En febrero se cumplieron dos años. La Policía arrestaba a tres personas por maltratar a una niña de 10 meses en Murcia. Bajo sospecha, la mujer que cuidaba de la pequeña y dos allegados suyos: su novio y su padre. La investigación policial se inició porque la madre de la menor, llamada Vera, la llevó a una revisión porque le notó un bulto en el codo, y el pediatra vio que tenia cuatro fracturas en brazos y piernas. Resulta que la pequeña tenía otras dolencias, como epilepsia, retraso del desarrollo y encefalopatía epiléptica, y la madre, al dejarla a cargo de la cuidadora, le explicó todo esto.

La menor entraba y salía del hospital, con fracturas, hemorragias, hematomas y similares. Diagnóstico: síndrome del niño zarandeado. Se llama así cuando los menores presentan daños ocasionados por sacudidas violentas y peligrosas de forma repetida. La madre de la bebé denunció en comisaría y dijo al cuidado de quién se quedaba su hija. Las pesquisas policiales, las declaraciones de los facultativos y de la madre, así como los partes médicos, llevaron a los investigadores del Grupo de Menores (Grume) al arresto de tres personas. Pero la titular del Juzgado de Instrucción Nº 5 de Murcia los exonera de culpa, porque no sabe quién lesionó a la cría.

"Patente la gravedad de las lesiones, la existencia de indicios suficientes para continuar con la tramitación de la causa se troncaba al no poder individualizar el momento en el que habrían acontecido y consecuentemente a la persona del autor. No nos encontramos ante un supuesto de una riña tumultuaria donde sería imputable el resultado a los partícipes, aunque no se hubiera individualizado el acto concreto realizado por cada uno de ellos. En este caso, como expone la defensa de los investigados, se desconoce quién (de forma intencionada o imprudente) pudo lesionar a Vera y si contaba con la connivencia, colaboración o silencio de otros posibles partícipes", apunta la jueza en su auto.

Mención especial en el auto merece el padre de la cuidadora, José Rodrigo H. Y. En el momento de la detención, los policías le escuchaban decir la niña "estaba engendrada en pecado y que lo que sucedía era castigo divino". En sede policial, explicó "los hijos son un regalo celestial y los errores que nosotros cometemos los pagan nuestros hijos".

El auto de la jueza acuerda el archivo total de la causa y exculpa a los tres sospechosos, defendidos por Raúl Pardo-Geijo.