El vecino de Zaragoza que lleva un año acosando y amenazando a un abogado de la ciudad ha vuelto a hacerlo, pese a la orden de alejamiento y prohibición de comunicación que tiene vigente. La quebrantó una vez en el mes de diciembre lo que llevó a S. D. Z., de 37 años, a ingresar en la cárcel de manera de provisional, pero salió y ante la reciente reiteración a través de la red social Instagram el juez ha vuelto a firmar un auto de prisión.

La víctima de esta historia es el letrado zaragozano Marco Antonio Navarro, quien dijo basta a meses de recibir, día sí y día también, mensajes a su móvil y llamadas a su despacho que pudieran circunscribirse en el delito de acoso y en el de amenazas que marca el Código Penal.

S. D. Z. presenta, según informes forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), un «trastorno antisocial de la personalidad» con un cuadro de desarrollo «deliroide/delirante de perjuicio y persecución» por la Guardia Civil que padece el acusado y le aplicó la eximente incompleta de alteración psíquica. Junto a estos hechos, tiene pendiente responder por un delito de atentado contra agentes de la Policía Nacional en Zaragoza, ciudad en la que ahora reside. En su ficha policial hay otros delitos como lesiones, daños, desobediencia a la autoridad o contra la seguridad vial.

El origen fue que Marco Antonio Navarro, abogado del sindicato policial Jupol y de la asociación profesional de la Guardia Civil Jucil, ejerció de acusador particular contra este hombre por acosar y amenazar a miembros de la Guardia Civil del puesto de Utebo y de la Policía Local de la localidad zaragozana con los que estaba obsesionado. Consiguió sentarle en el banquillo y que S. D. Q. fuera condenado en el 2019, pero ahora todo se ha vuelto en su contra y el objetivo es él.

No es la primera vez a la que este abogado afronta unos hechos de estas características, ya que demandó a la Generalitat de Cataluña por no haber vacunado a agentes de la Guardia Civil y Policía Nacional y acabó recibiendo amenazas de muerte en las redes sociales