"De rodillas le suplicaba que me dejara irme, pero me cuando intentaba levantarme me volvía a coger del pelo y me tiraba al suelo para seguir violándome", relata todavía con miedo, al recordar la pesadilla vivida, la mujer agredida sexualmente durante horas en una caseta de Picassent en septiembre de 2020. "Tú de aquí no te vas hasta que yo lo diga", le contestaba su agresor, juzgado ayer en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de València.

El Ministerio Fiscal solicita para él una pena de 22 años de prisión por un delito continuado de agresión sexual con acceso carnal, con carácter degradante o vejatorio, en concurso medial con el delito de detención ilegal, con la agravante de discriminación por razón de género, y dos delitos de lesiones, tanto por las causadas a su víctima como al conductor que la rescató cuando ésta trataba de escapar de su captor, tal y como informó en su día Levante-EMV, diario perteneciente al mismo grupo editorial que este medio.

Detrás de un biombo para no ver de nuevo el rostro del hombre que durante casi cuatro horas la sometió presuntamente a todo tipo de agresiones sexuales, la víctima, de 57 años, describió ayer con detalle ante el tribunal la violencia que ejerció sobre ella el acusado, tras engañarla para que fueran a tomarse unas copas a una caseta de Picassent, donde éste vivía con su tío. Según explicó, la tarde del 30 de septiembre de 2020 ambos coincidieron en un bar de Carlet. "Confié en él porque desde que lo conocí en junio había sido educado conmigo", explicó la agredida sobre los motivos por los que aceptó la invitación de su amigo –niega que hubieran mantenido una relación de pareja– cuando éste le dijo que tenía cuatro botellas de champán y que podían seguir la fiesta en su caseta.

Sin embargo, una vez en la casa, y tras asegurarse que no iba a estar su familiar, el procesado cerró la puerta con llave y comenzó a ponerse violento diciéndole: "Te voy a follar por el culo". Cuando la mujer le pidió marcharse de allí, dejándole bien claro que no quería tener sexo con él, éste la sujetó y la tiró sobre un colchón. "Me rompió la ropa, la camisa, las bragas, ..., yo trataba de defenderme como podía, le empujaba con las piernas para que no entrara", relataba con dolor todavía en sus palabras.

Aunque no eran pareja, la fiscal mantiene la agravante de género por el desprecio, dominación y humillación hacia la víctima por el mero hecho de ser mujer

"Él me pegaba patadas, me decía que era una hija de puta, que parecía una leona luchando", recuerda la víctima. "Durante cuatro horas me violó todo lo que quiso mientras le suplicaba que me soltara". Finalmente la mujer consiguió que le abriera la puerta al pedirle salir para orinar, porque no había baño en la caseta. "Me vestí rápidamente y en descuido, en cuanto abrió, salí corriendo", explicó la agredida.

Su agresor salió tras ella desnudo y descalzo y logró alcanzarla. "Me cogió del pelo y me llevaba de vuelta arrastrándome", recuerda hasta que por fortuna pasó por allí una pareja en un coche. Gracias a la intervención de estos testigos, que también declararon ayer en el juicio, la mujer logró ponerse a salvo.

El hombre que la socorrió recuerda que al pasar con su coche, en el que iba acompañado de su novia, vio a una persona desnuda cogiendo a una mujer con la ropa rota y llena de sangre. Inmediatamente dio marcha atrás y bajó del vehículo para socorrerla. En el forcejeo con su presunto agresor resultó herido leve en una mano, de ahí que la Fiscalía también acuse de estas lesiones al presunto violador. Su novia ayudó a la mujer a subir al coche y la trasladaron al cuartel de la Guardia Civil. Agentes de la Benemérita de Picassent localizaron al acusado todavía desnudo escondido bajo una manta y unos escombros en la citada caseta donde sometió a su víctima, quien presentaba entre otras lesiones desviación del tabique nasal por los golpes recibidos.

Alfonso I. S., quien inicialmente iba a aceptar un acuerdo de conformidad para ver reducida su pena, se limitó a negar los hechos y no quiso responder a ninguna pregunta, ni siquiera a su propia defensa. Aunque no eran pareja, la fiscal mantuvo la agravante de género por el desprecio, dominación y humillación que tuvo con su víctima por el mero hecho de ser mujer.

Ante la violencia machista, 016

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