Un juez de Zaragoza prohíbe a un carterista acercarse al tranvía

El ladrón reconoce el hurto de varios móviles y ahora tiene prohibido acceder al transporte público

Así robaban móviles, carteras y otros objetos en el tranvía de Zaragoza a través del método de la muleta

Zaragoza

Los carteristas siembran de forma sigilosa una sensación de inseguridad en el transporte público que obliga a activar los cinco sentidos entre los pasajeros que se encuentran a bordo de autobuses y de tranvías. Un pequeño despiste puede provocar la sustracción de un teléfono móvil, tal y como sucedió en Zaragoza entre finales de febrero y principios de marzo del año pasado cuando una pareja de varones originarios de Europa del Este se apoderaron de varios Iphone en el tranvía. Y quizás la pena de prisión sea el castigo que menos les atormente para volver luego a las andadas, aunque desde ayer uno de los ladrones -Marius G. C. (Moldavia, 1975)- lo tiene más difícil al reconocer este viernes los hechos ante el Juzgado de lo Penal número 2 de Zaragoza y aceptar la imposición de una orden de alejamiento con respecto a todos los tranvías de la capital aragonesa.

Así se desprende del acuerdo suscrito entre el ministerio fiscal y su abogada defensora, la letrada Leyre Casañal, y que también recoge una pena de un año de cárcel por un delito continuado de hurto y el pago de unos 1.300 euros de indemnización al tratarse del importe en el que están tasados los efectos sustraídos. Su compañero de fatigas, Petru I. H., se ausentó de su cita con la Justicia y sobre él pesa ahora una orden de búsqueda y de detención. Inicialmente, la Fiscalía solicitaba para ambos una pena de un año y seis meses de prisión y la causa la ha dirigido el Juzgado de Instrucción número 4 de Zaragoza.

Según consta en el escrito de acusación del ministerio público, Marius G. C. y Petru I. H. también trasladaron su actividad delictiva a otros espacios públicos de Zaragoza como la zona de Urgencias de dos centros hospitalarios y una tienda de ropa del centro comercial Aragonia. De una ambulancia sustrajeron una cartera con la que luego pagaron seis boletos de la ONCE y al conductor de otra ambulancia le robaron un móvil al aprovechar que estaba montando una rampa para facilitar la bajada a un paciente. En el comercio de Aragonia se llevaron el móvil de la empleada del establecimiento que se encontraba sobre el mostrador.

El hurto al descuido

En todos sus golpes, los dos ladrones recurrieron al mismo modus operandi, el hurto al descuido mediante el uso de la muleta. O lo que es lo mismo: la utilización de prendas de ropa para ocultar la mano y sustraer los objetos del interior de los bolsillos o de los bolsos de sus víctimas. Por ejemplo, si Marius G. C. se hacía con el móvil, Petrus I. H. lo recibía de inmediato y abandonaba rápidamente el lugar para darle una salida rápida en el mercado negro.

A pesar de su brevedad, la vista de conformidad no estuvo exenta de imprevistos después de que el mismo Marius G. C. admitiera el viernes que en estos momentos está contagiado de tuberculosis. Por eso desde el juzgado se le facilitó una mascarilla para evitar el contagio de los presentes en la sala, entre ellos, el juez, el fiscal, su propia abogada y los funcionarios del juzgado.

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