Las investigaciones policiales tratan de vincular los dos cadáveres aparecidos en Elche con una pareja que desapareció en extrañas circunstancias en la vecina localidad de Aspe en junio de 2019. De hecho, familiares de la mujer han acudido a la comisaría de la Policía Nacional de Elche para aportar detalles físicos de Elisabet Ramos Alonso que puedan ayudar a identificar su cadáver a falta de la prueba definitiva, que será el análisis del ADN. El cuerpo del hombre podría ser el de su pareja, un marroquí con nacionalidad española con antecedentes por delitos relacionados con el tráfico de drogas. Como ya adelantó ayer este diario, la jueza de Instrucción número 1 de Elche investiga, junto con la Policía Nacional, el asesinato de una pareja cuyos cuerpos sin vida fueron encontrados enterrados el pasado domingo en una zona deshabitada de las afueras de Elche, en el Barranco del Grifo. Se trata de un hombre y de una mujer cuyas identidades aún no han podido ser averiguadas y que tienen señales claras de haber sido asesinados. En el caso del hombre, hay además evidencia de torturas. En principio, la hipótesis principal es que se trataría de un doble asesinato por un ajuste de cuentas relacionado con ambientes delincuenciales y que el doble crimen se cometió hace aproximadamente unos tres años, según una primera estimación.

Fue un vecino quien, durante un paseo por el campo, se topó con lo que parecía un cráneo humano y cerca vio algunos restos óseos más, por lo que dio aviso a la Policía Local de Elche. La primera patrulla que llegó confirmó que aparentaban ser huesos humanos, lo que puso en marcha el protocolo de posibles muertes violentas, con el aviso a la Policía Nacional y a la jueza de guardia, así como al forense.

Según el primer examen de los cuerpos realizados por el forense en el lugar del desenterramiento, se trata de una mujer de una altura aproximada de 1,60 metros y unos 30 años de edad y de un hombre de alrededor de 1,80, posiblemente de menos de 40 años. Edades y alturas que también coinciden con los desaparecidos de Aspe. Los dos estaban enterrados uno encima del otro, con la mujer en la parte más profunda. Precisamente la altura de ambos coincide con la pareja desaparecida en Aspe en junio de 2019. En concreto, y a la espera de que los forenses puedan completar el estudio químico, antropológico y toxicológico de los restos cadavéricos encontrados, la estimación inicial es que el doble crimen pudo producirse en un período de entre dos años y medio y tres, es decir, entre principios de 2019 y el verano de ese mismo año. Una fecha que coincide con el momento de la desaparición de la pareja de Aspe.

Ambos estaban esposados, él a la espalda

Ambos tenían las manos inmovilizadas con sendos juegos de grilletes, si bien la mujer estaba esposada por delante, mientras que al hombre le habían colocado las argollas por la espalda, que restringe mucho más la movilidad, lo que supone que quienes cometieron el doble crimen se aseguraron más en el caso del hombre porque tendría más opciones físicas de resistirse.

A los dos les habían cubierto los ojos y la boca con cinta americana y, además, el hombre tiene señales de fracturas tanto en la mandíbula como en otros huesos faciales, por lo que es obvio que fue torturado, o bien para obtener de él algún tipo de información o bien como sistema de 'venganza'.

Dado que el hallazgo se produjo cerca de las tres de la tarde del domingo, los responsables de la Comisaría Provincial de Alicante decidieron posponer para el lunes la extracción completa de los cadáveres y contar, para esa labor, con el equipo de inspecciones oculares de la Comisaría General de Policía Científica, desplazados ayer desde Madrid a Elche para realizar las exhumaciones con todas las garantías para localizar posibles vestigios de los autores que permitan llegar hasta los criminales e identificar a las víctimas.

Los forenses deberán ahora realizar un estudio completo de ambos cadáveres para detectar todas las posibles señales de tortura y las causas de ambas muertes. Una de las tesis, que deberá confirmar el estudio necrológico, es que la mujer muriese asfixiada, ya que la cinta americana le obturaba por completo la nariz y la boca.

Identificación a través de ADN

Además, se les extraerán muestras de ADN a ambos cuerpos para tratar de identificarlos por esa vía, para lo cual sus perfiles genéticos tendrían que estar previamente introducidos en la base policial de datos biológicos, algo que solo sucedería si hubiesen sido detenidos con anterioridad o su marcador genético hubiese sido obtenido a partir de alguna muestra aislada en un escenario criminal. Así mismo, se introducirá en la base de personas desaparecidas y restos humanos (PDyRH), para ver si existe alguna coincidencia con el ADN de alguna persona cuya ausencia haya sido denunciada.

Además, la policía cuenta con algunos objetos personales de al menos una de las dos víctimas que ayudarán en su identificación. El primer paso, ya iniciado por los agentes del Grupo de Delincuencia Violenta (UDEV) de la comisaría de Elche, es obviamente cribar denuncias por desaparición no solo en el área más próxima a Elche y en el resto de la provincia alicantina, sino también en València, Murcia y Albacete, desde donde se iría ampliando al resto del territorio nacional si no se obtienen datos compatibles con la investigación.