El conductor de autobús urbano de Zaragoza que cubre la línea 32 y que no dudó en encerrarse con cinco jóvenes que acababan de tirar al suelo a una anciana para robarle una cadena de oro volvería hacerlo «una y mil veces». De hecho, años atrás también retuvo a unos carteristas en la plaza San Miguel de la capital aragonesa. 

Este chófer perteneciente a la empresa Avanza, que gestiona el servicio de bus municipal, prefiere mantener el anonimato, si bien no declina explicar a EL PERIÓDICO qué es lo que hizo para que los ladrones no se pusieran nerviosos y arremetieran contra él o contra algún otro usuario del transporte público. «Fingí un roce con un coche que tenía delante y que estábamos haciendo los papeles y así retuve a los ladrones dentro de mi bus mientras llegaba la Policía», afirma este hombre que lleva una veintena de años recorriendo las calles de la ciudad a bordo del autobús urbano. 

Relata que había estacionado en una de las paradas de la avenida Cataluña y acababa de recoger a unos usuarios, cuando al ir a emprender la marcha vio por el retrovisor a un grupo de jóvenes que iban hacia él. «No arranqué, les abrí, subieron con aparente normalidad y pagaron», recuerda mientras señala que «la persona que de verdad fue clave» fue el dueño de ese vehículo que supuestamente estaba implicado en el siniestro. 

«Ese chico vio cómo habían actuado los delincuentes, cogió su coche y se puso delante del bus para que no retomara la marcha», señala a la vez que añade que este se bajó del vehículo, se acercó a su ventanilla y le explicó el robo mediante el procedimiento del tirón que acababa de presenciar y que los autores estaban dentro del autobús urbano. «Le dije que si estaba seguro de que era así yo llamaba al centro de gestión de mi empresa para que diera aviso al 091 y así fue todo», afirma. 

Y esperaron a que los agentes llegaran mostrando en todo momento tranquilidad para que los sospechosos no sospecharan nada y que no se revelaran en el interior. «Tenía que mantener la seguridad del resto de viajeros», asevera. Desconocía que dos de ellos llevaban consigo dos armas blancas que en ningún momento esgrimieron y que los agentes que intervinieron se las incautaron al igual que la joya. 

El conductor de la línea 32 solo espera que la mujer de 86 años que fue víctima del robo violento «haya recuperado lo que es suyo» y que los cinco detenidos «no vuelvan a las andadas y hayan aprendido la lección», aunque estén en libertad provisional tras así acordarlo el juez de guardia. 

Como adelantó EL PERIÓDICO, la colaboración ciudadana fue fundamental para que la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Jefatura Superior de Policía de Aragón detuviera a los cinco ladrones, de los cuales tres de ellos eran menores.