Vanesa M. P. y Cristian L. V., detenidos en enero de este año por el asesinato de su hija de 2 años en el zaragozano barrio del Picarral, han roto su silencio para inculparse mutuamente. Fue ante el magistrado instructor, quien les citó a declarar tras recibir un informe policial del análisis de sus teléfonos móviles en el que se destacaba los malos tratos continuados y los salvajes castigos a los que era sometida la pequeña Laia. Ambos están en prisión provisional.

La madre de la menor no dudó ni un segundo en señalar al que fuera su pareja sentimental, llegando incluso a afirmar que ella le pidió que no agrediera a sus hijos. Según fuentes consultadas por EL PERIÓDICO, Vanesa M. P. afirmó que tenía miedo a que le quitaran a los menores si denunciaba y que por eso no lo hizo. En este sentido, recordó que acababa de recuperar la custodia de ellos, después de que se la retiraran los servicios sociales de Gerona. Un juez dio el visto bueno.

Pero también tuvo palabras para los que fueron sus suegros, llegando a destacar episodios en los que estos le decían que Laia se había caído, pese a que sospechaba que esa no era la causa de las lesiones.

Drogas

Preguntada por si era consumidora de drogas, dado que los forenses hallaron en el cuerpo de la niña cocaína, cannabis, antidepresivos e hipnóticos, Vanesa M. P. lo negó. Dejó caer, según estas mismas fuentes, que el padre de Cristian L. V. estaba medicado y que igual podría relacionarse con ello.

Una versión de los hechos muy diferente a la que dio el otro sospechoso al titular del Juzgado de Instrucción número 12 de Zaragoza. También habló de miedo y temor, aunque en circunstancias muy diferentes. En su caso porque ella, supuestamente, le amenazaba con denunciarle por violencia machista si llevaba a las niñas al médico o si le reprochaba lo que hacía. Incluso llegó a afirmar que alguna noche se fue a dormir en un coche. Y que el castigo de colgar a la niña de una escarpia en la pared era una solución que él había ideado para no tener que pegar a Laia, tal y como le pedía Vanesa M. P.

Asimismo, describió varios episodios violentos como las patadas que daba a la menor o cuando la agarraba de los tobillos para ponerla boca bajo y agitarla en el aire. Cristian L. V. rechazó el consumo de drogas y destacó que su pareja sí fumaba porros de marihuana. Los análisis realizados a ambos dieron negativo.

El juez Alfonso Tello también citó a declarar, en calidad de testigos, a los padres de Cristian ante las acusaciones vertidas por la madre de Laia. Estos aseguraron que en ningún momento agredieron a la niña y que Vanesa M. P. «solo tenía ojos para el resto de sus hijos», en contra de la fallecida.

Paralelamente, el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón realizó una entrada y registro en la vivienda en la que ocurrieron los hechos,  en la calle Sánchez Arbos, para buscar estupefacientes