La Policía detiene en Zaragoza otra vez a dos mujeres por aprovecharse de personas mayores para robarles

Agentes de la Jefatura Superior de Policía de Aragón detuvieron el pasado viernes 8 de febrero a dos mujeres de 21 y 27 años como presuntas responsables de tres delitos de hurto y un delito de agresión sexual.

La operación denominada Ninfa 3 es la continuación de una investigación llevada a cabo por el Grupo de Delincuencia Itinerante con motivo de una serie de hurtos llevados a cabo por estas mujeres, no solo en Zaragoza, sino en varias ciudades españolas. Se aprovecha  de personas muy vulnerables, hombres y mujeres de avanzada edad, para sustraerles dinero y joyas de forma rápida y eficaz.

La investigación se reactivó el pasado 23 de enero, cuando un hombre denunció haber sufrido tocamientos no consentidos tras ser abordado en el centro de Zaragoza. La mujer le habría propuesto servicios sexuales a cambio de dinero, pero al negarse, comenzó a realizarle tocamientos sexuales no consentidos, con el claro objetivo de distraerlo para sustraer sus pertenencias con mayor facilidad, varias joyas de oro y dinero en efectivo, superando el valor de 2500 euros.

En este caso, la víctima decidió denunciar tras reconocer a la sospechosa en un vídeo policial emitido en los medios de comunicación con motivo de la última detención de una de ellas el pasado mes de enero.

El pasado fin de semana, esta mujer regresó a Zaragoza en compañía de otra para seguir cometiendo hurtos, concretamente a dos mujeres de avanzada edad en sus propias viviendas mediante el método del vaso del agua y falsos asistentas sociales, apoderándose de casi 3000 euros en joyas.

Las detenidas, que siguen sumando antecedentes policiales por estos hechos, pasaron a disposición del Juzgado de Instrucción en funciones de guardia el pasado sábado, quedando en libertad con cargos.

Dos modus operandi

El hurto amoroso o cariñoso es una modalidad que tiene como principales víctimas a personas de avanzada edad y suele cometerse en la vía pública, aunque en muchas ocasiones llegan incluso a entrar en los propios domicilios. Las autoras, generalmente mujeres jóvenes, se acercan a las víctimas utilizando diversas estrategias de distracción para ganarse su confianza y reducir su nivel de alerta.

El engaño puede llevarse a cabo de diferentes maneras: contacto físico excesivo, como abrazos o caricias inesperadas; exhibición de afecto desmesurada o injustificada, con el pretexto de un supuesto agradecimiento o reencuentro; conversaciones engañosas para despistar a la víctima; u ofrecimiento de favores de índole sexual, con la intención de desorientar aún más a la víctima e incluso para poder acceder al domicilio.

Por otro lado, el modus operandi del hurto del vaso del agua o falsos asistentes es una técnica que utilizan los delincuentes para acceder al domicilio de personas mayores y sustraer sus pertenencias sin levantar sospechas.

Primero seleccionan a personas de avanzada edad que viven solas, ya que es menos probable que puedan reaccionar rápidamente o sospechar el engaño. Una de ellas toca al timbre y con actitud muy amable se hace pasar por trabajadora de los servicios sociales, personal sanitario o empleada de empresas de suministros, alegando que está haciendo inspecciones o revisiones. En otras ocasiones, simplemente le piden un vaso de agua o solicita utilizar el baño, ganándose la confianza del residente.

Mientras la víctima se distrae buscando agua o reuniendo documentos para esa supuesta inspección, una segunda persona entra en casa sin ser vista y recorre las habitaciones en busca de dinero, joyas y objetos de valor. Una vez conseguido el botín, abandonan el domicilio con rapidez, a menudo sin que la víctima se dé cuenta del robo hasta horas después.