La Guardia Civil recuperó a mediodía del domingo el cuerpo sin vida del menor desaparecido la tarde anterior en Gallur, Abdedamad, de 13 años. Se trata del segundo menor magrebí que muere ahogado en la provincia de Zaragoza en un mes, dado que el pasado 12 de mayo fue extraído del Ebro el cadáver de Karim, que fue arrastrado por la corriente días antes cuando se refrescaba tras jugar un partido de fútbol.

Abdedamad, el adolescente de Gallur, había desaparecido desde las 20 horas del sábado y fue hallado ahogado por los buzos de la Benemérita a 300 metros del lugar donde se descubrió la ropa y el calzado que llevaba puesto.

Se tuvo conocimiento de la desaparición de este menor a las seis de la madrugada y se desconocía su paradero. El padre del joven vio una camiseta y unas zapatillas de su hijo en las proximidades del canal a su paso por el municipio zaragozano y dio la voz de alarma. Al parecer, el muchacho se lanzó al agua para aliviar el calor y la corriente lo arrastró.

Las fiestas, suspendidas

En el dispositivo de búsqueda participaron tres patrullas y un equipo del Grupo de Especialistas en Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil. El lugar del hallazgo se sitúa en el kilómetro 31 del canal Imperial, a su paso por el término municipal de Gallur.

El niño fallecido vivía en Gallur con sus padres y otros dos hermanos. Llegó a la localidad a finales del año pasado tras vivir en Tauste.

«Estaban muy integrados pese a que llevaban poco tiempo aquí», manifestó un residente de Gallur que señaló que en la búsqueda participaron además de los equipos de emergencia los propios hermanos y el padre del infortunado muchacho.

La noticia del ahogamiento de Abdedamad cayó como un mazado sobre el pueblo y el ayuntamiento decretó la inmediata suspensión de las fiestas locales en honor de San Antonio. «Ha habido actos culturales y unas jotas que no han podido celebrarse, de lo poco que había, porque con esto del coronavirus apenas se han programado cosas», añadió. 

El menor desaparecido, Abdedamad

Otro ahogamiento

El canal Imperial a su paso por Gallur ha sido escenario de otras muertes por ahogamiento. El 8 de marzo de 2019 se precipitó al agua un vehículo en el kilómetro 27. Dentro iba una pareja y el hombre, José Manuel G. P., de 28 años, consiguió rescatar y poner a salvo a la mujer, que depositó en la orilla.

Pero luego, al perder las fuerzas, se hundió en las aguas del canal y pereció ahogado. Su cuerpo fue recuperado por buzos de la Guardia Civil horas después en el tramo urbano del canal en Gallur, después de que se hubieran cerrado las compuertas del mismo aguas arriba.

Fiestas trágicas

En junio del 2011, el primer día de los festejos en honor de San Antonio, un coche ocupado por cuatro jóvenes se precipitó al tramo del canal Imperial que atraviesa el casco urbano y uno de ellos, el conductor, ya no pudo salir a la superficie, por lo que falleció ahogado. Los otros tres ocupantes lograron abrir las puertas del vehículo, un BMW, y ganaron a nado las inclinadas y resbaladizas márgenes del canal.

Luego, sin tiempo a reponerse del susto, volvieron a sumergirse en las turbias aguas del cauce en busca del compañero que no había conseguido salir, Manuel Ortega Chueca, de 22 o 23 años, pero no pudieron extraerlo del coche.

El trágico suceso, en el que se vieron implicados tres jóvenes vecinos y otro de Garrapinillos, llegó pronto a oídos de los que estaban de fiesta, a muy escasa distancia, y el alcalde, Antonio Liz, ordenó suspender de las fiestas.

En el río Ebro

Por otro lado, el pasado mes de mayo fue recuperado de las aguas del Ebro el cadáver de Karim, un niño que se había lanzado cinco días antes al Ebro a su paso por Zaragoza y había sido arrastrado por la corriente.

Su cadáver recorrió nueve kilómetros aguas abajo hasta que una patrulla de la Unidad de Apoyo Operativo (UAPO) de la Policía Local de Zaragoza lo divisó y lo rescató. 

Silvia Allué fue la agente que lo divisó y no dudó en lanzarse al río. Ella, junto a los cinco componentes de la UAPO, tenían asignado realizar una batida por la margen derecha del río desde la rotondas del barrio de Las Fuentes. Comenzaron a las ocho de la mañana y a eso de las diez divisaron una camiseta de color que se correspondía con la que llevaba el menor, perteneciente a un equipo de fútbol local.