La furia de un joven de Cadrete puede llevarle a prisión hasta 2036

Jucil solicita hasta once años de cárcel porque intentó clavarle un cuchillo a un guardia civil

Imagen de archivo de la localidad zaragozana de Cadrete, donde tuvieron lugar los hechos.

Imagen de archivo de la localidad zaragozana de Cadrete, donde tuvieron lugar los hechos. / JAVIER CEBOLLADA | EFE

Zaragoza

La furia de un joven de Cadrete –E. N. A . (Uruguay, 1998)– contra su madre y su padrastro obligó a intervenir a la Guardia Civil el 4 de junio de 2024 después de que un vecino diera la voz de alarma al escuchar gritos de auxilio en el interior de una vivienda ubicada en la calle José Oto. A la llegada de los agentes, los progenitores ya se encontraban a las afueras del piso tras haberse encerrado previamente en el cuarto de baño, si bien el vástago todavía se encontraba bastante alterado en el domicilio. Y, al entrar allí, el joven uruguayo no cesó en su agresividad e incluso se armó con un cuchillo de 17 centímetros de hoja para abalanzarse contra uno de los agentes e intentar clavárselo en el cuello. Por todo ello se enfrenta ahora a penas que en su conjunto suman hasta once años de cárcel.

Así se desprende del escrito de acusación formulado por la acusación particular a cargo del abogado Marco Antonio Navarro, en representación de la asociación Jucil, pues considera que los hechos son constitutivos de un delito de homicidio en grado de tentativa (8 años de prisión) y de un delito de atentado a agente de la autoridad (3 años). El ministerio fiscal, por su parte, solicita cuatro años de cárcel por el delito de atentado y un año y nueve meses por un delito de amenazas para el procesado defendido por Carmen Sánchez Herrero y Luis Ángel Marcén.

Más de media hora tuvieron que estar dialogando los agentes con E. N. A. para que depusiera su actitud mientras el joven continuaba empuñando el arma contra ellos. Según consta en el escrito de acusación, el acusado «manifiesta que le disparen, ya que lo quiere es morir, pero a alguno se iba a llevar por delante aunque lo sentía por los hijos que tuvieran los agentes». «Ambos temieron tanto por su seguridad como por su integridad física a pesar de no presentar lesiones físicas por lo ocurrido», prosigue. 

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