

«No quería matarlo, forcejeamos y se disparó. Yo también resulté herido, pero poco», aseveró a preguntas de la fiscala que solicita una pena de 30 años de cárcel por los delitos de asesinato, robo con violencia, contra la salud pública y tenencia ilícita de armas. 

Bélgica, la hermana de Ariel Carrasco, señaló como autor del crimen al procesado, si bien dio una versión de los hechos acorde con lo que minutos antes había contado Wilson de la Cruz Méndez. Habló de forcejeo y de que su casa se había convertido «en una balasera». También recordó que su hermano le pidió un cuchillo para poder defenderse y que fue a la cocina, pero que no estaban, culpabilizando «a su tío» porque le consideran responsable del crimen. La defensa, que ejerce el abogado madrileño Daniel Andrés, considera que todo fue un homicidio imprudente.

El juicio continuará hoy con la declaración de investigadores del Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón.