Un traficante de cocaína detenido por la Policía Nacional en Zaragoza, como adelantó este diario, llevaba un alto tren de vida gracias a sus actividades ilegales. El sospechoso, al que se han intervenido en total 1,7 kilos de cocaína, fue sometido a vigilancia antes de su arresto y los agentes comprobaron que conducía al menos ocho coches de gran cilindrada que eran de su propiedad, si bien él los había puesto a nombre de distintos testaferros con el fin de no llamar la atención.

El presunto traficante es uno de los dos ciudadanos de 30 y 31 años que han sido detenidos en la última operación contra el narcotráfico en Zaragoza llevada a cabo por agentes del Grupo I de Estupefacientes de la Udyco de la Brigada Regional de Policía Judicial de Zaragoza junto con el Grupo de Tráfico Minorista de Estupefacientes de la Comisaría Provincial de Zaragoza. En la misma se han incautado 1.700 gramos de cocaína, equivalentes a 6.800 dosis.

Dos narcopisos

Las investigaciones se iniciaron el pasado mes de abril cuando se tuvo conocimiento de que un dominicano afincado en Zaragoza estaba vendiendo cocaína en la capital aragonesa. Este individuo contaba con un narcopiso en el barrio Jesús en donde efectuaba la mayoría de las transacciones de estupefacientes con la ayuda de un compatriota que se encargaba de custodiar la mercancía y de la distribución al por menor de la cocaína.

Tras varios meses realizando estas actividades delictivas en el Barrio Jesús, los investigados cambiaron súbitamente de punto de venta trasladando su centro de negocio a un piso del  barrio de Miralbueno, donde continuaron trabajando de la misma manera.

Mientras, el principal investigado gozaba de un alto nivel de vida, frecuentando hoteles de lujo y haciendo viajes de placer, así como comprando y vendiendo vehículos de alta cilindrada. Fue así como fue observado conduciendo al menos ocho coches diferentes a lo largo de la investigación, todos ellos propiedad suya pero a nombre de distintos testaferros con el fin de ocultar su titularidad.

Escondrijo disimulado en un coche

Los agentes trabajaron en todo momento bajo la hipótesis de que este individuo era el máximo responsable y encargado del abastecimiento de cocaína, que adquiría a través de proveedores afincados en Madrid. La operación culminó al detectarse un nuevo viaje del encartado a Madrid. Fue interceptado mediante un operativo especial a su llegada a Zaragoza en el que se localizó también a su hombre de confianza en las proximidades mientras trataba de darle seguridad.

Tras una exhaustiva inspección del vehículo con el que venía, se halló detrás del cuentakilómetros, perfectamente oculto, un hueco o caleta en el que se halló un kilo de cocaína de gran pureza. Posteriormente, se realizó registro tanto en los domicilios de los detenidos, como en el narcopiso utilizado para la guarda y distribución de la droga.

Allí se incautaron otros 700 gramos de cocaína, 4.300 euros en efectivo, así como diversos efectos utilizados para la elaboración, adulteración y distribución de la sustancia estupefaciente, una pistola de aire comprimido, 5 teléfonos móviles y 2 patinetes eléctricos.

También se intervinieron tres vehículos, todos ellos utilizados para transportar grandes cantidades de cocaína y que contaban con caletas o huecos especialmente creados para transportar de forma oculta la droga. Los detenidos, fueron puestos a disposición del juzgado de instrucción en funciones de guardia, cuyo titular, después de oírlos en declaración, decretó su inmediato ingreso en prisión.