Robos de móviles en las fiestas de Aragón: ¿Qué pasa después con ellos?

A pesar de la bajada en el número de denuncias por hurtos de teléfonos en las fiestas de San Lorenzo, el robo de estos dispositivos sigue siendo un problema difícil de solventar

Móviles robados en las fiestas de San Lorenzo

Móviles robados en las fiestas de San Lorenzo / Guardia Civil

Zaragoza

El hurto de móviles es algo que se ha vuelto muy cotidiano y que crece exponencialmente en las fiestas. En las aglomeraciones se suele perder la conciencia y la preocupación por las pertenencias y ahí es cuando los ladrones aprovechan para robar los dispositivos.

Las últimas fiestas de San Lorenzo en Huesca han dejado una buena noticia: «Este año ha habido bastante menos denuncias de robos de teléfonos que el pasado, casi menos de la mitad, aunque faltan por llegar a posteriori», cuenta Eduardo Amador secretario general de la Comisaría de Huesca. En estas fiestas se detuvo a una banda que se dedicaba a sustraer aparatos tecnológicos y se han recuperado entre 40 y 50 dispositivos.

Eduardo Amador afirma que «los delincuentes suelen ser itinerantes», es decir, que van de una localidad a otra en función de dónde son las celebraciones y que muchas veces «no saben qué van a robar, simplemente van a ver qué consiguen esa noche».

Suelen robar los móviles para venderlos posteriormente en otros países aunque el secretario general no descarta que «otras veces se venden las piezas por separado, especialmente de algunos modelos, cuyos recambios pueden llegar a ser caros». Por lo general, los países donde acaban destinados la gran mayoría de dispositivos robados en España son de África, pero también pueden acabar en mercados de Asia.

«La gran mayoría son grupos organizados. Unos roban, otros lo guardan y luego ya están los que lo llevan a otro país y los que los venden. Es muy habitual que estén muy bien estructurados», explica Eduardo Amador. Aun así, según el secretario general de la Comisaría de Huesca, conseguir saber más sobre ellos es algo complicado: «Una vez los atrapamos no suelen declarar. Sabemos que trabajan juntos, que comparten nacionalidad, pero no cuentan ni podemos sacar más información».

Sin opciones de vuelta

Con los propios móviles suele pasar algo parecido. Una vez son robados es muy difícil recuperarlos. «Aunque existen excepciones, y si hay buena comunicación se pueden buscar a los ladrones al ser itinerantes, lo normal es que, o se les pilla llevando a cabo el propio acto de robar, o localizando dónde los guardan, ya que, sino es muy probable que se pierda del todo la pista», confiesa Amador.

Además, los delincuentes apagan los dispositivos para que no se pueda localizar la ubicación y si hace falta a veces quitan la tarjeta SIM o la batería. «Muchas veces llevan las herramientas necesarias para poder quitar lo que haga falta», afirma.

Es importante destacar, que el móvil no lo suelen utilizar para obtener información y datos de la persona a la que lo han sustraído. «Habitualmente, lo único que quieren es llevárselo, formatearlo y dejarlo como nuevo para venderlo. No sacan ningún dato y por ejemplo, en muchos casos, los datos más sensibles como los bancarios están protegidos por las propias aplicaciones de las entidades bancarias», tranquiliza el Policía Nacional.

En cuanto, a la forma de actuar, Amador alerta de que «no son violentos, buscan el descuido, no quieren el enfrentamiento ni que se les identifique, buscan que la víctima no se dé cuenta». De ahí que las fiestas suelan ser el momento idóneo, entre la multitud y los distintos elementos que pueden afectar a la percepción de las personas les resulta más fácil robar y pasar desapercibidos.

«Los adolescentes y la gente joven suelen ser las principales víctimas, pero también actúan según las circunstancias. Si ven a alguien perjudicado por el alcohol o descansando en la calle apartado también intentarán robarle», advierte. Al ser verano es habitual que se lleve menos ropa y más corta por lo que no se suelen guardar correctamente los móviles. «Siempre hay que ser consciente de dónde lo tenemos, no perderlo de vista y mantenerlo pegado al cuerpo», prosigue el Policía Nacional. Tampoco es recomendable llevarlo en bolsos, bolsas o riñoneras.

Para evitar que el hurto suceda, Amador aconseja «no llevarlo expuesto, si puede ser guardarlo en un bolsillo del pantalón delantero o cualquiera que se pueda cerrar» y desaconseja utilizar las cuerdas que se unen en una bolsita de plástico para meter el teléfono que últimamente se han puesto de moda porque «solamente tiene que cortar la cuerda y se pueden hacer con el dispositivo fácilmente».

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