Tráfico de personas

Cae una red transnacional de tráfico de inmigrantes paquistanís con sede en Aragón

Formaban parte de una red, de la que han detenido a quince miembros / La Policía Nacional ha interceptado un camión en el que viajaban hacinadas 77 personas -cuatro menores de edad- en condiciones infrahumanas y con grave riesgo para su vida

Desarticulada una red criminal transnacional que introducía irregularmente en la UE migrantes.

L. M. G.

Zaragoza

Sin espacio para poder respirar y menos aún para cubrir las necesidades biológicas del cuerpo humano. Así viajaron en el interior de camiones, durante meses, más de 400 paquistanís que vieron en la oferta de una organización criminal la única opción de poder entrar en la Unión Europea, aunque fuera en condiciones infrahumanas y de manera ilegal. La Policía Nacional detuvo a 15 personas, ocho de ellas en Aragón, donde se había establecido una de estas agencias de viaje ilegales. La red criminal transnacional llegó a cobrar a algunos inmigrantes hasta 20.000 euros. 

La investigación dio comienzo con la detención en la República de Eslovenia de un ciudadano español que circulaba con un camión en el que transportaba 53 inmigrantes de origen paquistaní en situación irregular. Las pesquisas llevadas a cabo durante más de nueve meses revelaron la existencia de una organización criminal transnacional con presencia en Pakistán, Grecia, Bosnia, Croacia, Eslovenia, Francia, Italia y España –donde se encontraba la subestructura más numerosa- dedicada a la ejecución material de las operaciones de tráfico de personas a bordo de camiones.

La Policía Nacional considera que la red desarticulada es «una de las más destacadas y activas dedicadas al tráfico de personas de origen paquistaní». En coordinación con los traficantes ubicados en el punto de origen, estaba especializada en la organización, planificación y ejecución del último trayecto del periplo migratorio de las víctimas hacia un país europeo, utilizando para ello la ruta conocida como de los Balcanes. 

Los inmigrantes, una vez alcanzado el campo de refugiados situado en la localidad bosnia de Bihac, eran guiados por pasadores de la organización para cruzar a pie las montañas que separan Bosnia de Croacia, y desde allí eran trasladados en las cajas de camiones de apenas ocho metros cuadrados -que llegaban desde territorio español y eran alquiladas- hasta la frontera con Eslovenia.

Para poder sortear ese control fronterizo los paquistanís bajaban de los camiones y cruzaban a pie por lugares donde no eran detectados. Ya en territorio esloveno volvían a montar en los vehículos para seguir hasta Italia.

Posteriormente, desde Italia, los inmigrantes eran trasladados, por distintos medios, al país de destino final dentro de la Unión Europea, en movimientos interiores secundarios. Dentro de esos destinos finales destacan España y Alemania.

Los conductores de los camiones contaban con el apoyo de otros miembros de la organización provenientes del mundo del tráfico de drogas quienes, a bordo de coches lanzadera, alertaban a estos de los eventuales controles policiales y les facilitaba una ruta alternativa. Una práctica habitual en las caravanas de tráfico de drogas. 

Fruto de la investigación pudieron frustar un viaje en el que en un espacio de ocho metros cuadrados en la caja del camión iban 77 paquistanís, tres de ellos menores. Se habían visto obligados a hacer varios agujeros en el techo para poder respirar. 

La organización criminal cobraba a cada inmigrante 3.000 euros si el trayecto pactado era Bosnia-Eslovenia, o entre 5.000 y 8.000 euros en el caso de la ruta Bosnia-Italia, debiendo abonar nuevas cantidades para continuar su periplo hacia los otros países de destino. Así, el coste total del viaje desde Pakistán hasta el destino final en Europa podía oscilar entre 12.000 y 20.000 euros. El líder de la trama cayó en Bosnia. 

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