La Policía Nacional detuvo el sábado a cuatro hinchas radicales del Atlético de Madrid por agredir violentamente a un camarero y causar altercados en la plaza de Toros de Las Ventas, ha informado a Europa Press un portavoz de la Jefatura Superior de la Policía de Madrid.

Los arrestados son cuatro detenidos de entre 20 y 30 años que junto a otros amigos acudieron por la tarde a la corrida de la Prensa que se celebraba ese día en el coso madrileño. Allí ya comenzaron a liarla cuando empezaron a cantar lemas a favor de su equipo, sin respetar los tiempos de la lidia, por lo que fueron amonestados por varios aficionados taurinos.

Tras la corrida, acudieron sobre las 20:30 horas al bar Casa García, situado en la calle de Pedro Heredia número 30. Allí estuvieron bebiendo en la puerta del local y entraron a comprar alcohol. Hacia las 21.30 horas pasó una mendiga pidiendo limosna, y uno de los jóvenes le echó cerveza en el vaso de las monedas, según los empleados del bar, ha detallado el diario 'El Mundo'.

Entonces fue cuando varios de los camareros les llamaron la atención, pues además estaban realizando gritos a favor del Liverpool mientras varios aficionados esperaban para ver la final de la Champions. Los agresores reaccionaron tirando vasos y botellas a uno de los camareros, un chico español de 26 años, que resultó herido en el ojo. Hasta el lugar acudieron los sanitarios del Samur-Protección, que le atendieron y le evacuaron al hospital con pronóstico reservado.

Agentes de la Policía Nacional y Municipal también fueron avisados y sobre las 22:20 horas lograron detener en el distrito de Puente de Vallecas a cuatro de los implicados, de 20, 22, 25 y 30 años de edad.

Otros bares de la zona de las Ventas también denunciaron que estos jóvenes agresivos habían pasado también por allí provocando altercados. Ese fue el caso de El Ruedo, situado en la calle Almería, donde agredieron a un camarero por no servirle más bebidas y cerrar el bar.

En el cercano bar el César, ya por la noche amigos de los detenidos intentaron llevarse del local una cabeza de toro disecada. También tuvieron que cerrar las puertas del bar cuando comenzaron a pegarse entre ellos y a arrojarse vasos de cristal.